1 | 2 | 3 | 4 | T | |
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ESP | 26 | 11 | 12 | 17 | 66 |
BEL | 26 | 22 | 19 | 12 | 79 |
Bélgica es demasiado para la selección femenina de baloncesto: 66-79
España se despide de los Juegos en los cuartos ante un equipo muy superior liderado por las pívots Meesseman y Linskens
Bélgica fue un hueso demasiado duro para España. La selección femenina de baloncesto se apea de los Juegos de París en los cuartos frente a un rival de gran sentido colectivo y coronado por dos figuras como las pívots Meesseman (19 puntos) y Linskens (otros 19), el mismo rival que ya les venció en la final del pasado Eurobasket. Apenas hubo suspense cuando las campeonas continentales apretaron la defensa y desplegaron su munición de ataque mediado el segundo cuarto. España no halló la fórmula de responder en los dos tableros por mucha fe y empeño que pusiera. No era cuestión de carácter sino de juego.
Dos triples de Meesseman en menos de 40 segundos fueron el mensaje de bienvenida de la estrella de Bélgica. La selección encajó un 2-8 de arranque apenas sin enterarse de la película. La enorme Linskens intimidaba por dentro y regalaba a Meesseman libertad de movimientos para tejer combinaciones y herir en posiciones interiores. Bélgica apenas fallaba un ataque, casi siempre en zonas liberadas para el tiro, sin la oposición suficiente de las jugadoras de Méndez. España llegaba tarde o no llegaba cuando las belgas movían el balón de un rincón a otro. El equipo español reaccionó desde el perímetro, y así sobrevivió con los bingos de Cazorla y de Conde a la espera de tapar las fugas en defensa. La selección no cometió ninguna falta en el primer cuarto, síntoma de que necesitaba un ápice más de agresividad. Aún así alcanzó la primera pausa con un apretón ofensivo y el acierto exterior de Gustafson (26-26).
La estadounidense nacionalizada mantenía los puños en alto. Respondió Meeseeman en la pintura con un baile de pies en un duelo de altura en el Arena Bercy entre las dos figuras de ambos equipos. Laura Gil y Gustafson se alternaban para echar el candado a la pívot belga, pero se abrían otras gritas. Bélgica movía muy bien el balón y lucía armas de todo tipo. Linskens era un martirio en la pintura para la defensa española por la dificultad para detener ese corpachón. Junto a Meesseman forma un dúo que marca la diferencia en los tableros, en el tajo atrás y en la producción. Bélgica recuperó la iniciativa con otro arreón de buen juego y acierto desde cualquier esquina (32-42). España se había atascado y una travesía de 4m 35s sin una canasta que echarse a la boca, tras algunos errores bajo el aro, fue una pesada losa antes del descanso (37-48).
Méndez inyectó una descarga de juego físico en busca de tapar la sangría, aun a costa de ceder caudal ofensivo, muy dependiente de Gustafson. Tampoco la receta cuajó. Bélgica continuaba imparable y España no encontraba cómo meterle mano al asunto, inferior en el cuerpo a cuerpo y en el juego colectivo. Dos puntos probó la selección en más de seis minutos, de pie frente a un muro sin ventanas. El conjunto belga exhibía artillería y fijó su renta en una barrera de unos 20 puntos que convirtió el desenlace en un camino de una sola dirección (47-67). Ya no varió el guion por mucho que España jamás levantara la bandera blanca y que repescara algunas páginas de su manual de resistencia (60-71). El grupo batió en Lille a China y a Puerto Rico por un punto en la fase de grupos, dio su mejor versión ante Serbia y ya en París chocó esta vez contra un equipazo llamado Bélgica. “Muy mal partido en el peor momento”, resumió Méndez; “no hemos sido capaces de hacerles jugar diferente a lo que querían jugar. Se nos ha hecho muy duro el partido. Es una manera dura de irse porque no lo hemos competido, no hemos puesto nuestras armas en el campo”.
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