Apoyo general en Inglaterra para la renovación, del pacto social
La necesidad de la renovación del contrato social que une al Gobierno laborista con los sindicatos británicos está siendo apoyada con argumentos políticos y económicos desde diferentes sectores. El Instituto Nacional de Investigación Económica y Social, la entidad más prestigiosa en esos terrenos en el Reino Unido, ha publicado un informe en el que asegura que sin aquella forma de control salarial, el futuro de la economía británica sería desastroso.
Los líderes más moderados de los sindicatos señalan los peligros políticos; que entrañaría un rechazo del contrato social, cuya tercera fase se renegocia ahora. En los últimos días, uno de los principales sindicatos británicos, el que agrupa a los trabajadores municipales, ha puesto énfasis en el desastre que supondría para el laborismo el final de este compromiso.Desde otro punto de vista, el grupo de trabajo del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha visitado estos días el Reino Unido para estudiar la situación de la economía británica después del préstamo que el FMI concedió a este país a finales de enero, ha expresado su optimismo con respecto a los indicadores actuales, pero ha advertido al ministro británico de Hacienda que los efectos de la ayuda internacional dejarían de ser positivos si no se consigue alguna forma de control salarial.
El Fondo Monetario cree que en las presentes circuntancias el índice de crecimiento de la economía británica podría llegar al nivel que el Instituto Nacional de Investigación Económica predice. En todo caso, el 1,5% de crecimiento del que se habla depende de la capacidad negociadora del Gobierno con los sindicatos y de su eficacia en reducir la inflación a una cifra singular durante la segunda parte de 1978.
La Administración británica, que se enfrenta ahora con una inflación del 16%, no parece abrigar dudas acerca de la aceptación sindical de una renovación del contrato social. Los Trade Unions han perdido parte de su poder de regateo en estos momentos porque aquellas perspectivas les han dado de nuevo el papel de salvadores de la economía británica. Los sacrificios salariales no se los piden ahora los ministros laboristas, a los que deben una lealtad tradicional, sino entidades neutrales.
Uno de los factores que aún hacen dudar a los sindicatos sobre la aceptación de la tercera fase del contrato social es la escasa capacidad que muestra el Gobierno para obligar a la industria a invertir. Una de las condiciones de la aprobación del contrato social se refiere a la creación de empleo. La falta de una inversión fuerte mantiene el nivel de desempleo en una cifra cercana al 6%.
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