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Mahamadou Landoure, el pívot de 13 años del Real Madrid que tiene el futuro a sus pies

El jugador de 2,11 metros descose al Barcelona en la final de la Minicopa con 56 puntos, 33 rebotes y cinco tapones, ante 8.360 personas, récord de la competición

Jordi Quixano
Copa del rey baloncesto
Un mate de Landoure ante el Barcelona.acb photo (EL PAÍS)

Las riadas de gente, insospechadas porque la final de la Copa era por la tarde, advertían de que en Badalona siempre hay ganas de baloncesto. “Está lleno”, se disculpaba uno de los encargados de seguridad del Olímpic al entrar al pabellón, que no reparó en las acreditaciones de prensa. Y así era, no cabía un alfiler al menos en todos los anillos a excepción del superior; 8.630 personas que supuso el récord histórico de la competición -el anterior registro estaba en los 3.814 en Granada 2022-, alimento del bueno para unos chicos que nunca antes se habían visto en tesitura parecida. Así, la grada ofrecía una pinta estupenda, llena de color (masivo el azulgrana por eso de la proximidad geográfica) y de padres con niños, familias entusiasmadas por pasar la mañana del domingo viendo un baloncesto de altos vuelos, el mejor posible en infantiles de España. Aunque ninguno como el del pívot del Madrid Mahamadou Landoure, maliense que con 13 años y 2,11m se bastó solo para descuajaringar al Barcelona (84-74), haciendo mala esa idea que mejor jugar en equipo que con individualidades. Landoure fue demasié y alargó el poderío blanco en la Minicopa, pues han conquistado nueve de las últimas 10 ediciones, que son todos sus laureles y los líderes en triunfos por delante del Barcelona (6) y el Joventut (4), que quedó tercero en esta edición.

Pronto se explicó que el envite sería Landoure contra el mundo. El 14 del Madrid, fibrado y muy bien coordinado para ser un verdadero Boomer, se llevó el salto inicial, recogió un rebote y se marcó un mate. Habían pasado siete segundos. Toda una tarjeta de presentación de lo más intimidante, por más que el Barça ya supiera a quién se medía porque en el curso anterior le invitó a jugar la Minicopa. Pero eso no hizo tiritar a los azulgrana, azuzados por el alimento de las gradas. “¡Barça, Barça, Barça!”, se escuchaba entre aplausos en un ambiente sensacional, todos sonrientes en los intermedios, aunque competitivos cuando el balón botaba y hasta críticos con los colegiados porque se escuchó más de una pita. Pero eso, lo de jugar, lo hacía mejor el Barcelona, animados tanto por los triples de Filba, Pérez, Villarejo y sobre todo Tamayo. Ese era el único territorio en el que Landoure no podía estar. El Barça, sin embargo, no explotó los lanzamientos desde el perímetro y buscó percutir a canasta. Error. Landoure estaba ahí.

El Olímpic de Badalona, durante la final de la Minicopa.
El Olímpic de Badalona, durante la final de la Minicopa.EL PAÍS

Ocurrió que el 14 blanco fue capaz de firmar los 10 primeros puntos del Madrid de carrerilla, un pívot imparable que imponía su ley bajo los dos aros, capaz de firmar 56 puntos y atrapar 33 rebotes en el partido (16 ofensivos y 17 defensivos; más que todo el Barça, que se quedó con 29), además de 5 tapones y 14 faltas recibidas. Su recital, en cualquier caso, no tenía fin y aunque el Barça llegó a abrir brecha con nueve puntos de diferencia, Landoure volvió a pedir el balón, a explicar que bajo el poste no hay quien le eche el lazo. A él se sumaron Owolabi y Patrick y replicó Filba con sus dejadas, por lo que todo estaba por resolver en el último cuarto, cuando el luminoso reflejaba un apretado 60-58.

Nada que incomodara a Landoure, que, aunque no tuviera culpa de su superioridad física, acaparaba la atención y los vítores, bien porque realizaba uno de sus habituales mates con dos manos, bien porque la defensa se le imponía en alguna ocasión. Pocas. Más que nada porque al Barça ya no le quedaban pívots -eliminados los dos por acumulación de faltas al ser incapaces de anularle- y porque anotó 17 puntos en el último cuarto. Así que con 81-68 en el marcador y con un minuto y medio por jugar, el técnico del Madrid, al fin, decidió darle asueto. No mucho -porque el Barça sumó cinco puntos seguidos- y eso le llevó una buena bronca del respetable. Era, en cualquier caso, la forma de asegurarse el título, cerrado con un mate suyo a falta de un segundo. Se cerró el círculo y suya fue la Minicopa tras explicar que el futuro, como los rivales, está a sus pies, jugador en el horno como en su día también los estuvieron Ricky Rubio, Doncic, Garuba, Domantas Sabonis, Juan Núñez y Wembanyama, protagonistas en otras ediciones del torneo. Esta tuvo nombre y apellido: Mahamadou Landoure.

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