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Gran Bretaña, aliado incómodo en la CEE

Juan Cruz

El triunfo del Gobierno británico sobre los deseos de la Europa comunitaria de ver devaluada la «Iibra verde», no es el último que Londres espera obtener en sus interminables batallas con la CEE.Nada más conocerse la resolución de Luxemburgo según la cual la «libra verde» seguía un 30 por 100 por encima del valor real de la esterlina, el ministro de Agricultura británico, John Silkin, explicó que su Gobierno se propone subir en un penique a partir de enero el precio del «pint» de leche «equivalente a 567 mililitros).

El ministro Silkin niega que la subida del precio de la leche vaya en contra de lo propuesto por la CEE en este terreno. «Subiendo la leche podremos mantener los precios de los demás productos», ha dicho Silkin.

Esta no es la última disputa que va a enfrentar a Gran Bretaña con el resto de sus colegas en la Europa comunitaria. Aún se tienen que concretar los límites marinos que deben funcionar entre los países de la CEE. Gran Bretaña quiere un acuerdo que garantice la inviolabilidad de sus aguas en una superficie que permita a sus pescadores sacar el mayor provecho posible de sus recursos. Asimismo, Gran Bretaña quiere prevenir cualquier incursión que ponga en peligro el control del petróleo del mar del Norte, que algunos Gobiernos europeos querrían compartir.

Esta política de confrontación entre Gran Bretaña y el resto de la CEE no es nueva ni viene por sorpresa. Es al fin y al cabo el cumplimiento de lo que el Partido Laborista de Harold Wilson prometió hacer una vez obtenido el apoyo popular en el referéndum por el que se confirmó la entrada de este país en el Mercado Común. En el manifiesto en el que Wilson pidió a los británicos que votaran por la idea europea, se incluía la promesa de sacar de la CEE todas las ventajas posibles que hicieran de la unión un maridaje positivo.

John Silkin, el interlocutor que Londres ha tenido estos días en Luxemburgo, fue un fervoroso seguidor de la campaña de los que dentro del laborismo dijeron «no» al Mercado Común. Su polémica con sus colegas europeos sobre la pretendida devaluación de la «Libra verde» ilustra el hecho de que la disputa n o cesó con el referéndum, y que en efecto, Gran Bretaña va a seguir siendo un aliado incómodo del Mercado Común.

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