La nueva vida de Djokovic, ahora sí, un lobo solitario
El serbio, citado este domingo con Sinner en la final de Shanghái en busca de su 100º título, competirá en adelante sin el estímulo ni la sombra de Nadal y Federer
Y mientras tanto, la vida sigue en el circuito del tenis, nostálgico estos días por la cercana marcha de Rafael Nadal y que desde hace ya tiempo ha ido dibujando el nuevo perfil, la nueva fisonomía del presente. Vuelven a ser tres, pero desde posiciones muy diferenciadas. Asoman imponentes y con toda su juventud Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, 23 y 21 años respectivamente, los dos ya a los mandos, y no parece haber mayor amenaza para ellos que la del hombre que se define a sí mismo como un lobo solitario que a partir de ahora, sin la compañía del mallorquín ni la del suizo Roger Federer, definitivamente solo ante el peligro, tendrá que defender el orgullo de la vieja guardia. Van yéndose los gigantes y solo resiste uno de ellos al paso del tiempo.
“Sabíamos que este momento iba a llegar tarde o temprano, pero todavía estoy en shock. Cuando se anunció la retirada de Roger hace un par de años y este la de Andy [Murray], tuve una sensación desagradable y no sé qué hacer ante esto. Todavía disfruto de mi carrera, pero una gran parte de mí se ha ido con ellos. Es una noticia difícil para el mundo del tenis y también para el deporte. Rafa ha sido una inspiración para millones de niños en todo el mundo”, dice melancólico el tenista de Belgrado, ganador de definitivo de la carrera más intensa y vibrante de la historia de la raqueta. Contabiliza él 24 grandes, por los 22 de Nadal y los 20 de Federer, y sabía en realidad que iba a terminar imponiéndose porque el balear no conseguía poner el motor otra vez en marcha. Sin embargo, el vacío es superior al sosiego, admite.
Después de dos décadas peleando hasta límites insospechados, Djokovic afronta un nuevo escenario que supondrá un colosal reto para él. Con 37 años, su tenis no ha perdido un ápice de vigencia, pero su físico dio un aviso en junio —paso por el quirófano para reparar el menisco de la rodilla derecha— y de aquí en adelante saltará a la pista sin el aliciente ni la presión a la que le exigían sus dos compañeros de batallas. Pese a que durante los dos últimos años ha ido más o menos asimilando la situación —”les patearé el trasero a los jóvenes todo lo que pueda”—, Nole camina ahora solo, de alguna forma desamparado porque se ha cerrado una época sin igual y entran con fuerza los nuevos vientos, los últimos reclamos, con un trecho de más de 15 años entre él y los nuevos líderes.
“Tu tenacidad, dedicación y espíritu de lucha se enseñarán durante décadas. Tu legado vivirá para siempre. Sólo tú sabes lo que tuviste que soportar para convertirte en icono”, le dedicó a Nadal cuando el español anunció su despedida, que pone fin al duelo más encarnizado: han sido 60 clásicos, 31 para el serbio y 29 a favor del contrario. Ya no contará con esa llama Djokovic, quien deberá plantearse nuevos retos; quizá no tan sugerentes, pero sí lo suficientemente atractivos como para continuar y no perder vigor. De entrada, este domingo (10.30, Movistar+) tiene un careo con Jannik Sinner y la oportunidad de celebrar su título 100, barrera hasta ahora franqueada solo por Federer (103) y el estadounidense Jimmy Connors (109).
La añoranza de McEnroe
Eso sí, el balcánico llegará al desenlace del Masters 1000 de Shanghái con molestias. Durante el encuentro de este sábado contra Taylor Fritz (6-4 y 7-6(6) tuvo que ser atendido de la cadera, pero aún así logró imponerse con maestría al norteamericano, quien cae cada vez que se encuentran (0-10). De esta forma, intentará lograr su quinto trofeo en el torneo —más que ninguno, con cuatro triunfos en otras tantas finales— y el segundo de la temporada tras el oro conseguido en los Juegos Olímpicos de París. No será nada fácil. Enfrente estará el número uno, que batió al checo Tomas Machac (6-4 y 7-5) y aterrizará en su octava final del curso con su récord personal de victorias (64) bajo el brazo, además de habiéndose garantizado finalizar este 2024 en lo más alto del ranking de la ATP, por primera vez y como primer italiano.
Sigue volando Sinner, imperturbable pese a la sombra del dopaje que le acompañe desde el verano por el doble positivo por costebol de marzo, en un análisis efectuado en Indian Wells. “Es un año increíble para mí, pero todavía no ha terminado”, advierte el campeón de Australia, Róterdam, Miami, Halle, Cincinnati y el US Open. “Nuestros partidos siempre han sido duros”, categoriza al referirse al Djoker, quien domina en el cara a cara entre ambos por 4-3, pero que cedió en el único cruce de esta temporada (Melbourne) y ha sido inferior al de San Cándido en tres de los cuatro últimos que han disputado. El rey actual del circuito ha ganado seis de las siete finales que ha dirimido este año y únicamente perdió la de Pekín, ante Alcaraz hace diez días. Para su rival será la tercera, tras las de Wimbledon y los Juegos.
“Recuerdo que John McEnroe decía en un documental que cuando Björn Borg se retiró, sintió que parte de él también se retiraba, a pesar de que siguió jugando”, apuntaba en marzo Djokovic, aún emocionado por el cierre de etapa. El año pasado aseguraba que teniendo en cuenta la situación, para él era imposible entablar una amistad con Nadal y Federer, pero al mismo tiempo señalaba que gracias a los dos ha llegado hasta donde está hoy. También entonces, contaba que cuando era pequeño tuvo un encuentro fortuito con un lobo en un bosque y que esos diez segundos mirándose cara a cara con el animal fueron los más largos de su vida. “Fue corto, pero muy importante porque el lobo simboliza mi carácter”, decía. A partir de ahora, se acabaron definitivamente las disputas frente a los otros dos carnívoros. El tenis pasa de página, ya solo queda uno y la vida sigue. Una vida diferente para Nole.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.