Checo Pérez pasa el corte de Red Bull

Sergio Pérez es, probablemente junto a Kimi Raikkonen, el superviviente más calificado de la Fórmula 1 actual. Al igual que el finlandés, Pérez ha aprendido a caminar sobre el alambre, a convivir con la incertidumbre de no saber si su futuro inmediato pasaba por este certamen tan abrillantado a base de purpurina, o si de lo contrario se vería obligado a correr en otras disciplinas con un foco mucho menos potente. Fueron muchos los que le dieron por perdido después de no cuajar en McLaren (2013), y lo mismo ocurrió a finales del curso pasado, después de siete años en la misma estructura, rebautizada en múltiples ocasiones y que ahora compite bajo el sello de Aston Martin. La compra del equipo por parte de Lance Stroll, su anterior compañero, y la contratación de Sebastian Vettel, terminó por brindarle al mexicano la oportunidad de su vida. Pérez convenció a Red Bull de ser la mejor opción de entre las disponibles para hacer de escudero de Max Verstappen por más que su llegada simbolizara el fracaso del Junior Team, el vivero de pilotos de la estructura energética, incapaz de moldear a nadie que pueda aguantar la fuerza de Mad Max. Sin embargo, Pérez ha sido capaz de pasar con nota el implacable corte de los responsables de la escudería de Milton Keynes (Gran Bretaña), que este viernes escenificaron su confianza en él al oficializar la renovación de su contrato, que ahora expira a finales de 2022.

A sus 31 años, el corredor de Guadalajara acumula ya más de 200 grandes premios en su hoja de servicios, adornados con dos triunfos, 12 podios y cinco vueltas rápidas. A pesar de tenerlo todo en su contra, Checo aprovechó la gran oportunidad que tuvo en Bakú, donde se llevó la victoria en una de las carreras más estrafalarias de la historia, disputada a solo dos vueltas por culpa del estallido de varios neumáticos. La machada de Azerbaiyán fue seguramente decisiva para sellar su continuidad, por más que nadie podía recriminarle nada. El chico de Jalisco llegó a un entorno completamente nuevo, se metió en un monoplaza diametralmente distinto al que había conducido los siete años anteriores, se lanzó a correr sin apenas pretemporada y, para rematarlo, con la referencia de Verstappen. Con todo eso no desentonó en ningún momento, prueba más que fiable de la dimensión de Pérez, que se convertirá en el primer vecino del holandés que comienza dos ejercicios consecutivos desde Daniel Ricciardo (2016-2018).

Todo ese bagaje es el que valoran los ejecutivos del búfalo rojo para retener a Checo, de quien confían poder extraer el mayor jugo posible ante la sacudida en el reglamento que entrará en vigor la temporada que viene. La ampliación del acuerdo subraya, por un lado, la ineficacia de la escuela de formación de Red Bull. Y por el otro, la falta de opciones de garantías y reales que ofrece el mercado, habida cuenta de que McLaren tiene atado a Lando Norris y que Mercedes maneja a George Russell, que se ha ganado a pulso acompañar a Hamilton a partir de 2022.

“Todo el mundo empezará desde cero el año que viene, con la introducción de la nueva reglamentación. Siempre lleva tiempo estar al tanto de todo cuando te unes a un equipo, pero las cosas han funcionado bien”, declaró Pérez desde Spa, donde Verstappen se adjudicó el mejor registro de las dos sesiones libres. “La experiencia y habilidad de Checo son elementos de un valor incalculable a la hora de pelear por el campeonato de constructores”, convino Christian Horner, el responsable de Red Bull. “Su integración ha sido perfecta, su rendimiento en la primera mitad de la temporada nos ha impresionado y supone una muestra qué es capaz de hacer con nuestro coche”, añadía el expiloto. “El año que viene entramos en una nueva era en la F1, y la experiencia que le acompaña será crucial llegada la hora de maximizar el rendimiento del RB18”, remachó Horner.

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