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Los modestos, más toreros que muchas figuras

Hubo un prólogo de rejoneo a cargo de Curro Bedoya, quien estuvo torero, mucho más que otras veces. Le correspondió un manso de seis años que cortaba terreno y tendía a la huida, con querencia a tablas, y lo enceló tan bien que pudo plantear toda su labor en el centro del ruedo. Al clavar lo hizo con gran seguridad, aunque nunca iba de frente y reunía a la grupa. Puso banderillas a dos manos, por los adentros. Su actuación convergió entre la espectacularidad para la galería y el toreo verdadero, y concluyó lucida.Para la lídia ordinaria hubo seis toros de una vez. Un corridón, de. esos que dicen no hay. Seis toros con cuajo, astifinos y duros, para tres espadas que hoy son considerados modestos, aunque hace dos años participaron nada menos que en la Feria de San Isidro. La suerte fue equitativa y a cada matador le correspondió una res toreable y otra menos que imposible, pero en todo caso la pelea fue difícil, pues eran toros de edad que desarrollaban sentido.

El domingo se celebró en las Ventas una corrida de toros homenaje al Congreso Internacional de Cirugía Taurina

Un toro de rejones del Jaral, para Curro Bedoya, y seis de Cortijoliva, para El Calatraveño, Julián y Juan Martínez.Bedoya.- Lucido. Dos rejones de muerte (peticióny vuelta). Calatraveño.- Muy valiente y torero. Mató al primero de estocada corta, rueda de peones y descabello (ovación y saludos). Al cuarto, de pinchazo, estocada trasera y descabello (oreja). García.- Intentó el toreo serio, sin conseguirlo. En el segundo, pinchazo media estocada delantera y nueve descabellos (aviso y silencio). En el quinto; pinchazo y dos descabellos (silencio). Martínez.- A la defensiva en el difícil tercero. Pinchazo y bajonazo (silencio). Muy torero en el sexto. Dos pinchazos y estocada corta (vuelta al ruedopor su cuenta). Los toros.- Muy bien presentados, broncos, difíciles. El segundo se le devolvió al corral por cojo y le sustituyó otro de la misma ganadería. El primero desarrolló sentido ya de salida. Desmonta en una vara, se revuelve con la otra y se sale de la suerte en un picotazo. Reservón de muleta. El segundo derriba en un puyazo y cabecea y se sale suelto en otros dos. Noble por el derecho. Al tercero le picaron trasero en dos encuentros, de los que se va suelto. Violento y a la.defensiva. Al cuarto le picaron mal. Manso, va por su cuenta y por los adentros para un picotazo y tres varas en las que cabecea y se va suelto. Acaba sin fijeza, puntea por el izquierdo El quinto toma un puyazo muy fijo y se deja pegar en otro de mucho castigo Violento y a la defensiva. E sexto recarga fijo en una vara y se revuelve dos veces Toreable, pronto desarrolla sentido. Otros factores.- Presidió bien el señor García Valiño.

El Calatraveño, un caso de valor a carta cabal, le sacó al primero los dos únicos pases que tenía por cada pitón, y aún porfió para obtener más, naturalmente sin conseguirlo Al cuarto lo paró muy bien con un capotillo recogido y, aunque dirigió mal la lidia y permitió que lo picaran muy mal, con la muleta estuvo hecho un torerazo. El toro tenía problemas, que a cualquiera le hubiesen hecho desconfiarse, pero el manchego le plantó cara, atornilló las zapatillas en la arena y, a fuerza de consentir consiguió pases y no sólo eso sino imponerse, dominar a su enemigo. Empezó la faena sentado en el estribo, salió a los medios, y allí, terrenos del 6, desarrolló todo el muleteo, por de rechazos y naturales, molinetes y de pecho magníficos, hasta un desplante rodilla en tierra y estocada. Es cierto que el toro iba sin fijeza por el pitón derecho y punteaba por el izquierdo, pero el Calatraveño resolvió estas dificultades a fuerza de aguantar, de templar una embestida que ya se ve no era clara, de mandar.

Lo mismo podría decirse de Juan Martínez con el sexto, que llegó al último tercio boyante pero que desarrolló sentido a los pocos pases, se hizo reservón y violento. Con la misma técnica del valor, el temple y el mando, instrumentó unos trincherazos de gran sabor, mientras ganaba terreno, siguió con tres naturales y de pecho, y tres derechazos de buena factura. Allí empezó el toro a avisarse, pero Juan Martínez, lejos de cortar la faena, aguantó coladas, y un parón terrible a mitad de un derechazo, en. el que no rectificó, sino que obligó al animal a terminar pegando la cabeza sobre la tela. A cualquiera de las figurais se le hubiera justificado la faena de aliño, pero este albaceteño, como antes el manchego, demostró que cuando se es torero, es decir, cuando se posee un valor auténtico y responsabilidad, hay recursos para dominar al toro difícil.

Otro toro aceptable, quizá el mejor de la tarde, fue el segundo, y Julián García le sacó partido en lo que cabe. Dio media docena de muletazos de rodillas, con mucho mérito, y de pie le faltó clase para embarcar la buena embestida que por el derecho tenía el animal. La nueva versión torera de¡ señor Julián es la seriedad, que falta le va a hacer si de aquí en adelante debe enfrentarse con ganado de la dureza y la presencia que tuvieron los cortijolivas. Su otro enemigo, re servón y violento, no tenía un pase y no se lo dio. Tampoco lo tenía el tercero, que se hizo el amo del rue do. Ni los peones consiguieron acercarlo al tercio, donde pretendía plantearle la faena Juan Martínez, el cual trasteó a la de fensiva mientras un temporal de viento y lluvia se cernía sobre el coso y el público corría por los ten didos, despavorido, al asalto de las localidades cubiertas. Muslos de señora al aire cuando brincaban a las gradas. Algunas, más alocadas, las tomaron con la cabeza, como si él meteoro fuese otro cortijoliva astifino que les corría detrás.

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