Hay algo que une a los hinchas que siguen a sus equipos en la distancia: la capacidad para buscarse la vida y ser capaces de ver los partidos en cualquier lugar, a cualquier hora y en todo tipo de circunstancias. La evolución tecnológica y los trucos que van pasando de mano en mano lo permiten. Si la distancia implica una diferencia horaria importante, los éxitos y las derrotas se sentirán en silencio y en soledad. De madrugada, en un rincón apartado de la casa, un gol propio lo levantará de su asiento para dar silenciosos paseos de celebración. Una derrota, sin embargo, hará que llegue a la cama con la sensación de haber perdido dos horas y jurando no volver a hacerlo.
Así, desde Barcelona, vivió el editor peruano Toño Angulo Daneri la clasificación de su selección para el mundial de Rusia de 2018. “Me levanté de la cama y corrí como pollo desquiciado. No paré hasta la cocina, donde aproveché para servirme una copita de pisco. La última de la noche, me dije, y regresé improvisando una especie de vals abrazado a mi vaso”, cuenta en el inicio de Treinta y seis años después (Libros del K.O.). El título hace referencia a los años que Perú estuvo sin clasificarse para la fase final de un mundial.
Recuerda que, en el momento del gol decisivo, se le apareció el mismísimo Leonard Cohen. Que le vino a la cabeza su canción Anthem, que dice que en esta vida hay una grieta en todo. Incluso en tres décadas y media de espera. Un libro para entender un poco mejor el país andino a través del fútbol, para renovar la eterna ilusión del hincha por los pequeños milagros deportivos y, sobre todo, para sentirse acompañado en la derrota en la distancia, en esa indescriptible sensación de estar a miles de kilómetros de tu equipo y ser consciente de que a nadie más de los que están cerca le importa un bledo que la pelota entre o dé en el palo.
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