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FERIA DEL LIBRO 1977

Libros de teatro: de Arrabal a García Calvo

Los mínimos títulos de teatro que se presentan en la Feria del Libro reflejan la ausencia editorial y de lectores de literatura dramática. Está muy extendida la creencia de la dificultad que supone la lectura de textos teatrales lo, que significa fomentar el desprecio crónico por el hecho teatral.

Una forma de asegurar la publicación de las obras es tener el éxito previo en los escenarios. Así ocurre con los dramaturgos que han ocupado las dos últimas temporadas, como Francisco Nieva, Antonio Buero Vallejo, Shakespeare-Hormigón, Rafael Alberti, Jaime -Salom, Antonio Gala, José Martín Recuerda y Fernando Arrabal.El caso de Arrabal ha yugulado las estrechas expresiones del teatro español. Su urgente recuperación tiene ya presencia continua en los escenarios y con la misma prisa llega al libro. Cuando Planeta anuncia su Teatro completo, que ocupa varios volúmenes en la edición francesa, se adelanta Cátedra con Pic-nic, El triciclo y El laberinto, en edición de Angel Berenguer, que tiene previsto publicar también El arquitecto y el emperador de Asiría. La revista Pipirijaina en su colección de textos acaba de sacar' La balada del trenfantasma (o En la cuerda floja). En la época del maldito Arrabal, una colección de Taurus, dirigida por José M onleón, se atrevió a publicar, con algunas censuras, El ' cementerio de automóviles, Los dos verdugos y Ciugrena.

Un catedrático que no sube a escena y los críticos temen definirse, ante su teatro es Agustín García Calvo. El lector ya conoce sus obras parafilosóficas. La Gaya Ciencia publicó Feniz o la manceba de su padre y ahora Akal vuelve con otro texto teatral: Iliu Persis. Tragicomedia musical en una noche.

Una editorial que persigue y sitúa buenos textos es Cuadernos para el Diálogo, cuyos libros'de teatro dirigen Alvaro del Amo y Miguel Bilbatúa. Entre los últimos. títulos publicados figuran La otra casa, de Heriry James; Almas muertas, de Arthur Adamov; Farsas y autos para títeres, de Eduardo Blanco Amor; y Teatro de agitación política (1933-1939), que incluye piezas de Alberti, Bleiberg, Dieste, Miguel Hernández y María Teresa León.

Desaparecidas las revistas especializadas Primer Acto y Yorick, se mantiene PípirUaina, dirigida, por Moisés Pérez Coterillo, que junto al número normal publica separatas de textos, con análisis y estudios del autor y obra. En su nueva etapa han aparecido cuatro títulos: La sangre y la ceniza, de Alfonso Sastre; i Laxantepara todos!, de Angel 6arcía Pintado; Preguntas y respuestas sobre la vida y muerte de Francisco Layret, abogado de los obreros de Cataluña, de María Aurelia Capmany y Xavier Romeu, en edición bilingüe, y La balada del trenfantasma, de Fernando Arrabal.La colección teatro de Escelicer se acerca a los ochocientos números, todo un repertorio del teatro universal en pequeño formato, que acaba de publicar El tornillo, de Manuel Múñoz Hidalgo, de próximo estreno. Otra obra que se publica antes de su estreno es El hom -bre y la mosca, de José Ruibal, en Fundarnentos, con estudios inéditos de Miguel Romero Esteo, Angel Berenguer y Fernando Lázaro Carreter.

Aguilar sigue con los clásicos en cuidadas ediciones. Tres obras deteatro, de Ramón María del Valle Inclán, comprende Divinas palabras, Romance de lobos y Luces de. bohemia. Otra editorial que no descuida el teatro en Espasa Calpe. -En Selecciones Austral han publicado La doble historia del doctor Valmy y Mito, de Antonio Buero Vallejo. En la Colección Austral se han incluido obras- de Alejandro Casona (La sirena varada, Los árboles mueren de pie); de Jaime Salom (La playa vacía, Tiempo de espadas) y Jacinto Grau (El señor de Pigmalión, El burlador que no se burla).

En la lenta colección Voz-Imagen, de Aymá,'se ha incluido El adefesio, de Rafael Alberti, con textos,de José Monleón y José Luis Alonso. La editorial Helios inicia su Ambito de Teatro con Edicto de gracia, de José María Camps. con p 1 rólogo de Buero Vallejo.

Algunas colecciones populares siguen el tema teatral. Junto a Autores como Lope de Vega o Racine, Bruguera acaba de publicar Años difíciles. Tres testimonios del teatro español contemporáneo, con un prólogo de Ricard Salvat, que incluye Madrugada, de Antonio Buero Vallejo; La pechuga de la sardina, de Lauro Olmo, y Los buenos días perdidos, de Antonio Gala. Editorial Zero saca Crap,fábrica de municiones, de Jerónimo López Mozo.

En pocos casos se da la edición simultánea de la misma obra. Esto ha ocurrido con Ubu Rey, de Alfred Jarry, publicada por Júcar y por Star Books. Frente a la difusión de las obras de José Martín Recuerda, como Las arrecogías del beatario de Santa María Egipcíaca y Las salvajes en Puente San Gil, que en edición de Francisco Ruiz Ramón publica Cátedra, otras editoriales realizan una labor más silenciadacomo Eliberis, que publica Urbano Grandier, de Manuel de Pinedo. Un libro singular es Teatro, de Ignacio Sánchez Mejías (Ediciones del Centro).

Fuera de los textos específicos de obras, han aparecido estudios sobre diversos aspectos del teatro: La Barraca. Teatro, universitario, de Luis Sáenz de la Calzada (Revista de Occidente); La mujer vestida de hombre en el teatro español, de Carmen Bravo-Villasante (Sociedad Española de L.ibrería); El mundo de Arlequín, de Allardyce Nicoll (Barral); Producción significante y puesta en escena, de Gianfranco Bettetini (Gustavo Gil).

El teatro también participa de la revisión crítica de la cultura, anal¡zado por Ricardo Domenech, en El exilio español de 1939 (Taurus); José Monleón, en La cultura bajo el franquismo (Ediciones de Bolsillo) y el Equipo Reseña, en La cultura española durante elfranquismo.

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