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Emiliano Martínez, un año en la cumbre

Campeón mundial con Argentina, el portero lidera al Aston Villa, equipo con más puntos de la Premier en 2023 tras el City

Emiliano Martínez en una foto de archivo.
Emiliano Martínez en una foto de archivo.Neville Williams (Aston Villa FC via Getty Images)
Diego Torres

Ochenta años de vida dedicados al fútbol no blindaron a Miguel Ángel Santoro contra la noción alarmante de la inactividad. Esta leyenda viviente del balompié sudamericano, cuatro veces campeón de la Copa Libertadores, no puede reprimir la emoción cuando recuerda el viaje que le llevó de Buenos Aires a Europa en compañía de su pupilo, Emiliano Martínez, el portero juvenil de Independiente de Avellaneda que el Arsenal se disponía a comprar sin que hubiera disputado ni un minuto en Primera División. “Mi consejo fue importante”, recuerda Santoro. “¡Tienes que jugar! ¡Cuánto más juegues, menos errores cometerás! ¡Cuanta más experiencia tengas mejor portero serás!”.

Santoro advirtió que el mayor peligro que correría su discípulo en el Arsenal sería la inactividad. Si entrenar sin jugar, en el futbolista de élite equivale a la corrosión, en los jóvenes sin rodaje la falta de competición supone la principal causa de fracaso. Emiliano Martínez llegó a Inglaterra con 17 años y hasta que cumplió 29 no disputó más de 30 partidos en una temporada. Este muchacho nacido en Mar del Plata en 1992 parecía configurado para la suplencia o la extinción anímica cuando en el verano de 2020 Mikel Arteta, entrenador del Arsenal, remató su larga espera anunciándole que prefería a Bernd Leno antes que a él.

“Era un portero poco ortodoxo”, dice Francis Cagigao, el responsable de su descubrimiento para Europa durante el Suramericano sub-17 de 2009; “grande, de manoplas grandes, rápido para su tamaño y valiente. Inmediatamente pensé que era perfecto para la Premier y para nosotros”.

Cagigao, que durante dos décadas trabajó a las ordenes de Arsène Wenger como secretario técnico internacional del Arsenal, se apresuró a echarle el lazo: “Llamé al scout argentino para que empezara a seguirlo en el Independiente, y a mi vuelta le dije a Gerry Peyton, el entrenador de porteros, a Arsène y a Steve Rowley, el jefe de scouting, que teníamos un diamante en bruto. Organizamos un periodo de prueba. Le gustó mucho a Gerry y decidimos pagar 500.000 dólares más un millón si jugaba 20 partidos. Richard Law, nuestro director de operaciones por entonces, cerró el trato”.

“Tardó mucho en establecerse…”, reflexiona Cagigao, que lamenta el interminable meandro en que se convirtió la adaptación del jugador al profesionalismo, cedido con poca fortuna al Oxford, al Sheffield Wednesday, al Rotherham, al Wolverhampton, al Getafe, al Reading… “Emiliano siempre fue tema de mucha discusión dentro del club; en algunas cesiones no le salieron bien las cosas, pero el chico se mostró muy fuerte mentalmente. Sin esa fortaleza no hubiera llegado a donde está ahora porque sé que lo paso mal. Finalmente se hizo con el puesto y ganó la FA Cup con el Arsenal. Cuando en 2020 Mikel no le pudo asegurar la titularidad entre él y Leno, Emi tomó la decisión valiente de irse. Dejó más de 24 millones de euros en las arcas del club. Desde entonces su progresión fue espectacular”.

Fichó por el Aston Villa y por primera vez en su vida desde que abandonó la tutela de Santoro en la cantera de Independiente, gozó de la confianza férrea de su entrenador, por entonces Dean Smith. Dos años más tarde alzó la Copa del Mundo y en enero de 2023 se reencontró con Unai Emery, fichado por el Villa. Ambos habían coincidido en el Arsenal, de donde salieron despedidos después de establecer una buena relación. Emery quiso llevárselo al Villarreal pero el argentino prefirió quedarse en Inglaterra. Su asociación postrera resultó providencial. La serenidad de Emiliano Martínez, capaz de contagiar optimismo en las peores circunstancias, permitió a Emery sentar las bases de un equipo especializado en confundir a sus adversarios, dejarse someter, emboscarse y contragolpear.

“Su mayor virtud cuando llegó a Independiente con 13 años era la templanza, y sigue siendo así”, dice Santoro. “Se tiene una gran confianza, Emi tiene una gran personalidad, y trabaja mucho en eso con psicólogos. Sigue rutinas de concentración y relajación. Cuando lo ves atajar lo hace con una tranquilidad y una paz que es fundamental para transmitir seguridad a sus compañeros. Los porteros deben dirigir a toda la defensa manejando los tiempos: no tienen que apurarse y no solo basta con estar seguros sino que necesitan demostrarlo a sus compañeros”.

Sobre los pilares de Emiliano Martínez y su primer central, Diego Carlos, el equipo de Birmingham completó una gesta insospechada: 85 puntos en el año natural de 2023, solo por debajo del Manchester City, que con 93 puntos reafirmó la condición de equipo más hegemónico de la última década en Inglaterra.

“Emi tiene un espíritu indomable”, dice Cagigao. “Su camino fue de sufrimiento pero por tenacidad, por creer en sí mismo, es ejemplar”. Si por algo se define el polifacético equipo que ha construido Emery es por el carácter del guardameta, auténtico líder de una estructura que tiene su baricentro en la zaga. Todo es circunstancial en este Villa: la presión alta, a veces enfática otras incompleta, la salida ordenada del balón, a veces no tan ordenada, los repliegues masivos y las transiciones vertiginosas. Todo se ejecuta en función del rival. Lo inmutable —aquello que no genera dudas entre los jugadores— es el estatuto de Emiliano Martínez, una voz incansable, paternal y segura cuando se trata de formar a los diez hombres de campo alrededor de su área para preparar el siguiente ataque. “El Dibu es un obsesivo de la portería a cero”, confesó Pau Torres, que en su vida jugó más seguro: su meta suma 56 paradas en liga. Ningún guardameta del top four de la Premier ha atajado más: Raya, 23; Alisson, 51; Ederson, 32.

“Emiliano”, observa Santoro, “maneja los tiempos y el espacio porque mide muy bien a los delanteros cuando lo encaran. Esa sensibilidad para saber el tiempo exacto que tardará el delantero en llegar a la pelota, a él le da tranquilidad porque comprende dónde situarse. No todos los delanteros corren a la misma velocidad y hay arqueros que lo calculan de forma instantánea. Eso es el manejo del timing y es la base de las decisiones. Por eso no se le ve dudar. Y cuando los delanteros ven que el portero no duda y además tiene un físico tan grande [mide 1,95], se intimidan”.

“Una vez lo convocaron para un amistoso con Argentina en Elche, en 2019″, concluye el viejo maestro. “Y recuerdo que me dijo: ‘¡Yo si agarro la selección no la suelto más!’. Ese amor propio de los porteros se refuerza con los errores y el sufrimiento. A veces cometes un error y perjudicas a todo el equipo. Pero si aprendes, te haces fuerte. Él es un optimista: cuando sale al campo siente que no le harán goles. Esa fe es propia de arqueros. Sin esa fe es imposible estar preparado para cometer errores que potencialmente pueden condicionar partidos y ser capaz de sobreponerse”.

Emiliano Martínez se sobrepuso a una década de corrosión. Desde que juega con regularidad ganó el Mundial y ha empezado 2024 agarrado a los primeros puestos de la Premier como jefe del equipo revelación.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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