Marcel Granollers, un “trabajador” en la cima del dobles: “Yo sé lo que me ha costado”
El catalán, de 38 años, accede a las semifinales de Madrid junto al argentino Zeballos y se convierte en el cuarto número uno español en la modalidad
Marcel Granollers todavía arrastra la emoción de la pista. Acaba de vencer junto a su inseparable Horacio Zeballos, argentino, y saborea el número uno alcanzado en la modalidad de dobles. Tarde de historia en la Caja Mágica. Lo fueron antes Emilio Sánchez Vicario (1989, durante seis semanas), su hermana Arantxa (11 entre 1992 y 1995) y Vivi Ruano (65 entre 2003 y 2004); también, aunque en ese momento no lo registrara el ranking porque todavía no existía, Manolo Orantes y Joan Gisbert, ganadores del Masters en 1975. Así que al catalán se le hace un ligero nudo en la garganta cuando se le pregunta por su dilatada carrera, la de un jornalero que vivió muchos días a la sombra y terminó haciendo cumbre, y simplifica: “Bueno, yo sé lo que me ha costado, ¿no?”.
Departe el catalán (4-6, 6-2 y 16-14 a Nys y Jan Zielinski, en 1h31) con la humildad y el orgullo del trabajador, porque atrás queda un esfuerzo de larguísimo recorrido profesional. Tras sellar su trazado individual en 2019, con cuatro títulos en la mochila —Houston, Gstaad, Valencia y Kitzbühel—, se enroló en la aventura del dobles y, a juzgar por la cosecha, no le ha ido nada mal. “Detrás hay un camino muy largo y difícil, y hay que saber aguantar los momentos malos para llegar hasta aquí”, contesta. Quién se lo iba a decir: 25 trofeos —entre ellos una Copa de Maestros, la de 2012, de la mano de Marc López—, siete Masters 1000 y cinco finales en los grandes escenarios. La espinita, esto último. “Ojalá llegue, ojalá llegue…”, repite.
Y ahí quedan, por supuesto, esas tres Copas Davis (2008, 2011 2019) y el reconocimiento generalizado. “Marcel, buen tipo”, suele escucharse con frecuencia en el vestuario. Un trabajador de pura raza, confirman los hechos. “Seguro que había gente mucho más talentosa que yo, pero me esforcé todo lo que pude. Creo que hice una buena carrera individual [llegó a ser 19º en 2012], y cuando las cosas ya no estaban yendo tan bien, aposté por el dobles. Creo que fue una buena decisión”, afirma en perspectiva, sabiendo que el lunes él y Zeballos desbancarán al dúo formado por el australiano Matthew Ebden y el indio Rohan Bopanna. De repente, un español en lo más alto de un escenario dominado históricamente por los anglosajones.
“Sí, es verdad. Aquí, en este país, no tenemos esa visión del dobles, no se le da esa importancia. Pero incluso entre los jugadores, ¿eh? No hay tantos que se hayan dedicado a esto. Tenemos un montón de buenos jugadores de dobles, porque todos los que están actualmente compitiendo en individual, se ponen a jugarlo y son buenísimos, pero no hay esa figura del especialista”, explica. “Y en otros países como Gran Bretaña, por ejemplo, sí que existe porque los jóvenes sí hacen la apuesta. Hay una cultura. Es otro camino, ¿no? Aquí se hace más cuando estás al final de tu carrera, o bien cuando lo intentas en el individual y no se te da bien. Yo al final me especialicé, y al final, gracias a eso he podido alcanzar objetivos más grandes”, agrega Granollers.
Progresa en Madrid un hombre perseverante y feliz, que se lo dedica a su familia y a su hermano Gerard, que le acompaña a todas partes. Sufre en este desenlace del jueves. “Ha sido una locura el partido”, resume el protagonista del día en la Caja Mágica, mientras el nombre de su amigo Zeballos, zurdo, 38 años, reluce en Argentina. Ni siquiera el gran Guillermo Vilas llegó a la cúspide. Sucede en la segunda pista de la Caja Mágica. “Sí, conseguirlo aquí [el número uno] lo hace más especial. En mi país, con la pista llena, con mi gente…”, cierra el catalán, que este viernes (18.00, RTVE Play y Movistar+) aspira a entrar en la final; enfrente estarán el uruguayo Ariel Behar y el checo Adam Pavlasek. Celebra Marcel desde la cima: “Es un honor”.
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