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El Barça se corona en Madrid como campeón de la ACB

El conjunto azulgrana conquista su vigésima Liga después de su tercera victoria seguida ante los blancos (82-93) y cierra con un título la etapa de Mirotic

Los barcelonistas, con el título.
Los barcelonistas, con el título.Juanjo Martín (EFE)
Juan Morenilla

La vigésima Liga del Barcelona se cantó en Madrid. El conjunto azulgrana conquistó el título de la ACB al abrochar la tercera victoria seguida ante los blancos con un ejercicio muy serio en los dos tableros. La corona de los barcelonistas les permite dejar atrás el chasco de su caída en semifinales de la Euroliga ante el eterno rival, y de paso cerrar con un laurel la etapa en el Palau de Nikola Mirotic, a quien el club ha mostrado la puerta de salida. La estrella, nombrado MVP de la final, ya se despidió de los aficionados en el encuentro anterior, como intuyendo que la serie no volvería a casa. El rotundo 3-0 le dio la razón.

El Barça tomó de inicio la palabra con la vieja receta de sacar a Tavares de la zona. La mano de Vesely para anotar desde cinco metros obligó al gigante a abandonar la cueva y por ese hueco se coló Laprovittola para encarar el aro. El Madrid respondió con la energía de Hanga y la muñeca de Musa en un arranque de noche muy animado. Mirotic también llamó a la puerta de la discoteca con un bingo desde el perímetro. La estrella azulgrana no quería quedarse atrás en su adiós barcelonista (9-9). El conjunto de Jasikevicius enchufó a Sanli para dar lustre a toda la pólvora que acumula desde la distancia y el grupo de Chus Mateo conectó a Hezonja, un manual para anotar desde cualquier rincón de la pista. Los técnicos movían los banquillos con frenesí para mantener la fiebre alta con muchas rotaciones, como si fuera un duelo de balonmano (21-20 al final del primer cuarto).

Nnaji, el forzudo que se ha apuntado al draft de la NBA, elevó la musculatura del Barça justo cuando descansaba Tavares. Por poco tiempo. Mateo recuperó a su dúo interior de cabecera en lugar de la pareja Hezonja-Poirier. Para entonces los azulgrana habían aprovechado un comienzo de periodo con más pujanza en el rebote para abrir una pequeña rendija en el marcador después de un triple de Kalinic: 22-29. El técnico blanco mandó parar y sentó a sus muchachos en la silla de pensar. A los dueños de casa les costaba meterle mano a una defensa en zona con Nnaji en el eje delantero. Al rescate acudió otro de esos eternos miembros de la vieja guardia, Causeur (36 años), para recortar posiciones con un acierto de lejos y una penetración con la que encargó una falta de premio. Al acelerón de su compañero no tardó en unirse Llull, siempre en plena excitación, necesitado de vivir los encuentros con las pulsaciones a tope, y los blancos, pese a varios desvíos desde los tiros libres, devolvieron el golpe. De un parcial de 1-9 a otro de 9-2 y la balanza otra vez equilibrada: 31-31. Si Satoransky sumaba desde el perímetro, Llull y Causeur le copiaban desde la acera contraria.

Las piezas en el conjunto local las conectaba Sergio Rodríguez, un clarividente para ver espacios donde no los hay. Los madridistas se habían puesto serios para cerrar el grifo de las pérdidas (solo dos en la primera parte). Tavares aportó sus dos primeros puntos con un reverso ante Nnaji, montaña frente a montaña, y en la última acción del segundo episodio naufragó la aventura de Jokubaitis (41-38). Los azulgrana no disfrutaban de la alegría ofensiva de otras veladas y, lejos del volcán del Palau, cedían en el careo de la intensidad.

La arenga de Jasikevicius en la caseta tuvo un efecto inmediato. El Barça apretó los dientes para encimar en defensa, aceleró en el movimiento de la pelota y empezó a quemar suela de zapatillas. Un 0-6 en menos de dos minutos le devolvió a la arena. Laprovittola por fuera y Tavares por dentro marcaban el ritmo de los dos equipos (47-49) en un choque sin ningún respiro. Ese aumento de la temperatura lo pagó el base argentino con su tercera falta, un dolor de cabeza para los visitantes con cuarto y medio por delante en una cita muy física, llena de contactos, un examen cada segundo para los árbitros. Laprovittola y Mirotic picaban desde el triple y el Madrid se entregaba a los brazos de Tavares, aliado con Yabusele para dinamitar el corazón barcelonista debajo de la red (59-59). Entre el choque de estilos volvió a emerger Sergio Rodríguez para mezclar la pausa con el vértigo. El Barça martilleó de tres (Kuric y Kalinic) y, después de un tramo que fue un festival de puntos (25-29), alcanzó la pausa una pestaña por delante: 66-67.

A la primera curva, Llull al ruedo. El Madrid necesitaba cada gota de gasolina extra. El Barça apretaba tanto que acumulaba una falta tras otra. Satoransky hizo saltar por los aires la zona blanca con un triple y Vesely martirizaba a Tavares con su tiro de media distancia (72-79). El coloso de Cabo Verde era la mejor medicina de los madridistas, un seguro de vida. Los azulgrana repartían más la tarta en ataque, con muchos peones en la mina. El Barça había encargado el título (77-85), pero en esas situaciones desesperadas el Madrid se transforma. El Chacho encendió desde la línea exterior una vela de esperanza para los blancos, pero la apagaron sus propios fallos en el perímetro y la artillería de los azulgrana, liderados por Mirotic y sin un asomo de dudas. Esta vez no hubo ni espacio para la heroica del Madrid. El Barça solventó la Liga por la vía rápida, campeón en territorio enemigo.

REAL MADRID, 82; BARCELONA, 93

Real Madrid: Williams-Goss (4), Musa (9), Hanga (4), Yabusele (10), Tavares (19) —quinteto inicial—, Causeur (11), Rudy Fernández (-), Hezonja (7), Poirer (7), Randolph (-), Sergio Rodríguez (3) y Llull (8). 

Barcelona: Satoransky (8), Laprovittola (12), Abrines (2), Mirotic (14), Vesely (21) —quinteto inicial—, Da Silva (4), Sanli (6), Kalinic (10), Jokubaitis (13), Paulí (-), Kuric (3) y Nnaji (2). 

Parciales: 21-20, 20-18, 25-29 y 16-26.

Árbitros: Peruga, Jiménez y Torres. 
Wizink Center. 11.965 espectadores

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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