La polémica del gol anulado a Argentina aviva la rivalidad del país sudamericano con Francia
El duelo de la albiceleste y Marruecos, parado dos horas por invasión y resuelto por el VAR, es un nuevo capítulo de un reciente desencuentro
“Argentina es el enemigo en Francia”. El titular de Clarín, históricamente el diario argentino de mayor difusión, expresó un sentimiento extendido en el país de Sudamérica. Los argentinos se sienten perseguidos en los Juegos de París. Víctimas de una conspiración. Condenados a sufrir en un territorio de gente ofendida por la derrota en la final del Mundial de Qatar, en donde Emiliano Martínez, el portero argentino, se mofó de Mbappé. Sometidos a oscuras represalias después de que Enzo Fernández y sus compañeros de selección celebraran sin venir a cuento, con cánticos racistas contra los inmigrantes africanos en Francia, el triunfo de Argentina en la Copa América que concluyó hace dos semanas.
La primera jornada de competiciones olímpicas, este miércoles, alimentó las suspicacias nacionales en dos episodios ruidosos. Mientras en el Stade de France la hinchada francesa no dejó de pitar a los Pumas en el torneo de rugby a siete, en Saint-Étienne, a más de 500 kilómetros de París, el VAR anuló un gol a la selección argentina de fútbol dos horas después de que se hubiera suspendido el partido con empate 2-2 tras siete invasiones de campo. Récord de VAR y récord de invasiones previa victoria de Marruecos 1-2.
“En la cancha había 40.000 personas y 39.500 estaban en contra nuestro. Al fin y al cabo, estamos en un país que es el que es y nosotros somos Argentina”, declaró el portero, Gerónimo Rulli, especialmente afectado por el lanzamiento de botellas y otros objetos desde el fondo de la tribuna.
“Es el circo más grande que vi en mi vida”, dijo Javier Mascherano, el seleccionador argentino, que vio cómo Cristian Medina marcaba el 2-2 en el minuto 106 de un tiempo suplementario inagotable que solo concluyó cuando los jugadores, por propia iniciativa, abandonaron el campo para evitar el acoso del público, que lo mismo les lanzaba objetos que saltaba a la cancha sin cesar para hacerse selfies.
“Nunca nos dijeron que se estaba revisando la jugada [del gol de Medina]”, observó Mascherano tras el partido. “La página oficial de París 2024 publicó el 2-2. El partido se suspendió por seguridad. Los capitanes decidieron no jugar. En ningún momento nos hablaron de revisión del gol. Lo que pasó dentro de la cancha fue un escándalo. Esto no es un torneo de barrio. ¿Cómo van a parar el partido siete veces por invasión de campo? A la segunda o tercera invasión se tiene que tomar una decisión. ¡Son los Juegos Olímpicos! ¡Siete veces entraron personas a la cancha! No pretendemos que nos beneficien, ni mucho menos; pero tampoco queremos que nos tomen el pelo como nos lo tomaron hoy”.
“¡Eso fue un escándalo!”, sentenció el miércoles un dirigente del Comité Olímpico Internacional que prefiere el anonimato. Acababa de ver por televisión el Argentina-Marruecos, probablemente el partido de fútbol más aberrante que se ha celebrado en un gran campeonato internacional este siglo. El encuentro, que inauguró el torneo de los Juegos, se programó en el estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Étienne, uno de los recintos más recónditos disponibles, como corresponde a un deporte sin pedigrí olímpico. Las vacilaciones del árbitro, el sueco Glenn Nyberg, aparentemente superado por los acontecimientos, completaron el caos.
Los más de 30.000 seguidores marroquíes convocados pitaron con fuerza desde que sonó el himno del rival. Pero cuando acabó la refriega, Bilal el-Khannouss, jugador de Marruecos, centrocampista del Genk, expresó un sentir extendido entre sus paisanos: la experiencia del partido resultó desagradable hasta para los ganadores. “Estas cosas no deberían ocurrir”, lamentó Bilal. “Quince minutos adicionales seguidos de casi dos horas de suspensión y de espera en los vestuarios… El árbitro y la policía deberían haber tomado una decisión mucho antes”.
El partido solo se reanudó durante dos minutos. Tiempo suficiente para que Glenn Nyberg anulara el gol de Medina por un fuera de juego milimétrico por indicación del VAR. Fue la culminación de una velada sin precedentes que los organizadores aseguran que investigarán. “El partido entre Argentina y Marruecos debió ser suspendido por la invasión de campo de un pequeño grupo de personas”, declaró un portavoz del comité organizador este jueves. “Estamos trabajando con las partes interesadas para comprender las causas e identificar las acciones a seguir”.
Mascherano, mientras tanto, no reprimió su frustración al salir de Saint-Étienne, y añadió combustible a la hoguera del sentimiento de persecución nacional argentino. “Ayer entraron al entrenamiento y nos robaron”, dijo el entrenador, en referencia a la práctica que su equipo completó el martes. “A Thiago Almada le faltaban anillos y un reloj. No quisimos decir nada. ¡En unos Juegos Olímpicos!”.
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