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Nienke Brinkman, la estrella del trail que empezó a correr en la pandemia

La holandesa, jugadora de hockey frustrada, logró en dos años un bronce europeo en maratón y victorias de prestigio en trail. Tras no poder vencer en la Sierre-Zinal se cambiará al asfalto en busca de una plaza en los Juegos de París

Nienke Brinkman, en uno de los tramos de la Sierre-Zinal del pasado sábado.
Nienke Brinkman, en uno de los tramos de la Sierre-Zinal del pasado sábado.@martina valmassoi

Nienke Brinkman tumba el dicho más común del trail running: que los atletas corren por montaña cuando no pueden ser rápidos en llano. “A esos les ponía yo a subir esa montaña y después hablamos”. Y señala esas moles alpinas de la Sierre-Zinal, la carrera que cambió su vida en 2021 y que le llevó un año después a conquistar la Zegama-Aizkorri y la general de las Golden Trail Series. No es mal zurrón para una jugadora de hockey frustrada que no empezó a correr hasta la pandemia y que también brilla en asfalto, pues es bronce europeo en maratón. Por eso dice que ama riscos y carreteras como a papá y mamá. “Cuando tienes pasión, siempre puedes sorprenderte. Yo me he sorprendido a mí misma muchas veces”.

Esta holandesa criada en Indonesia intentó hacerse un hueco como profesional de hockey, una base física que le permitió acortar plazos cuando empezó a correr. Fue una terapia contra el covid y el estrés de su doctorado en geofísicas. “He hecho deporte toda mi vida, me gusta estar ocupada. Quería salir y no pensar en nada más que en el ritmo. Llegó un momento en el que, no sé por qué, quería correr un maratón, pero todos los eventos se cancelaban”. Fiel a su preparación, terminó su tarea pese a la suspensión del de Ámsterdam e hizo el recorrido virtual en 2h39m. “Para mí fue muy importante ver lo que podía hacer”. Así terminó en una carrera de montaña, la Zermatt Marathon, en julio de 2021. Ganó y fue invitada a la Sierre-Zinal; pese a su escepticismo, fue segunda.

Nienke Brinkman, durante el campeonato de Europa, en Múnich, en 2022.
Nienke Brinkman, durante el campeonato de Europa, en Múnich, en 2022.ANP/Getty Images

Recuerda la sed que pasó aquel día porque no preparó bien su nutrición. “No quería llevar bidones porque es un peso extra para el ascenso, fui estúpida”. Allí puso en práctica su filosofía: “Tengo que ir fuerte en la subida, que es mi punto fuerte, y luego ya veremos quién me caza”. Dos años después, quería completar el círculo con una victoria este pasado sábado, pero su condición de favorita languideció ante un virus que le mantuvo siempre alejada de la cabeza.

Cuando Kilian Jornet logró su décima victoria en Zegama el año pasado y batió el récord de la prueba, fue Nienke, de 29 años, la que abrumó al crono: no solo ganó, bajó 22 minutos el mejor registro y lo dejó en 4h16m43s. “Sentí que estaba en el Tour de Francia por la cantidad de gente que te anima con respeto, sin tocarte, simplemente pasas entre ellos. Creo que lo di todo y que las condiciones ayudaron”. Aquel tiempo la llevó de golpe a la élite internacional.

Su vida es un equilibrio entre la fuerza del entrenamiento en montaña y la velocidad del asfalto. Dos ejercicios mentales muy distintos. “Para mí es muy difícil tomar una decisión porque amo a los dos de una manera distinta, la gente me lo pregunta todo el tiempo. Quizás el equilibrio sea bueno. El maratón está muy centrado en el ritmo y la montaña es una carrera contra tu mente. Hay segmentos tan duros subiendo que cuando estoy entrenando deseo volver al asfalto”. En su primera maratón, en Valencia en 2021, superó sus expectativas con un tiempo sideral de 2h26m34s, la tercera marca nacional; al año siguiente rompió en Rotterdam el record holandés con 2h22m51s y, después, se colgó el bronce en los Europeos de Berlín.

El prestigio y el bolsillo también juegan en ese combinado de superficies. “Hay corredores en asfalto que serían buenos en montaña. Hay mucho dinero en el asfalto, puedo entenderlo”. En su caso, defiende la mezcla como algo indispensable en su rápido crecimiento. “El trail me ha hecho crecer mucho mentalmente porque me ha llevado a lugares oscuros. La maratón es básicamente esperar y esperar hasta que decides no esperar más; solo son cinco u ocho kilómetros de sufrimiento y luego se acabó. Tengo en mente tantos momentos en la montaña, algunos al principio de las carreras…” A su vez, habla del ritmo constante que exige el asfalto. “No tienes ningún periodo en el que puedas relejarte un poco. Me gusta que sea tan diferente, aunque en el fondo sea lo mismo: corres con las piernas”. Cuando aceptó la oferta de Nike exigió esa flexibilidad: “Que me dejaran hacer todo lo que quería”.

Nadie más indicado que ella para subrayar que la montaña no es un premio de consolación. “Nadie te garantiza que lo vas a hacer bien en el trail si tu carrera se ha estancado en el asfalto. Es como si los malos ciclistas de carretera se pasaran a la mountain-bike”. No contempla largas distancias hasta más adelante en su carrera. “Este tipo de carreras comprometen tu velocidad y por el momento no quiero hacerlo”. Tras correr en Suiza, dejará las montañas y buscará la plaza para los Juegos de París en el maratón de Ámsterdam: la mínima es 2h26m50s para una de las tres plazas holandesas. Tiene todas las papeletas. Esta neófita del asfalto se propone bajar algún día de 2h20m, ejercitando ese hábito tan saludable de sorprenderse a sí misma. Y de paso, al resto.

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