Marcus Cooper: “Yo disfruto cuando hago algo sobrehumano”
El líder del equipo español de piragüismo en París junto con Saúl Craviotto portará la bandera en la ceremonia inaugural de los Juegos el próximo viernes
Marcus Cooper Walz será el abanderado de España en la ceremonia inaugural de los Juegos de París, el próximo viernes. Nacido en Oxford en 1994 y criado en Mallorca, este muchacho nervioso y optimista encontró su segundo hogar en un kayak. Después de ganar el oro en una embarcación individual en Río 2016, en Tokio 2021 se convirtió en el motor del K-4, el kayak para cuatro tripulantes que conquistó la plata en el sprint de 500 metros, y que ahora encabeza la flotilla que España envía a los Juegos de París a competir en las 16 pruebas de piragüismo en el estadio náutico de Vaires-sur-Marne del 27 de julio al 10 de agosto. Después de liderar el medallero junto con Alemania en los Mundiales del año pasado, los españoles pueden considerarse potencia. El deporte de las palas es, con gran diferencia, la mina en la que la delegación aspira a extraer más premios.
Pregunta. ¿Por qué España se ha convertido en el país que más avanza en piragüismo?
Respuesta. Estamos haciendo un buen trabajo: los piragüistas, los técnicos, los sanitarios y la federación. Es rotatorio: cuantos mejores resultados conseguimos los que estamos más arriba, los jóvenes no tienen otro objetivo que igualarlos. Cuando empiezan a competir a nivel internacional, en categorías júnior, el objetivo de los chicos es estar en el podio. Sí o sí. Se entrena cada día con esa mentalidad. Una de las ventajas que tenemos respecto al resto de países es que estamos concentrados en centros de alto rendimiento todo el año desde júniors. Eso, junto al clima y la alimentación, ayudan bastante a España.
P. ¿El clima es determinante?
R. El piragüismo es un deporte de verano. Los palistas del norte de Europa viajan a España para poder entrenarse porque en invierno se les congelan los pantanos.
P. ¿Cree que la alimentación supone una ventaja estratégica?
R. Sí. Somos lo que comemos. Es nuestro combustible. Y en España se come bien. Esto es una seña cultural que se traslada a nuestro deporte y nos mejora respecto a otros países, en donde los deportistas comen simplemente por rellenar el agujero del estómago. Este es un deporte de precisión, como la Fórmula uno. El día que no comes bien notas una bajada de glucosa. Es como si de repente la batería se te agotase. Es la típica pájara. Te entra un hambre voraz porque te falta energía para transformar en kilocalorías, y que viene fundamentalmente de los hidratos de carbono.
P. ¿La eficiencia en el consumo energético es la clave para soportar el ácido láctico al cabo de un minuto de esfuerzo máximo?
R. En los últimos 100 metros de un 500 tienes el lactato por las nubes. El sprint olímpico es un deporte totalmente lactácido. Es matador. Lo sientes en todo el cuerpo, en cualquier músculo. Es de las peores sensaciones que he sentido en mi vida. Convives con ello y lo entrenas cada día en ejercicios de tolerancia láctica. Tomamos suplementos alimenticios que son inhibidores porque atrasan la producción de ácido láctico y lo trabajamos para convivir con ello. Para que, aunque te pegue la hostia, tú puedas seguir paleando con la técnica que toca. Aunque no puedas aumentar la velocidad, que decaiga lo mínimo posible.
P. ¿Cómo experimenta el cuerpo la degradación de la técnica por agotamiento?
R. Las piernas y los brazos se cansan porque tienen que hacer un esfuerzo extra respecto al torso y la zona de la cintura. Los brazos tienen mucho recorrido técnico: la fuerza va de la mano al reposapiés, que es donde empujamos, y el torso se mueve gracias al impulso de las piernas. Si las extremidades se cansan el torso rota peor porque transitas peor el impulso de palanca desde la hoja en el agua hacia la piragua en el reposapiés. Las piernas no necesitan estar tan fuertes, pero deben ser resistentes.
P. Probablemente España sea el mejor país del mundo en deportes de equipo. ¿El piragüismo es un deporte de equipo?
R. Los mejores cuatro palistas del mundo no hacen necesariamente el mejor K-4. Esta disciplina no tiene nada de individual. El K-4 no es solo un deporte de fuerza, resistencia y rendimiento. Es súper importante la sincronización con el resto de compañeros. Es como en el fútbol: para llevar el balón de portería a portería y meterlo hace falta sincronización. Si los cuatro mejores palistas del mundo empujan como bestias, sin más, no basta. El truco es que los cuatro empujen exactamente igual. El impulso con las piernas, la torsión de las caderas, los brazos y la pala en el agua deben moverse a la vez. Es como empujar un muro entre cuatro. El muro solo se puede mover si empujan los cuatro a una. Si uno empuja dos segundos más tarde la pared se te cae encima.
P. ¿Cómo se logra la sincronización?
R. Es algo que no ves. Lo sientes cuando vas paleando y parece que el kayak levita sobre el agua, tan ligero como si volase, sin el freno de la resistencia del líquido. Lo notas muchísimo en la impulsión de piernas y cadera. Se piensa que esto es cuestión de brazos y no hay nada más lejos de la realidad. Dentro de la piragua es muy importante que las caderas vayan moviéndose delante y atrás; hacemos muchísimo trabajo de sincronización de cintura para abajo. Como no sincronicemos las piernas vamos mucho más cansados, y un piragüista con las piernas cansadas es letal, es inútil. Si además tienes fuerza y resistencia, mejor que mejor, pero la clave es la coordinación. Hay países que levantan muchos más kilos que nosotros en el gimnasio. Son unas bestias. Ves a los de Lituania y parecen el doble que nosotros y sin embargo su K-4 no navega como el nuestro. Meter watios no significa que sirvan para empujar de manera eficiente. Esto es motivo de preocupación en el día a día del entrenamiento. Tienes que tener masa muscular, pero el músculo debe ser efectivo. El peso muscular nunca debe descompensar el equilibrio de fuerza, resistencia y potencia. No por estar ‘mazadísimos’ vamos a ir más rápido. Llevo entrenando desde los 12 años y si quisiera podría estar como un culturista. No lo estoy porque no es eso lo que interesa. Cuanto más grande el músculo más consume y más se cansa. Este es un deporte de detalles infinitos.
P. Muchos deportistas experimentan un momento de iluminación espiritual. ¿Usted practica el piragüismo porque busca ese placer supremo o porque únicamente le gusta competir y ganar?
R. Yo disfruto cuando sé que hago algo sobrehumano. No porque no lo pueda hacer cualquier persona, sino porque la media de las personas no está dispuesta a hacerlo. La mayoría no están dispuestos a hacer lo que hago yo. Sé que estoy poniendo mi cuerpo y mi mente al límite. Disfruto mucho superándome: ver dónde soy capaz de llegar. Mi manera de seguir motivado después de conseguir un oro olímpico es poniéndome retos cada vez más difíciles. Por eso después del oro en Río en K-1 me metí en el K-4 que es tremendamente más difícil. Ahora en París mi reto es participar en dos pruebas: K-4 y K-2. Aunque solo haya media hora de diferencia entre una final y la otra. Quiero pegarme dos 500 en media hora, algo que no hace nadie en el máximo nivel.
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