El ejemplo de luchar el doble para conseguir la mitad

El Dreamland Gran Canaria de la Liga Endesa ha conseguido en cuatro años que el Proyecto Suma que promueve el baloncesto en personas con discapacidad pase de 40 a 800 participantes

Una de las jugadoras del Proyecto Suma entrena en el instituto Lomo de la Herradura en La Herradura (Gran Canaria) el pasado 16 de junio.
Una de las jugadoras del Proyecto Suma entrena en el instituto Lomo de la Herradura en La Herradura (Gran Canaria) el pasado 16 de junio.Quique Curbelo

Javier Choren se define en broma como el entrenador de baloncesto que en más canchas diferentes entrena cada semana. En el verano de 2019, a este gallego de 40 años le propusieron mudarse a Gran Canaria para poner en marcha el Proyecto Suma, un programa de deporte inclusivo que ha cambiado la vida a cientos de personas al amparo del Dreamland Gran Canaria. La iniciativa es una de las cinco finalistas de la Liga Endesa de Corazón, que impulsa la transformación social a través del baloncesto. De lunes a viernes, Choren recorre unos 30 colegios y centros de educación especializada de la isla para entrenar a unos chavales que cada día le reciben entre vítores, aplausos y abrazos y disfrutan de la oportunidad de hacer deporte “sin que nadie les juzgue”, afirma. El Proyecto Suma comenzó hace cuatro años con solo 40 menores inscritos. Ahora, acoge a 800 familias y otras 200 se encuentran en lista de espera. “Hemos creado un lugar donde poder jugar independientemente de tus condiciones. Todos los jugadores son un ejemplo, porque luchan el doble para conseguir la mitad”, cuenta. “Todos los entrenadores deberían tener pasar por este aprendizaje”

El secreto de la multiplicación de participantes es que todos tienen cabida en el Proyecto Suma. No importa el rango de edad: el más pequeño, Elián, tiene cuatro años y Pepe, el mayor, 61. Tampoco su grado de discapacidad o condición. Todos convergen en una misma cancha. Se ayudan mutuamente bajo la atenta mirada de Choren y sus ayudantes, Jorge Coronet y Paula Pérez, dos entrenadores grancanarios de 26 y 29 años que entraron al programa hace un par de temporadas ante la avalancha de solicitudes recibidas. “Esto es un derroche de energía, pero no nos permitimos estar cansados. No estaríamos a la altura de la lucha diaria que viven estos chavales”, dice el gallego con una sonrisa.

Choren no estaría en Gran Canaria si un día del verano de 2019 no se hubiera cruzado con el exjugador Josh Fisher, que disputó 207 partidos en la Liga Endesa. El estadounidense estaba de visita en el pabellón del CB Las Rozas donde Choren llevaba un proyecto de baloncesto con niños neurotípicos en el que participaban 200 personas, entre ellos, el hijo del propio Fisher. “Estaba en medio del entrenamiento y me dijo: ‘Tú no deberías estar aquí’. Pensé que se había quejado alguien de mí”, recuerda Choren. En realidad, se refería a que necesitaban llegar a más gente. Fisher concertó una reunión con directivos del Dreamland Gran Canaria, donde había jugado entre 2008 y 2010, para hablarles del baloncesto inclusivo y de Choren. La propuesta fue aceptada. La llamaron Proyecto Suma.

El Dreamland Gran Canaria sufraga todos los gastos de la iniciativa, que es una sección más del club. El actual presidente, una leyenda como jugador, Sitapha Savané, llegó al cargo en septiembre de 2022, cuando el programa llevaba en marcha tres temporadas. “La primera vez que me senté con Javi [Choren] le dije: ‘Mira, se te acaba de aparecer la Virgen, porque ya conozco Suma y no me tienes que convencer. Vamos a apostar muy fuerte por ello”. recuerda Savané. Él es uno de los tres jugadores del club, junto a Jim Moran y Greg Stewart, cuya camiseta cuelga a modo de homenaje del techo del pabellón Gran Canaria Arena. Savané participó en 2017 como actor en la película Campeones, en la que un equipo de jugadores con discapacidad peleaba por ganar un torneo de baloncesto. “Aún sigo flipando. Si alguien me dice hace cinco años que iba a participar en un proyecto parecido en la vida real no me lo hubiera creído. Me genera mucho orgullo”.

Entre el personal docente de los colegios adscritos del programa, repartidos por toda la isla, los sentimientos son similares. A Silvia Pérez, de 48 años y profesora en el primer centro de educación especializada que se adhirió, el Petra Lorenzo de Las Palmas, lo que más le llama la atención es la mejora a nivel social de los chicos. “Veo la felicidad en sus caras. Todo el mundo cree que son sedentarios, pero es que no suelen tener una alternativa de ocio”, explica. Su compañero, Carmelo Gil, de 41 años, cree que formar parte del mismo grupo es un avance fundamental para los chavales. “Hay algunos que, incluso aunque se pongan malos, les dicen a sus padres que quieren ir al colegio el viernes, cuando tenemos el entrenamiento”.

Heriberto Báez, de 50 años, director desde hace cuatro cursos del instituto Lomo de la Herradura, de La Herradura, un pueblo del noreste de la isla, está convencido de la evolución favorable. “El mayor cambio que he visto en los niños es la ilusión, que vengan aquí motivados para una clase de educación física. Es un revulsivo para ellos”, explica. María José Alarcón, profesora en el mismo centro educativo, considera que los niños tienen “más autoestima”, y también ha visto una “mejora de la movilidad” en alumnos que padecen alguna discapacidad motórica.

Choren coincide en que muchos chicos han evolucionado su destreza física al encontrar una motivación en el baloncesto. Está tan convencido de ello que su próximo reto es llevar a cabo una investigación conjunta con especialistas médicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para medir cómo el deporte les ha mejorado su condición. Otro de los siguientes pasos que quiere dar en el Proyecto Suma es potenciar el sistema de integración laboral, que brinda a los integrantes del programa la oportunidad de conseguir su primer trabajo en empresas canarias y evitar la exclusión. “Muchos al final se terminaban apartando de la sociedad. Muchas familias me han reconocido que, gracias al proyecto, ahora van por la calle con la cabeza alta y con la camiseta del Granca”.

El colofón a la liga Baloncesto sin límites

El Proyecto Suma fue uno de los 14 equipos que participaron en la última jornada de la liga Baloncesto sin límites, una competición inclusiva que se organiza en Canarias desde hace un par de temporadas. 280 deportistas acudieron el pasado 17 de junio al pabellón Gran Canaria Arena para disfrutar de una jornada en la que los resultados deportivos fueron lo menos importante; todos recibieron el mismo diploma en la multitudinaria entrega de premios que se llevó a cabo.

A la fiesta acudieron también las familias de los miembros del Proyecto Suma. Isabel Araújo, de 49 años, es la madre de Raúl, un chaval de 16 años con síndrome de Down, que cree que su hijo ha cambiado mucho desde que entró con 12 años. “El baloncesto pasó a ser parte de su propia vida, le dio una identidad. Raúl no dejaba de estar en su entorno de siempre y aprender a comunicarse mejor ha sido increíble”. Jaime Manrique, padre de Lucas, un niño de 14 años con discapacidad cognitiva que lleva un año en la iniciativa, también nota a su hijo distinto. “Se olvida de las dificultades del día a día por un rato. Vienen a jugar al baloncesto, hay un trabajo en equipo, de compañerismo, y eso al final le ayuda a madurar”.

Con otra temporada más acabada, Choren se tomará un descanso durante el verano para volver el próximo curso con más fuerza. Mientras tanto, sueña con entrenar algún día en la Liga Endesa. “Aunque, probablemente, el sueño de muchos entrenadores de la élite sea entrenar en el Proyecto Suma. Creo que el aprendizaje que te llevas aquí es brutal: saber relativizar todo y darte cuenta de lo que realmente importa. Estos chicos me dan mucho más de lo que yo les doy”.

Los cinco finalistas de Liga Endesa de Corazón

Endesa persigue desde hace 12 años la transformación social a través del baloncesto impulsando proyectos como Liga Endesa de Corazón, un programa que promueve valores como la sostenibilidad, la igualdad, el esfuerzo y el compañerismo. Además del Proyecto Suma, uno de los cinco finalistas de la edición de este año, otras cuatro iniciativas se repartirán premios por valor de 15.000 euros. 

Proyectos para llevar el deporte a poblaciones pequeñas como Baloncesto en movimiento o Rural Hoops, y proyectos de inclusión social como Baskonia Mixed Ability y Basket Ilusión Llefiá, competirán junto al Proyecto Suma. Para elegir al ganador, la comunidad de aficionados al baloncesto puede votar desde el 7 hasta el 20 de julio en la página oficial de Liga Endesa de Corazón. Muy pronto se conocerán los resultados y se decidirá la iniciativa ganadora, además de conocerse cómo quedará el reparto de premios.

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