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La iniciativa parte esta vez de los democristianos

La primera en romper el fuego y plantear el problema en sus términos más crudos ha sido la diputada republicana Susanna Agnelli. El viernes 27 de julio, la hermana del presidente de la Fiat pedía públicamente en el Parlamento que se permitiera abortar a las mujeres gestantes de la zona afectada por el gas tóxico. En la misma línea se pronunció, días después, el responsable sanitario de la región, el democristiano Vittorio Rivolta, el cual afirmaba, sin sombra de duda, que cualquier mujer que lo creyera oportuno podría abortar con toda la asistencia necesaria.La eventualidad del aborto legalizado para las mujeres de Seveso y para cuantas se encuentran próximas a la zona vietnamizada por el gas TCDD fue recibida en el Vaticano con muchas reservas. Sobre todo porque la iniciativa no procedía de los sectores políticos que en los últimos años se batieron enconadamente por la legalización del aborto, sino directamente de destacados miembros de la Democracia Cristiana.

Mientras L'Osservatore Romano, órgano oficioso de la Santa Sede, desaprobaba «con dolor» que se hubiese lanzado la idea de la interrupción del embarazo, incluso aunque se calificase de «terapéutico», y mientras el arzobispo de Milán, cardenal Colombo, celebraba misa para desconjurar esta «catástrofe», el ministro de Sanidad del nuevo Gabinete Andreotti, Luciano dal Falco, declaró firmemente: «El poder público se compromete a suministrar a las mujeres toda asistencia médica y psicológica, garantizando a las propias interesadas su libertad de elección en el ámbito del aborto terapéutico.»

Sobre la palabra terapéutico, sin embargo, se ha desencadenado una nueva polémica. Para los democristianos significa, de hecho, un recurso incluso de frente a la parte del electorado que no quiere oír ni hablar de la legalización del aborto. Una sentencia del Tribunal Constitucional, fechada en febrero de 1975, declaró no punible a la mujer que interrumpe un embarazo peligroso para su salud.

Los radicales, por otra parte, aunque constituyen un exiguo grupo político en el Parlamento, en donde han entrado por vez primera después del 20 de junio, no renuncian a lo que ha sido su caballo de batalla durante la campaña electoral. «El aborto terapéutico no tiene nada que ver», ha dicho perentoriamente la nueva diputada Emma Bonino. «Aquí se habla de malformaciones del feto y no de la salud de la madre. No busquemos subterfugios. Ya es hora de que el Estado asuma su responsabilidad. Nosotros, los radicales. nos comprometemos a facilitar el aborto a las mujeres que lo deseen.» Los parlamentario radicales y de Democracia Proletaria (grupo a la Izquierda del Partido Comunista) han presentado un proyecto de ley que permita el aborto libre y gratuito a todas las mujeres de Seveso o que hayan mantenido relaciones con hombres de esta zona.

Por su parte, los comunistas, que siempre se han mostrado cautos frente al problema del aborto, esta vez se han declarado abiertos partidarios de la interrupción de la maternidad. Planteándose el problema en términos de política general, el diputado comunista Alberto Malagugini ha declarado: «Valoraremos si existen preocupaciones fundadas para anticipar y proponer de nuevo al Parlamento la cuestión del aborto.»

En realidad, la legalización del aborto es, actualmente, uno de los problemas más importantes en las relaciones entre democristianos y comunistas. El último Gobierno Moro, y esto no hay que olvidarlo, cayó precisamente por esta cuestión.

La derecha democristiana se ha declarado al lado de los obispos. «La propuesta de hacer abortar a las mujeres de Seveso me recuerda las leyes nazis, y en todo caso me parece el intento de abrir una brecha para hacer pasar el principio inaceptable de la legitimidad del aborto», ha declarado al semanario Panorama el diputado de esta corriente, Massimo de Carolis.

La decisión de ayer replanteará la polémica en términos acalorados y dividirá a la opinión pública italiana. Mientras tanto, las mujeres gestantes de la zona vietnamizada llevan en su vientre un trocito de la nube tóxica y corren un grave riesgo.

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