Luis Rubiales: “No tengo ni la posibilidad de pagarme una Coca-cola, tengo todas las cuentas bloqueadas”

Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), investigado por un supuesto delito de corrupción en los negocios, administración desleal, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal, ya está en España. Ha sido detenido a su llegada al aeropuerto de Barajas, en Madrid, este miércoles por la mañana y se ha negado a prestar declaración ante la Guardia Civil. Solo unas horas antes, cuando todavía se encontraba en la República Dominicana, país al que viajó en marzo y donde, asegura, intentaba hacer negocios para buscarse la vida, atendió al equipo de El Objetivo, de La Sexta. En la entrevista, en el tono chulesco y retador que acostumbra, lo niega casi todo. Y muy especialmente que se haya enriquecido ilegalmente, como intuye la Guardia Civil, que inició la investigación en colaboración con la Fiscalía Anticorrupción, desde su cargo de máximo mandatario de la RFEF. “He ido como imputado y como acusado y no he hecho nada mal, no me he llevado una mordida en la vida”.

La entrevistadora, la periodista Ana Pastor, desconocía, como desconocía el público general, que Rubiales había cambiado su billete de regreso a España para aterrizar de vuelta en su país tres días antes de lo esperado. Si bien, desde su retiro en el Caribe, Rubiales se defiende y ofrece su versión de los hechos apenas unas horas antes de ser detenido por la Guardia Civil y quedar a expensas de la llamada de la jueza. De su discurso, más bien inteligible, con constantes interrupciones, se sacan pocas conclusiones más allá de que el investigado defiende y clama por la presunción de inocencia, que dice ver amenazada por la labor de los medios. “No tengo ni la posibilidad de pagarme una Coca-cola, tengo todas las cuentas de aquí y de España bloqueadas, y sin haber demostrado nada”, señala Rubiales cuando se le pregunta por el tipo de negocios que ha ido a hacer allí. Negocios, de supuestas inversiones en hoteles o para la construcción de los mismos, que hace, señala, como podría emprenderlos cualquier otra persona. “¿El presidente de la RFEF tiene que vivir en una burbuja? Si mañana vas a un país y un amigo te dice: ‘Aquí puedes invertir’, no veo el problema”, se explica.

Esos negocios los hace de la mano de su amigo Nene, el exfutbolista Francisco Javier Martín Alcaide. “El Nene es un chico que conozco desde hace 30 años, una familia que quiero mucho. Creo que lo que le está pasando es por ser amigo mío”, indica. Sin más explicación. Pero la Guardia Civil considera a Nene un personaje principal de la trama. Con él, Rubiales habría creado todo un entramado societario para el desvío de dinero de la federación procedente de diferentes contratos de obra adjudicados a la empresa Gruconsa, de la que es socio Ángel González Segura, el hermano de Pedro, entonces director de los servicios jurídicos de la federación.

En la entrevista, Rubiales también responde a preguntas sobre su relación con Koldo, la mano derecha del exministro José Luis Ábalos, salpicado por una supuesta trama de mordidas en el Ministerio de Transportes. Y asegura que le llamaba amigo porque “era un hombre afectuoso, cercano en el trato, era una manera de hablar”. “Nos interesaba llevarnos bien con todos los políticos de cualquier partido”, añade.

“Koldo nos ha pedido entradas como prácticamente todos los políticos de todos los partidos nacionales que no son independentistas, a excepción de Vox, que nunca nos ha pedido entradas, sí los hemos invitado... El resto nos han pedido entradas muchísimas veces”, dice. Y añade que el excolaborador de Ábalos le contactó porque era a su vez amigo de Aldama, el presidente del Zamora. “Me preguntaron por qué no subía el Zamora. Se le dieron explicaciones. No he esquivado nunca unas explicaciones”.

La entrevista también aborda el conflicto en la federación con la selección femenina y el caso abierto, por el que Rubiales será juzgado, a cuenta del beso a la futbolista Jenni Hermoso en las celebraciones por la Copa del Mundo el verano pasado. Rubiales, que será juzgado por acoso sexual y por coacciones, reconoce que sí fue él mismo a hablar con Hermoso en el avión de regreso a España, algo que hasta ahora no había admitido. “Hablé con la señora Hermoso en el avión y le dije: ‘Nos están pidiendo [desde el departamento] de Comunicación que salgamos a hablar’. Ella dijo que ya había salido, que quería disfrutar, no quería nada más... Perfecto. Si eso es una coacción, cualquier conversación es una coacción”.

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