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Aitana Bonmatí se corona con el Balón de Oro: “Somos referentes dentro y fuera del campo”

La azulgrana recibe el premio tras lograr Mundial, Champions, Liga y Supercopa con la selección y el FC Barcelona

Aitana Bonmatí recibe el Balón de Oro en París.Foto: FRANCK FIFE (AFP) | Vídeo: EPV
Irene Guevara

“Mentiría si dijera que no voy a ganar todo”, aseguró en una entrevista. Es ambiciosa. Incombustible. Y lo está logrando todo. El Balón de Oro se queda en el Barça. Un año más, por tercera vez consecutiva, pero con una cara nueva en el trono. Aitana Bonmatí (Sant Pere de Ribes, 25 años) se coronó ayer en París como la mejor jugadora del mundo. “Somos referentes y tenemos una responsabilidad en el campo y fuera de él. Debemos ser más que atletas, seguir liderando desde el ejemplo y seguir luchando juntas por un mundo en paz e igualitario”, dijo, al recibir el premio.

El trofeo consagra un año lleno de logros para Bonmatí: Copa del Mundo —y MVP— con la selección española, Liga, Champions y Supercopa con el FC Barcelona. Además del MVP de estas dos últimas, y el premio a mejor jugadora del año según la UEFA. Culé de cuna, herencia del 14 de Cruyff, con el estilo de Iniesta, y el control de Xavi. Con ambición, autoexigencia y perfeccionismo, la última temporada, en 45 partidos, logró 21 goles y 23 asistencias. Lideró a un Barça y una selección acostumbrados al mando de Alexia Putellas, fuera de escena durante diez meses por su lesión. “Mucho trabajo y compromiso detrás, nada es casualidad”, escribía en Instagram tras ganar por cuarta vez consecutiva la Liga. Carácter tampoco le falta. Así lo asumía ella, Aitana Bonmatí Conca, hija de Rosa Bonmatí y Vicent Conca, ya con el ansiado balón entre manos, cuando se acordaba ellos: “Gracias a mis padres, Rosa y Vicent. Vosotros luchasteis por cambiar la norma de los apellidos en España y lo conseguisteis. Yo llevo esta lucha y resiliencia en la sangre y os lo debo a vosotros”.

Menuda, pero “pura fibra”, según asegura Lluís Cortés, ex entrenador del Barça, Bonmatí, de 1,61 metros y 55 kilos, supo que tenía que entrenar su cuerpo para mejorar en la élite. Así, empezó a trabajar semanalmente en 2019 con su actual preparador físico, Dani Ortigosa, que en los últimos años incorporó a dos fisioterapeutas, un psicólogo, un experto en biomecánica y un nutricionista. Con este vio “la necesidad de aumentar la masa muscular” —logró más de 2,5 kilos en una temporada—, recuerda Ortigosa. “La mejora de Aitana es global y transversal, desde la gestión de las emociones, hasta la generación de hábitos de rendimiento óptimos en cuanto a su nutrición o descanso”, señala el preparador, que explica la mejora en fuerza, potencia, mecánicas de desplazamiento y la extensibilidad y flexión de cadera de la jugadora.

En Sant Pere de Ribes, su refugio, dio sus primeros toques al balón cuando tenía 7 años. “Era mejor que muchos compañeros, y eso en aquella época llamaba la atención. Durante cuatro años, siempre fue la titular”, recuerda, orgulloso, Rubén Bernardo, uno de sus primeros técnicos en el CD Ribes, donde Aitana era la única chica. No fue fácil para ella, explica Bernardo: “Un día su madre me buscó. Su hija no quería salir del coche. Me senté detrás, y me dijo que se metían con ella. Yo le contesté que lo hacían porque era mucho mejor que ellos”. Cuando perdía, se enfadaba mucho, pero sigue siendo “igual dentro del campo que fuera”, destaca, positivamente, Rubén. Ya era ambiciosa. “Destacaba por su intensidad, y eso no se enseña”. Asegura su exentrenador que tampoco era egoísta: “No hacía muchos goles, era más de robar pelotas y pasar a sus compañeros”.

Con 13 años, cuando ya jugaba en el CD Cubelles, el Barcelona la descubrió y la fichó. Y tras varias temporadas en el fútbol base, se estrenó de la mano de Xavi Llorens en el primer equipo en un partido de Copa. Era 2016. Apenas jugó algunos encuentros aquella temporada. Era una jugadora más ofensiva, con velocidad e intensidad. En 2019, al lograr el premio a Mejor Jugadora Catalana, Llorens reconoció que Aitana siempre había tenido “prisa para llegar a la élite”. Pero le pedían paciencia. “Tiene la chispa para cambiar las dinámicas del juego: si es pausado ella lo acelera, y viceversa. Es más madura de lo que corresponde a su edad”, definía Llorens, quien en 2021 vaticinó que un día ganaría el Balón de Oro. Acertó.

Ballon d’Or
Joan Laporta y Aitana Bonmatí posan en la alfombra roja, antes de la gala del Balón de Oro.FRANCK FIFE (AFP)

El punto de inflexión llegó en la temporada 2017-18, con más minutos en el césped. “Era joven y con mucho talento. Se afianzó en el primer equipo, y empezó a tener más protagonismo”, comenta Fran Sánchez, entonces entrenador del club azulgrana. Una lesión en 2017 le cortó algo la progresión, pero volvió a un gran nivel y debutó con la selección absoluta. “Se le veía mucha calidad, sobre todo con el último pase, en llegada a portería, y se intuía que era una jugadora diferencial”, recuerda Fran. Seguía siendo ambiciosa: “No le gustaba quedarse fuera de algún partido, ni perder. Ni siquiera en los entrenos”.

“Aitana ha evolucionado muchísimo estos años. Le costó entrar en el 11 con Xavi y Fran”, rememora Lluís Cortés, entrenador del Barça entre 2019 y 2021, cuando la jugadora se consolidó. Fue titular en la final de Champions de Budapest en 2019. Antes de aquel encuentro, en un entrenamiento, se repartieron petos. Ella no tenía. “Interpretó que no sería titular, y se cabreó muchísimo. Casi la echamos del entreno. No lo canalizó bien”, recuerda Cortés, que cree que su ambición a veces “le lleva a frustrarse o no disfrutar”. Trabajó su finalización con ambas piernas y su fuerza: “Ahí Aitana dio un paso adelante. Si ahora chocas con ella, sufres”. “Su evolución ha sido a nivel de maduración, ha entendido qué requiere el juego en cada momento y a utilizar sus recursos. Nos ayudaba a romper los partidos, con una conducción muy agresiva y vertical, pero importante a nivel defensivo y recuperando muchos balones en zona alta”, destaca Cortés.

En 2021, antes de renovar con el Barça hasta 2025, le llegaron grandes ofertas de clubes europeos. Pero Aitana no se marchó. Ayer, dio las gracias al Barcelona. “Gracias por apostar por nosotras cuando nadie lo hacía, por darme la oportunidad de ser futbolista profesional. ¿Quien me habría dicho cuando era pequeña que acabaría jugando en un Camp Nou lleno? Somos un club referencia mundial”.

El pasado curso, con Alexia fuera de los escenarios por lesión, los focos apuntaron a ella. Adoptó una posición más avanzada y se convirtió en motor y guía del cuadro barcelonista, también de la selección española. Un arma más ofensiva para Jonatan Giráldez, con más goles y disparos. Una brújula en la Roja, equipo que la ha catapultado a la fama mundial. Con el que ha tomado la palabra en el césped y ante patios de butacas como el de París. “Como sociedad no debemos permitir que haya abuso de poder en una relación laboral ni faltas de respeto”, denunció el pasado agosto en la gala del The Best, premio que también recibió. Hablaba en defensa de su compañera Jenni Hermoso y en representación de la selección femenina.

Según FIFPRO, desde julio de 2018 ha sido la futbolista con más partidos jugados —más de 242— y consecutivos —más de 140—. Desde su pueblo sienten orgullo: este año la peña barcelonista y el campo del CD Ribes han llevado su nombre. “Aitana pide ser la mejor versión de sí misma. Es recurrente su llamada durante la temporada preguntando en qué tiene que mejorar. No está en su techo, le queda mucho margen por delante”, cree su preparador físico, Ortigosa. Ella, de momento, marchará a Sant Pere de Ribes, con su familia, con su pueblo, y con su Balón de Oro.

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