El territorio de los pequeños milagros
En Que baje Dios y lo explique, el abogado y comentarista deportivo Ramón Álvarez de Mon comparte su experiencia personal y profesional en esos meses de locura en los que el Real Madrid fue capaz de enlazar una gesta tras otra en la Champions League
Por mucho que se repita, siempre tiene algo de pequeño milagro. Y, si no, que se lo digan a todos esos hinchas que abandonan los estadios antes de que finalice el partido. Un rápido cálculo mental dictamina la diferencia entre las posibilidades de un giro inesperado de los acontecimientos y las -aparentemente numerosas- ventajas de abandonar el recinto un poco antes y evitarse las aglomeraciones y el tráfico. O a todos aquellos que siguen el encuentro desde una prudencial distancia emocional y, con un pensamiento basado en la experiencia inmediata y en la lógica, dan por hecho que lo que no ha sucedido en, por ejemplo, 90 minutos, no lo hará en el tiempo de añadido que le queda al partido.
Quizá el Santiago Bernabéu sea el estadio del mundo más dado a la épica. Por si había dudas, el tramo final de la temporada 2021-2022 renovó la atmósfera mágica del coliseo madridista, dejando el listón bastante alto para todos aquellos que pretendan alcanzarlo. Entre el nueve de marzo y el cuatro de mayo de 2022, el conjunto blanco aportó tres noches para la historia del fútbol: las que cerraron las eliminatorias ante el Paris Saint Germain, Chelsea y Manchester City. En Que baje Dios y lo explique (Córner), el abogado y comentarista deportivo Ramón Álvarez de Mon comparte su experiencia personal y profesional en esos meses de locura en los que el Madrid fue capaz de enlazar una gesta tras otra; más complicada que la anterior pero menos que la siguiente.
Álvarez de Mon ofrece un apasionado relato en primera persona que culmina con la decimocuarta Copa de Europa. Colofón de una temporada en la que el conjunto blanco volvió a sorprender al mundo del deporte. Incluso a algunos de sus aficionados, que se perdieron la remontada ante el Manchester City por salir del estadio antes de tiempo. Después de semejante ejercicio de renovación de la fe ¿Quedará aún algún madridista que no confíe en las remontadas?
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