El Atlético, drama a drama
El conjunto rojiblanco recibe un gol a los 27 segundos y otro en el minuto 99 y cierra en Cádiz una espantosa semana tras la eliminación en la Champions
Drama a drama deambula el Atlético, grogui, tocado, y esta vez castigado con un gol en el último minuto del descuento, el 99, de Rubén Sobrino, cuando un estelar João Félix había logrado dos goles que igualaban la merecida ventaja del Cádiz. A la desesperada, buscando una victoria a la que no se acercó hasta los minutos finales, en los que por fin apareció la inspiración del jugador luso, el roto equipo de Simeone fue ajusticiado con un contragolpe que Sobrino empujó a medio metro de Oblak. Poco antes, Saúl y el propio João Félix habían tenido la victoria, en sus botas el primero y en su cabeza el segundo. Hubiera sido injusta la derrota para el Cádiz, que marcó en la primera jugada del partido y en la última. En ambas, con la complicidad de la defensa rojiblanca, una feria toda la tarde. No le emerge al Atlético ni su gran seña de identidad.
Casi todo lo mostrado por el equipo de Simeone desveló su estado comatoso. Solo se dignificó con ese arreón individual del luso, que había entrado a la par que Griezmann. Después entraría el prometedor canterano Pablo Barrios. Cómo vería el panorama Simeone para ese triple cambio que incluía a João Félix. Relegado a quinto delantero de la noche a la mañana por su entrenador tras la derrota en el derbi con el Real Madrid, sufridor de una secuencia de suplencias y minutos de calentamiento sin premio que han bordeado la humillación, João Félix evitaba otro desastre del Atlético. Estaba muerto el equipo de Simeone, con dos goles en contra y escribiendo unas cuantas líneas más de su epitafio de la temporada, cuando una tijera y un zurriagazo del luso rescataban un punto para los rojiblancos. Puede que João Félix mereciera perder la titularidad, pero visto lo visto, parece incomprensible que Simeone no tirara de él con más minutos en los dos partidos en casa en los que su equipo se ha enterrado en la Champions con los empates ante el Brujas (0-0) y el Leverkusen (2-2). Ambos encuentros, también rotos en los minutos finales, como esta vez, pedían su presencia al menos en los minutos finales. Contra el Brujas ni jugó y contra el Leverkusen entró en los últimos cinco minutos.
Tardó el Cádiz 27 segundos en mostrar que el Atlético seguía en la lona desde la debacle del miércoles ante el Leverkusen. Sacó de centro el equipo de Sergio y sus centrales movieron la pelota sin un jugador rojiblanco que les atosigara. Así que, libre, Luis Hernández pegó una patada larga a la espalda de Nahuel Molina, que se enteró tarde de que el guerrero Pacha Espino ya le había comido un par de metros de hierba. Suficiente para ganar la línea de fondo y sacar un centro atrás. También, sin ni siquiera una sombra rojiblanca, Bongonda ejecutó a Oblak desde el punto de penalti buscándole el contrapié.
El tempranero gol del Cádiz no fue lo peor. A continuación, el caos se apoderó de Simeone y de sus futbolistas. El técnico argentino había dejado a Griezmann en el banquillo y recuperado de inicio a Witsel como central para liderar una defensa de tres centrales. Entre el tanto encajado y la lesión de Morata, Simeone inició una feria de cambios de dibujo caótico. Ora tres defensas, ora cinco, ora cuatro. Nada le funcionaba. Todo lo contrario que al Cádiz. A caballo del equilibrio de San Emeterio y el criterio de Álex Fernández para quitar y jugar, volaban Ocampo, Bongonda, Lozano y Rubén Sobrino. Sueltos, crecidos por verse tan superiores, bailaban sobre el cadavérico Atlético, incapaz de exigir a Fali y a Luis Hernández. Menos al meta Ledesma.
Sí tuvo que intervenir Oblak al borde del descanso por una pérdida de Savic, en un ejemplo más de que la salida del balón del equipo es deficitaria. Ya le costó los dos goles del Leverkusen y no aumentó la ventaja del Cádiz porque el meta esloveno tapó con su rápida salida el intento de picadita de Sobrino. La reanudación fue otra señal del estado comatoso del Atlético. Siguió a merced del equipo de Sergio. Solo se levantó en una ocasión de Correa que tapó Ledesma y en esos minutos finales en los que todavía se encontraría con el gol de Álex Fernández en otra defensa pasiva de los rojiblancos. La reanimación la protagonizó João Félix y la recaída, esa endeblez defensiva que retrata el frágil estado de un equipo que, partido a partido, va de drama en drama.
“El campo habla, João lo hizo muy bien y ojalá se mantenga”
“No nos está favoreciendo esa cuota de fortuna que tiene que haber en el juego”, resumía Diego Pablo Simeone al término del encuentro. “El campo habla”, dijo sobre la actuación de João Félix. “Entró a hacer lo que sabe y lo hizo muy bien, ojalá lo pueda mantener porque es el jugador que queremos”, deseó el preparador argentino. “Pablo Barrios en su debut ha tenido personalidad, y Griezmann dio calma al ataque. Aparecieron los goles y estamos en un momento en que las cosas no salen para nuestro lado. João cabecea fuera y en la siguiente ellos nos marcan el 3-2″, lamentó el Cholo, que hizo referencia a la debilidad defensiva de su equipo: “Cuando recibes tres goles, para un equipo que trabaja bastante bien en esa faceta nos hace mirar en qué nos hemos equivocado y en qué tenemos que mejorar”. Tras el madrugador primer gol del Cádiz, el Atlético se llevó el susto de Morata. El delantero tuvo que ser reemplazado a los 10 minutos con una visible cojera. El club informó de una simple contusión en el pie derecho.
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