Marta Torrejón: “Pasé de recibir algo de dinero para la gasolina a vivir del fútbol”
La veterana defensa del Barcelona recuerda su trayectoria, habla de la evolución del fútbol femenino y explica su adiós a la selección española en 2019
Vivió en primera persona la profesionalización del fútbol femenino. En sus piernas se acumulan 417 partidos como azulgrana, la segunda de la historia del club azulgrana, por detrás de los 517 de Melanie Serrano. Suma 64 goles y en su vitrina se acopian 24 títulos con el Barcelona. Marta Torrejón (Mataró, 33 años) no ve mucho fútbol: lo que le apasiona es jugarlo. Sonríe cuando escucha las cifras de su trayectoria: “No cambiaría nada. Miro atrás y me considero una chica con suerte, aunque hay mucho sacrificio detrás, no solo mío. El fútbol pasó de ser una afición en la que mi padre recibía algo de dinero para la gasolina para llevarme a entrenar a ser mi trabajo y vivir de ello”, subraya Torrejón. No quiere decir basta, acaba de renovar con el Barça hasta 2025.
“Siento que todavía puedo competir. Hasta el año pasado, cuando más estuve en el banquillo, lo jugué casi todo. Entonces me tocó asumir otro rol. Al principio no es fácil, pica un poco, porque todas nos entrenamos para jugar”, confiesa. No quiere, en realidad nunca ha querido, atar su vida al fútbol, siempre con una oreja en cada uno de sus padres. “Mi padre me llevaba a jugar, y mi madre me decía que estudiase, que esto se podía acabar y, aunque ganase algo, iba a necesitar trabajar después”, explica. Escuchó a los dos. No le fue mal, dos veces campeona de la Champions (2021 y 2023), licenciada en biología, también estudiante de historia y geografía. Quiere más: en su punto de mira, el máster para ejercer de profesora. En su futuro, antes un museo que un laboratorio.
Aunque de pequeña quiso ser tenista –”era demasiado caro”–, Torrejón creció en una familia de futbolistas y se crió en la cantera del Espanyol. Jugó tres años con los chicos. Y, como era la única niña, le dejaban un vestuario aparte para que pudiera cambiarse sola. “En el colegio ya jugaba con chicos, por lo que no supuso una diferencia para mí. Pero a ese nivel y en esos clubes era algo que no se había dado nunca”, comparte Marta. En aquella etapa se cruzó con Bojan y con Fran Mérida, hasta que con 14 años dio el salto al primer equipo femenino. En 2013, saltó al Barcelona.
“Todo ha cambiado una barbaridad, desde las estructuras inferiores hasta nosotras. Antes no había proyección ni organización. Se jugaba por jugar”, recuerda. No duda a la hora de señalar su momento más dulce: la Champions de Gotemburgo en 2021. En cambio, se toma su tiempo para reflexionar sobre su tramo más amargo. “Cuando hablas con compañeras de otras selecciones, te da pena no haber tenido el suficiente nivel organizativo. Si lo hubiésemos tenido, por el talento de nuestras jugadoras, España hubiese estado arriba mucho antes”, subraya Torrejón.
A los 17 años, debutó con España en 2007. Tras 90 partidos, dejó la selección en 2019. “Tenía la sensación de que no se aprovechaba bien el tiempo. No había organización, y teníamos mucho control y apenas libertad. Si quería ir a tomar un café, tenía que avisar, o te revisaban las bolsas al llegar del súper”, recuerda la de Mataró. Jamás se ha arrepentido de su decisión: “Ha tardado mucho en haber cambios. Las cosas están yendo a mejor y seguirán haciéndolo, pero estoy contenta con mi decisión. Llevaba muchos años y el cúmulo de partidos te desgasta”. Lo sucedido este último año en la selección lo ha vivido “al margen”. “Me da pena por algunas compañeras que sé que hubiesen sido campeonas del mundo, pero por sus valores decidieron quedarse”, comparte Marta.
Marta mira el pasado sin rencor. Piensa en el mañana, mientras disfruta del presente. “He tenido la suerte de poder dedicarme a lo que más me gusta: jugar al fútbol. No me da vértigo el futuro. Lamentablemente, no es como un trabajo normal en el que me pueda retirar a los 60 años”, cierra Torrejón, símbolo de la evolución del fútbol femenino, referente del Barcelona.
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