El Girona de Marc Gasol asciende a la ACB tras vencer al Estudiantes (66-60)

Hay éxitos que quedan marcados por el trabajo colectivo y otros por el talento individual. El del Bàsquet Girona, que este domingo certificó un histórico ascenso a la ACB, se recordará porque Marc Gasol, fundador y presidente del club, y héroe para su afición; decidió un día bajar a la cancha para convertir un equipo perdedor en otro de élite. Contra Estudiantes, en la final de las eliminatorias de ascenso a la máxima categoría del baloncesto (66-60), el pívot jugó renqueante por su rodilla maltrecha en las semifinales, pero contribuyó a mantener el ánimo y el juego de un conjunto que empieza y acaba en él. Su aportación después del descanso fue decisiva, especialmente cuando el Estudiantes se situó a dos puntos a falta de dos minutos para el final de la mano de un gran Beirán.

El Girona olía el descenso en noviembre. Sumaba únicamente dos victorias en las primeras nueve jornadas y Marc Gasol cambió el traje de directivo por las zapatillas deportivas. Se adjudicó una ficha federativa y el equipo se disparó: 23 victorias en los 29 encuentros siguientes. El más importante, la final, también lo ganó en un encuentro más coral que individual. El próximo reto es convencer a Gasol, que no ha decidido aún su futuro, para que se mantenga un año más en la élite, esta vez para disputar la ACB, la competición que le convirtió en una estrella antes de explotar en la NBA. “Hoy es un día para celebrar, no para decidir”, aseguró tras el partido.

La relación de Marc Gasol con Girona viene de lejos. El catalán era una joven promesa sin minutos en el Barcelona que se fue en 2006 al Akasvayu Girona para progresar. Su adaptación a la ciudad fue tan rápida como su crecimiento como jugador. Fue elegido MVP de la Liga ACB en 2008, y durante su etapa en la NBA (2008-2021) siempre dejó entrever que quería acabar su carrera en la ciudad. En 2014 fundó el club Bàsquet Girona (que no tiene nada que ver con el Akasvayu, desaparecido en 2012) con pretensiones formativas, y en 2017 creó el equipo sénior. Tras finalizar su periplo en Norteamérica, aumentó su dedicación a su club, hasta que en noviembre se calzó las zapatillas para enderezar la situación deportiva.

No es lo mismo jugar con Gasol que sin él. La final se empezó a disputar cuando acabaron las semifinales, especialmente en los servicios médicos del club catalán. La misión era clara: mimar la rodilla de la estrella para que llegara lo mejor posible al cara o cruz contra el Estudiantes tras retirarse cojo contra el Lleida. Su presencia era una cuestión tan deportiva como moral. “Sin Marc no tenemos opciones”, admitían los aficionados del Girona. Marc estuvo en la pista y Girona respiró.

El pívot fue titular pero no se sintió cómodo al inicio, especialmente en los desplazamientos defensivos y la lucha por el rebote. Y a veces ocurre que la ausencia del más grande se llena con las aportaciones más pequeñas: el Girona apretó los puños en defensa, las ayudas se multiplicaron y los jugadores del perímetro afinaron su periscopio desde la línea de triple. Fjellerup (siete puntos en los primeros cinco minutos; 17 en total) y Vecvagars (nueve al descanso) asumieron el ataque catalán.

No fue suficiente para someter de inicio a un correoso Estudiantes que también encontró más espacios. Larssen y Durisic se hicieron aún más grandes en la zona y Beirán se sumó al trabajo sucio (cinco rebotes al descanso). Los colegiales dominaron claramente el rebote ofensivo (siete en el entreacto, por uno del Girona) y aprovechaban las segundas oportunidades en cada jugaba. Parecía que les iba la vida. Les iba el ascenso.

El Girona vivía del triple. Una serie de dos aciertos casi consecutivos de Vecvagars dio la primera gran ventaja al Girona (20-30) a falta de cuatro minutos para el descanso, pero Estudiantes respondió con un parcial de 10 a 4 tras un canastón de Dee sobre la bocina (30-34 en el entreacto).

El descanso sentó especialmente al Girona y a su estrella. Gasol salió y entró en ebullición. Recuperó la chispa defensiva (sumó cuatro robos de balón y cuatro rebotes; para un total de 18 de valoración) y encendió Fontajau, entregado desde el inicio en un fin de semana histórico para la ciudad (el equipo de fútbol aspira esta noche al ascenso a Primera División). Tres jugadas consecutivas de tres puntos dispararon al Girona en un tercer cuarto brillante (24-17 a su favor) y entró al parcial decisivo con 11 puntos de ventaja (58-47) tras llegar a ganar de 14. Beirán tiró del carro con un último arreón y convirtió el último cuarto en una trinchera sin fin; pero Gasol volvió a cancha para que la historia hable de Marc en el primer ascenso de su club a ACB.

La cruz se la llevó el Estudiantes, que vivirá otro año de duelo en la Liga LEB tras descender por primera vez el curso pasado de la ACB. Los colegiales tenían el ascenso como principal objetivo por historia, presupuesto y plantilla, pero el factor Gasol fue insuperable.

La irregularidad ha acompañado al conjunto colegial toda la temporada. Perdió la opción del ascenso directo tras quedar segundo por detrás del Granada, campeón; tras caer en cinco de los seis encuentros disputados contra los cuatro primeros clasificados (Granada, Girona y Palencia). Al club le entraron las dudas a finales de abril porque los números no salían. Destituyó a José Ramón Cuspinera cuando estaba a una victoria del líder y contrató a Diego Epifanio, con dos ascensos a la máxima categoría en su palmarés con San Pablo Burgos (2017) y Río Breogán (2020) para revertir la situación. Casi lo consigue, pero Gasol lo impidió.

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