El Real Madrid derrapa con Osasuna
Los blancos, pastosos durante una hora, desaprovechan un penalti ante un equipo rojillo que juega con diez el tramo final y bien armado con un portero que vuelve a nublar a Benzema
Un Madrid con pocas luces y nublado ante Sergio Herrera derrapó por primera vez en el curso ante Osasuna y cede el liderato de LaLiga al Barcelona. Pastoso durante una hora, el apretón final no le alcanzó. Le faltó juego, fiado en muchos momentos a los centros, y ni siquiera fue capaz de vencer de penalti y contra diez en el último tramo. Acumuló atacantes —hasta cinco— pero siempre anduvo escaso de fútbol. Y, de postre, enfrente se encontró con un portero que, por acción o simple presencia, confunde como pocos a Benzema. Hace unos meses, en El Sadar, el portero rojillo le sacó dos penas máximas al francés en el mismo sitio, a la izquierda. Esta vez, de nuevo cara a cara, el nueve blanco optó por la potencia, extraño en él, pero nada. Su disparo fuerte se estampó en el larguero. A los de Jagoba Arrasate, animosos de inicio y abrigados atrás después, no les hizo falta una heroicidad para volver a rascar un punto en la Castellana.
Si el Madrid recordaba al Osasuna que le amargó el año pasado acurrucado en la trinchera y despejándolo todo, nada que ver. Esta vez, los navarros se plantaron en el Bernabéu con mucho más cuajo, elevando líneas. El granero de puntos del arranque les empujó a más alegrías, y no salieron mal parados. Por la izquierda picaba Abde, el más persistente en la tarea, también con una llegada por la derecha. A los visitantes, eso sí, les faltaba filo para amenazar en serio al extraño Lunin, titular por primera vez en tres cursos en casa debido al repentino dolor en el nervio ciático de Courtois. También la tuvo Nacho Vidal, al que se le abrió un boquete por la diestra, pero disparó con la uña.
El Madrid, mientras, como si nada, acostumbrado a tomarse muchas jornadas con tranquilidad y esperar a ganar por desgaste. Tampoco sufría excesivos sofocos en el corralito de su portero ucranio. 37 minutos tardó en coser la primera ocasión seria. Vinicius encontró su pradera por la izquierda, buscó a Benzema y el francés voleó fuera. Hasta entonces, un equipo borroso en ataque, con poco fuste. Mendy se la quitaba por arriba al nueve galo, Vini tiraba como una novicia dentro del área y Rüdiger cabeceaba con la ceja.
Pero ya se sabe que con el Madrid no importa el pasado. A poco había jugado hasta entonces y de la nada se sacó el 1-0. Centró Vinicius desde la frontal, nadie atacó el balón y este se coló en la portería de Sergio Herrera ante el pasmo general. Rüdiger y Benzema se encontraban más adelantados, sin embargo, el equipo arbitral interpretó que no interfirieron en la acción. Hace tres años, Vinicius la clavó casi desde la misma posición y rompió a llorar como un niño, víctima ya de la sorna general por sus tribulaciones ante la portería rival. Esta vez, marcó sin querer. La vida cambia mucho para algunos.
Las vueltas de Ancelotti
El partido, sin embargo, volvió a pintarse de rojillo. A la vuelta de la pausa, Unai García dio vuelo a Kike García, un hombre de mucha percha que pudo con un armario como Rüdiger. La peinó hacia atrás el visitante de maravilla y se la coló por la escuadra a Lunin. Cantó línea el delantero de Osasuna y tuvo el bingo a un paso. Dos minutos después y ante un Madrid en modo contemplativo, a Moi Gómez le pusieron la alfombra para avanzar en el área, envidó a Kike García y este lo debió de ver tan claro que se quedó a oscuras.
La intervención de Ancelotti resultó inmediata. Camavinga y Valverde a escena en lugar de Ceballos y Tchouameni. Una buena ración de eneryía para sacudir al Madrid. Y, a partir de ahí, el empate, los cambios y la necesidad local empujaron a Osasuna a recuperar la versión de 2021 en Chamartín, atornillado atrás y a la caza de una contra. También así se mostró con nota.
La tuvo Rodrygo, tras un gran pase de Benzema, y acumularon los blancos un buen surtido de tiros y centros, más por empuje que por lírica. Carletto dio otra vuelta de tuerca, con Alaba en el lateral izquierdo, Camavinga y Valverde en el medio, y un cuarto atacante (Asensio). Justo ahí encontró el penalti de David García a Benzema, tras el chivatazo del VAR, y la expulsión del central rojillo. Pero no. Estaba Sergio Herrera para volver a confundir al francés. Todavía salió Mariano, pero tampoco. Al final, en el Bernabéu terminó sonando el Riau-Riau. Primer patinazo blanco.
Benzema falla cuatro de las últimas siete penas máximas
De los últimos siete penaltis que lanzados por Benzema, ha fallado cuatro. Y de esos errores, tres los ha cometido contra Osasuna y ante Sergio Herrera: dos en El Sadar en primavera, que no tuvieron consecuencias (1-3 ganó el Madrid con la Liga casi asegurada), y el de este domingo en el Bernabéu. La secuencia de penas máximas del francés tiene un punto de giro desde que se cruzó con el meta del equipo navarro. “Después de aquello, Karim metió los dos más importantes de la pasada temporada, contra el City [en las semifinales de Champions]”, recordó Carlo Ancelotti. Uno de los ellos, el de Manchester, lo metió, además, a lo panenka. Sin embargo, otra vez frente a frente con Herrera, el balón lo estrelló en el larguero.
”No ha sido su mejor partido. Entrenó muy fuerte y, probablemente, no estaba tan fresco”, analizó el técnico italiano, que admitió el patinazo de su equipo. “La noche no ha salido bien. Lo podíamos arreglar con el penalti, pero esto puede pasar en una Liga”, comentó. Al Madrid, dijo Ancelotti, le faltó “intensidad con y sin balón” durante toda la primera parte. “No fue un problema de la media [cambió pronto a Ceballos y Tchouameni por Camavinga y Valverde], sino de todos. La defensa no presionaba”, se quejó. Respecto a la lesión de Courtois en el nervio ciático, avisó que este lunes le harán pruebas médicas para saber si puede estar disponible el miércoles contra el Shakhtar.
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