La Fundación Euskadi inyecta 1,8 millones de euros en su equipo femenino para intentar ascenderlo a la élite

Varios chiquillos ataviados con el maillot naranja de Euskaltel se acercan al autobús del equipo antes de la salida de Bilbao, emocionados por ver de cerca a sus ciclistas preferidos. Se saben el nombre de todos y cuando salen los mecánicos, les piden algún detalle, algún regalo. Y son correspondidos, pues reciben gorras del equipo. Todos sonríen, pero la niña, que va junto a ellos, la abraza con ganas y después se la enseña a su familia. “Es el futuro”, exclaman sus padres. Algo que podrá ser posible con Fundación Euskadi, pues gracias al patrocinio de Laboral Kutxa y otras entidades van a tener en 2024 un presupuesto de 1,8 millones. Una cifra muy generosa, números de un equipo de World Tour, su clara aspiración en los años venideros.

Hacía tiempo que el ciclista Mikel Landa y Jesús Ezkurdia, presidente de la Fundación Euskadi y mánager general de Euskaltel, hablaban de crear un equipo femenino. Un sueño que sucedió en 2018, pues Landa hizo un anuncio para la Diputación foral de Álava por la que le dieron cierto dinero. “Mikel renunció a esa cifra y la donó para formar el equipo femenino”, explica Ezkurdia al tiempo que reseña que Mikel ya no tiene nada que ver con la Fundación, pues lo tiene prohibido al correr para otro equipo, ahora en las filas del Bahrain y en La Vuelta. “Por entonces el nivel del equipo era muy justito, pero no hemos dejado de dar pasos hacia delante”, amplía Ezkurdia. Y lo que comenzó siendo muy pequeño, el año que viene será lo suficientemente grande para opositar a dar el salto al World Tour.

Resulta que Laboral Kutxa, empática con el boom del ciclismo femenino -modesto en España porque hay muchos equipos de categoría Continental que son poco más que amateurs y solo uno en la élite, el Movistar-, decidió aportar una suma de dinero gigantesca. “Es una cantidad muy grande porque si miramos las cifras de este año estaríamos entre los 10 mejores equipos del mundo”, resuelve Ezkurdia, que desvela que hasta ahora invertían unos 400.000 euros, mientras que en el sub-23 se destinan entorno a los 300.000 euros y en el primer equipo de tres millones para arriba, dependiendo del presupuesto anual, conscientes todos de que por mandato fundacional y constitucional todo el dinero que se genera se tiene que invertir en la promoción, divulgación y equipos. “Les pedimos que fuera un presupuesto que nos permitiese aspirar a estar con los mejores equipos y que no fuera de mínimos”, explica Aitor Galdós, mánager del equipo femenino y también responsable de los patrocinios de Fundación Euskadi, que aclara que 2023 será un año de transición; “porque el primer periodo de licencias se abre en 2024″. Toma la palabra Ezkurdia: “Lo bueno es que tenemos convenios sin fecha de caducidad. Orbea no se acaba, Laboral Kutxa firma a seis años vista. Y ellos, como es lógico, aspiran competir al más alto nivel y en las mejores carreras del mundo. Hay que trabajar. El éxito sin trabajo no existe”. Y Galdós, que trabajará junto a Ion Lazcano, remacha: “Nos permitirá crecer como estructura”.

De momento, en este curso ya casi duplicarán el presupuesto y, sobre todo, van a tener una estructura propia. O, lo que es lo mismo, autobús, camión, masajistas, comunicación… Todo para ellas. “Hasta ahora, cuatro corredoras podían vivir de esto. Pero ahora todas tendrán ingresos”, conviene Ezkurdia.

Ocurre, en cualquier caso, que del equipo solo quedarán media docena en la próxima temporada porque llegan nuevas corredoras. Y unas cuantas, confían, del nivel internacional porque ya han abierto negociaciones. Al ser una Fundación, los patrocinadores piden poder participar de las decisiones importantes. Así que en el día a día no se inmiscuyen, pero sí lo hacen en el caso de si hay nuevos patrocinadores, opinan sobre los fichajes… Pero no ocurre con el equipo femenino. “Me han dado total libertad del patrocinador y Fundación para hacer el equipo. La idea siempre es potenciar la cantera, no nos hemos olvidado, pero vendrán también de fuera para hacer visible el proyecto”, comenta Galdós. Lo bueno está por llegar.

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