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Tribuna
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Mérito de Paquirri

El público que llenó la plaza en la corrida del domingo tuvo ocasión de contemplar la lidia de, un toro manso. Bien es verdad que después de la muerte del animal, el tercero, Paquirri sólo recibió en el tercio una fuerte ovación como premio a su acertada labor. No obstante, el torero -andaluz puede estar satisfecho: esos aplausos eran la muestra del respeto y admiración de Un público que 'supo apreciar su maestría, su técnica y su valor.El tercero de la tarde era un manso con mucho peso ' sentido y «guasa»; requería una lidia sosegada y dominadora. Además, había que hacérsela en un terreno donde no tomase querencias, sitio donde el peligro es mayor -el centro del ruedo-, en el que hay que aguantar - y consentir mucho al animal para que no huya y quede fijo en la muleta. Estarse quieto con un toro de este tipo tiene mucho mérito y peligro, pero hay que intentarlo si se quiere redondear una faena de auténtica- lidia. Al lograr matarlo bien, el éxito es seguro. El torero de Barbate lo consiguió plenamente.

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No acabo de entender cómo a un toro con cuatro a los cumplidos, quinientos veintisiete kilos en los lomos y dos pitones comó puñales, se le puede calificar de, «gato». Este toro, el cuarto, no fue el más grande, del encierro, tampoco el más pequeño, y es incomprensible que un sector minoritario del público lo denominara de esa forma. Como era buena, el mejor de la corrida, se dejó torear muy bien por su matador, que consiguió un legítimo triunfo.

La tarde fue entretenida, polémica y vocinglera, como tiene que ser.

Ya en la calle, escuché un comentario que me hizo pensar: «El toro rojo de 'Pirri' topaba muy bien con los caballos.»

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