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Alcaraz, en busca del ritmo perdido

El número dos, citado con Aliassime por una plaza en los octavos de Indian Wells, confía en que la respuesta positiva de su tobillo en el estreno le devuelva la chispa

Carlos Alcaraz, durante el partido contra Arnaldi en Indian Wells.
Carlos Alcaraz, durante el partido contra Arnaldi en Indian Wells.Clive Brunskill (Getty Images)
Alejandro Ciriza

Por muy bueno que sea y por mucho talento que tenga, Carlos Alcaraz no deja de ser un advenedizo de 20 años que continúa descubriendo los entresijos del recorrido profesional y que sigue puliéndose en busca de una identidad marcada en el juego. Ahí está esa calidad, probablemente sin igual en este nuevo ciclo que va cogiendo forma, y todos esos destellos que le confieren un sello único y distinguido, delicioso, pero al mismo tiempo su patrón está lógicamente incompleto y él trata de responder sobre la marcha a las exigencias de este mundo frenético de hoy, que le exige ir más y más deprisa, ganar y ganar. El murciano (6-7(6), 6-0 y 6-1 a Matteo Arnaldi) acepta y comprende los peajes, pero en paralelo sufre los temores propios de quien sigue descubriendo un universo nuevo.

Para muestra, el primer episodio de este Indian Wells en el que además de afrontar la defensa del título, siempre una carga extra desde el punto de vista anímico, debe manejar una incómoda situación con el tobillo que se dañó hace dos semanas en Río de Janeiro. “Sí, probablemente estaba nervioso por ser el primer partido. Había muchas cosas en mi cabeza”, admitía después de rendir al italiano (en 2h 13m) tras perder el primer parcial. “Obviamente quiero hacerlo bien, y en este primer partido no sabía cómo iba a responderme [la articulación] porque era el primero que jugaba a alta intensidad. Me venían a la mente muchas cosas, no pude estar concentrado al cien por cien, y eso me hizo ponerme un poco nervioso. Mi juego es agresivo todo el rato, así que cuando te pones nervioso no golpeas ni te mueves tan bien como quieres. Esa es la gran diferencia”, prolongaba el número dos del mundo.

El caso es que el contratiempo sufrido en Brasil —esguince de grado 2, moderado— y la necesidad de cumplir el guion con la exhibición frente a Rafael Nadal en Las Vegas han hecho que el de El Palmar haya aterrizado en el primer Masters 1000 de la temporada con dudas físicas, dado que el tenista, muy joven, continúa aprendiendo a convivir con el dolor, condición sine qua non en esto del tenis. Así que él y su fisio, Juanjo Moreno, han trabajado a destajo los últimos días para que el tobillo derecho llegase en las mejores condiciones al torneo californiano, pero la respuesta era incierta. Superada la incertidumbre de la primera prueba y sin bajar la guardia, Alcaraz confía ahora en ganar tiempo, sensaciones y partidos para recuperar la chispa que no ha logrado alcanzar tras el paso por Australia.

“He llegado sin haber jugado demasiados partidos [ocho, puesto que en Río apenas duró 15 minutos peloteando]. El año pasado vine aquí con más encuentros en las piernas [nueve, uno más] y con más ritmo. Estoy recuperándome de la lesión y he estado pensando todo el rato en ello, así que no he podido entrenar como me hubiera gustado”, precisa el español, reforzado tras la puesta en escena del viernes. “Me ha sorprendido [el tobillo], he podido moverme con normalidad y sin pensar en eso. Me he sentido realmente bien y confío en que vaya a mejor. Para alcanzar un buen ritmo tengo que ir paso a paso. Creo que esa es la gran diferencia con respecto al año pasado”, prosigue, mientras las referencias destacan que al aterrizaje de un curso a otro ha sido bien diferente.

Lanzadera hacia la tierra

Hace un año, Alcaraz se adentró en el desierto con una serie de ocho victorias y una sola derrota, y con el título de Buenos Aires en el bolsillo; esta vez, el registro es de 6-3, no se ha colgado ningún laurel desde Wimbledon (julio) y siente en el cogote la amenaza del italiano Jannik Sinner, que sigue sin aflojar —13 compromisos, 13 victorias desde enero— y podría apearle del segundo escalón de la lista mundial si consigue coronarse el próximo domingo. En cualquier caso, el joven murciano no es de esos tipos que se encojan ante las adversidades y espera reencontrarse con su mejor versión para firmar un buen trazado en Indian Wells y Miami, de modo que otra vez, por tercer año consecutivo, la buena inercia adquirida en esta fase pueda servirle de espoleta para abordar la gira sobre tierra batida, a partir de abril. Lo uno, piensan él y su equipo, es consecuencia de lo otro. Cuestión de confianza.

Encara ahora —no antes de las 21.00, Movistar+— a Felix Auger-Aliassime por una plaza en los octavos. El canadiense, de 23 años, no logra escapar de la espiral negativa que le atrapó la primavera pasada, cuando sus resultados empezaron a decaer y su ánimo se descompuso hasta desaparecer del top-10 y descender al puesto 31º. Una alegría pasajera en Basilea (octubre) tampoco le devolvió las alas y en el ejercicio actual tampoco consigue despojarse de la irregularidad. No le acompaña el precedente de hace un año, cuando precisamente fue batido por Alcaraz en los cuartos. En todo caso, el norteamericano es uno de los escasos rivales que dominan el cara a cara contra él (3-1), junto con Novak Djokovic (3-2), Sinner (4-3) y Alexander Zverev (5-3). El español, pues, tiene un reto inmediato ante sus ojos.

DJOKOVIC SUFRE, PERO AVANZA

A. C.

Novak Djokovic reapareció sobre el asfalto de Indian Wells cuatro años después. No competía el serbio en el torneo desde 2019, a razón de la pandemia y su negativa a vacunarse contra el coronavirus. De vuelta, Nole, de 36 años, obtuvo un sufrido triunfo contra Aleksandar Vukic, que le arrebató un set y le exigió durante 2h 10m (6-2, 5-7 y 6-3). Es el tercer torneo en el que participa este año tras su paso por la United Cup (dos victorias, una derrota) y el Open de Australia (semifinales).

El serbio, citado en la siguiente ronda con el italiano Luca Nardi (123º), acumula desde este domingo 400 victorias en el territorio de los Masters 1000 y figura a solo seis del récord de Rafael Nadal (406). Su objetivo ahora es hacer cumbre por sexta vez en California, donde venció previamente en 2008, 2011, 2014, 2015 y 2016, igualado con el suizo Roger Federer, campeón en las ediciones de 2004, 2005, 2006, 2012 y 2017.

De conseguirlo, sería el primer tenista que triunfa en tres décadas diferentes. La dinámica, desde luego, le avala. Con esta victoria, Djokovic enlaza 11 en los M-1000, dado que conquistó los títulos de Cincinnati y París-Bercy en el ejercicio anterior. Con un 82,3% de éxito, el mejor porcentaje, cabe recordar que también manda en la categoría —40 cetros, por los 36 de Nadal, su inmediato perseguidor— y que está a dos pasos de alcanzar los 100 trofeos en la ATP.

La última jornada también deparó las eliminaciones del malagueño Alejandro Davidovich, inferior al francés Arthur Fills —de 19 años y 43º del mundo—, y de Roberto Carballés, apeado por Daniil Medvedev (6-2 y 6-3). El jugador andaluz cedió por 6-3 y 6-4 (en 77 minutos) y perderá 170 puntos, poniendo ahora en riesgo su presencia en el top-20 (cae del 23 al 27). El tenis español ya solo cuenta con la representación de Alcaraz. En el cuadro femenino remontaron Aryna Sabalenka (6-7(2), 6-2 y 7-6(6) a Peyton Stearns) y Coco Gauff (2-6, 6-3 y 7-6(4) a Clara Burel), y progresó Naomi Osaka (7-5 y 6-3 a Liudmila Samsonova).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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