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El freno de Sinner era Alcaraz, de nuevo finalista en Indian Wells

El español remonta gracias a un volantazo estratégico, acaba con la imbatibilidad del italiano (1-6, 6-3 y 6-2) y se medirá otra vez con el ruso Medvedev por el título

Alcaraz sirve durante la semifinal contra Sinner en Indian Wells.
Alcaraz sirve durante la semifinal contra Sinner en Indian Wells.JOHN G. MABANGLO (EFE)
Alejandro Ciriza
Masters 1000 Indian Wells - semifinal -
Jannik Sinner
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Carlos Alcaraz
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En ocasiones, el mejor de los remedios es un oportuno paso atrás, reducir una marcha y aplicar una de las clásicas recetas universales: pararse y pensar. Rectificar si procede. Demandaba la escena un volantazo de Carlos Alcaraz, aturullado primero y desbordado a continuación, sobrepasado por la arrolladora propuesta de Jannik Sinner hasta que llegó el segundo set y encontró la pausa, inspiró con fuerza, espiró como un dragón y oxigenó un planteamiento que hasta ese momento había sido sumamente erróneo; lo que luego, bendito giro, tan simple y tan perfecta la maniobra, resultaría una genialidad. En Indian Wells, amigo mío, mando yo. Y la desorientación cambió de barrio. Cara larga del italiano, sin un solo rasguño en lo que iba de año, y la redención del español: 1-6, 6-3 y 6-2 (tras 2h 05m). Será él, pues, quien debata este domingo (22.00, Movistar+) con el ruso Daniil Medvedev, mismo escollo de hace un año, en busca de su segundo título en el desierto californiano.

Raro, raro, lo de este año en Indian Wells, escenario de contratiempos y anomalías varias. Se acepta lo de la tormenta de arena, al parecer algo relativamente común, pero no tanto lo del episodio del jueves con las abejas —ni rastro de ellas esta vez— ni tampoco lo de este sábado, cuando nada más comenzar el duelo entre los dos jóvenes elegidos, el cielo se ennegreció y la descarga de agua —cuatro o cinco días al año debe de llover por allí, dicen— demoró tres horas la acción. Tres juegos habían transcurrido, 17 minutos. De vuelta, Alcaraz pisó en falso, se desordenó y pagó carísimo el patinazo. Además de perder el servicio, merced a una doble falta, desenrolló una tupida alfombra roja para que Sinner gobernase todo ese primer parcial a placer, más que encantado el italiano en ese cuerpo a cuerpo frenético que él, hoy por hoy, domina sin discusión. Entró al trapo el murciano, cayó en la trampa y se vio bajo un chaparrón de golpes tan desconcertante como breve. 36 minutos duró el primer set.

Completamente descolocado, el de El Palmar encontró alivio en el box, desde donde su técnico, Juan Carlos Ferrero, le reclamaba desgañitándose paciencia y más paciencia. El giro. “¡Haz el punto largo!”. “¡Punto a punto, no pensemos más allá!”. “¡Bolas dentro y a jugar!”. “¡Sin prisa! Y cuando la tengas, ¡decisión!”. El martilleo de consignas surtió efecto. El chico, todavía dócil, captó el mensaje y entendió que la única variable que ofrecía escapatoria era la de ralentizar, retroceder un par de metros y quitarle fuerza a la pelota; esto es, más efectos, evitar la bola plana, más alturas; un cambio de patrón que obligara a pensar más de la cuenta al adversario. Sinner, que asistía como un competidor en absoluto estado de trance —16 victorias consecutivas este año, 19 desde la pasada Copa Davis—, se siente en su salsa en el territorio del vértigo y el atropello, de la abreviación, así que la reescritura del guion y la consecuente pérdida de mando le condujeron poco a poco hacia el colapso.

Carlos Alcaraz, durante el partido contra Sinner.
Carlos Alcaraz, durante el partido contra Sinner.JOHN G. MABANGLO (EFE)

“Me achaco haber sido demasiado predecible en algunos puntos”, lamentaba luego el de San Cándido. “Hice las mismas cosas una y otra vez, y pienso que esto me ha condenado. Esa es la lección que extraigo hoy, el tenis es un deporte de equilibrio; a veces eres demasiado directo y en ocasiones es bueno pararte. He fallado muchas derechas”, prolongaba el número tres, que se había impuesto en los dos últimos cruces —con Pekín, octubre, como referencia más cercana— y podía haber aumentado la brecha anímica en caso de ganar. Ahora, sin embargo, el cara a cara está igualado (4-4) y Alcaraz puede sacar pecho porque no había quien lograra ponerle freno a Sinner, campeón en Australia y también en Róterdam; incontestable hasta que él corrigió sobre la marcha, reaccionó con inteligencia en el plano estratégico —esos dos pasos atrás en las devoluciones y la reducción de potencia en los tiros, recurso muy nadaliano— y dio con el buen camino para enderezar un pulso al que no le faltó la espectacularidad y un par de envites deliciosos en la red.

“Me he mantenido fuerte mentalmente, esa es una parte muy importante de este deporte. Tienes que estar fuerte de cabeza para superar este tipo de partidos. He cambiado un poco mi juego, y creo que ha funcionado muy bien”, apreciaba el ganador, que gracias al triunfo salvaguardó el segundo puesto mundial que le hubiera arrebatado el rival en caso de un desenlace contrario. “Tenía que defenderme mejor de lo que lo hice en el primer set, meter más bolas dentro e intentar mantenerme fuerte. Cambié mi estilo en los restos, estaba más al fondo de la pista, metiendo más restos y planteando intercambios largos. En el primer set cometí errores en la segunda, tercera o cuarta bola, y contra alguien como Jannik eso no es posible”, agregó Alcaraz, quien a sus 20 años —dos menos que Sinner, cosecha de 2001— sigue aprendiendo e intenta añadir a su paleta de brillos una mayor gama de soluciones; es decir, tener un plan B o un C, si lo requieren las circunstancias.

Carlos Alcaraz, tras vencer a Sinner.
Carlos Alcaraz, tras vencer a Sinner.JOHN G. MABANGLO (EFE)

“Estás preparado para sus golpes espectaculares, pero enseñó más cosas. Cambió unas cuantas cosas hoy, tácticamente, que deberé tener en cuenta para las próximas veces. Tengo que mejorar cosas para intentar ganarle de nuevo”, incidió Sinner, que en la tercera manga se dio un buen trompazo contra el asfalto al tratar de cazar una dejada. “Lo he notado en el codo, pero esto es deporte”, prosiguió; “aquí su pelota bota mucho. Debo entender por qué he cometido errores en determinadas ocasiones [15 en realidad, por los 13 de la otra parte] y por qué fui tan predecible. Mereció ganar, estoy feliz por él y le deseo lo mejor para mañana”.

Ahora, el español opta a revalidar el título logrado el año pasado en el desierto californiano. Lo hará en su sexta final de un Masters 1000, la primera que alcanza en este 2024 —independientemente de la categoría del torneo— y a su vez, la primera que disputará desde la que perdió contra Novak Djokovic en Cincinnati, agosto. Como sucediera la temporada pasada, enfrente estará de nuevo el guerrillero Medvedev, que remontó al estadounidense Tommy Paul en la segunda semifinal (1-6, 7-6(3) y 6-2, tras 2h 24m) e intentará compensar el desnivel actual entre ambos. “Si juego contra él”, advertía Alcaraz antes de saber contra quién se mediría este domingo, “sé muy bien cómo hacerlo. Nos hemos enfrentado varias veces [3-2 a su favor] y sé qué estrategia utilizar, aunque no voy a decirla”. En cualquier caso, adquiere valor en su libreto el triple concepto: pararse, pensar, rectificar. Interpretar adecuadamente los momentos. Porque el tenis va mucho más allá de lo bonito.

DJOKOVIC NO JUGARÁ EN MIAMI

A. C.

Novak Djokovic confirmó ayer que no participará en el Masters 1000 de Miami que comenzará el próximo miércoles. El serbio, de 36 años, cayó el martes en su segunda aparición en Indian Wells, frente a Luca Nardi, y ahora concederá prioridad a la parcela familiar. “En esta etapa de mi carrera, estoy equilibrando mi agenda privada y profesional”, apuntó en un mensaje emitido por medio de sus redes sociales.

El número uno —420 semanas hasta la fecha, algo así como ocho años— ya advirtió a finales del curso pasado que pretendía dosificar su presencia en las pistas e invertir más tiempo con su mujer y sus dos hijos. La prematura eliminación en California —frente al 123º del mundo— no le ha hecho cambiar de opinión y se reincorporará al circuito en abril, cuando comience la gira de tierra batida en Montecarlo. Este año, Djokovic ha jugado en Australia (semifinales) e Indian Wells (dieciseisavos); en total, ocho partidos en tres meses, 11 si se tienen en cuenta los tres de la United Cup con los que abrió 2024.

Por otra parte, Iga Swiatek y Maria Sakkari chocarán este domingo en la final femenina (19.00, Movistar+); la número uno y la griega reeditarán, de esta forma, el pulso de 2022, decantado a favor de la primera.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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