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Escepticismo ante el plan de acción del Gobierno francés

El Gobierno francés, con el presidente Valery Giscard d'Estaing al frente, terminó ayer un «seminario de reflexión» de dos días en el castillo de Rambouillet, cerca de París, destinado a preparar el «plan de acción» que definirá la política oficial hasta las legislativas de 1978. La economía, la política extranjera y el paro obrero fueron los tres temas abordados con mayor amplitud.El próximo día 26, el jefe del Gobierno dará a conocer a los franceses su «plan de acción», que tiene como fin la victoria en las elecciones legislativas que, de no adelantarse, se celebrarán en marzo de 1978. Directa o indirectamente, el Gobierno, los partidos políticos de la mayoría que le sostienen y los de la oposición, piensan y actúan en función de las elecciones generales. En este sentido, nadie comprende fácilmente como será posible vivir un año en plena campaña electoral, sin graves reveses para el funcionamiento normal del país. Por ello, en las filas de la mayoría (los gaullistas en particular), como en las de la oposición, las sonrisas sarcásticas no han faltado a propósito de la «reflexión» sobre el plan «para doce meses».

En el mismo momento en que los ministros y el jefe del Estado discutían en Rambouillet sobre el paro obrero, las estadísticas anunciaron ayer que por primera vez, oficialmente, Francia superaba el millón de personas sin trabajo, de las cuales más del 40% son jóvenés menores de veinticinco años.

El Gobierno francés, ha preparado, al parecer, una serie de medidas destinadas a paliar el desempleo y, de manera especial el de los jóvenes. Aunque no se conocen con detalle, las medida serían las siguientes: incitar obligar al retiro adelantado (a los 56 años) a varias categorías de trabajadores; a las madres con hijos jóvenes se les concederían vacaciones de dos años sin sueldo, con garantía de que volverían a ser contratadas; el Estado pagaría una parte de las cargas sociales correspondientes a los empleos que se les ofrezcan a los jóvenes. Los primeros comentarios, no sólo de la oposición y de los sindicatos, sino de medios pertenecientes a la derecha mayoritaria, manifiestan temores respecto al «carácter demagógico y puramente electoral» de tales soluciones.

«El problema del empleo de la juventud, en Francia como en otros países, no ha hecho más que agravarse los últimos años. Sería ridículo creer que va a resolverse devolviendo las madres a los hogares. Es un problema de toda la sociedad», escribía ayer el diario independiente Le Quotidien de París.

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