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Luis Aragonés y Simeone ya cabalgan juntos

Hay mucho en común entre el español y el argentino; no solo en cuestión de victorias y títulos, sino en sentimiento tradición, influencia y liderazgo

Simeone Atletico
Los jugadores del Atlético mantean a Simeone tras ganar la Liga en Valladolid.Ballesteros (EFE)

Luis ya no camino solo. En la mitología atlética ha encontrado el compañero de viaje idóneo. Simeone es al siglo XXI lo que Aragonés fue al siglo XX. Los dos ya comparten mantel en el Olimpo rojiblanco. Mano a mano. Es una conversación solo entre ellos. Tuya-mía. Si Luis hablaba de los diez últimos encuentros como la clave para ganar un título de Liga; el ‘Cholo’ lo redujo a cinco. Y de los cinco ganó cuatro por la mínima (Elche, Real Sociedad, Osasuna y Valladolid) y empató uno (Barcelona).

Si Luis se empeñaba en el “ganar, ganar y ganar”; Simeone se empecina en el partido a partido por cansino y repetitivo que parezca. Si Luis supo dar el salto y evolucionar del juego de contraataque puro y duro, a intentar tener el dominio de la situación con un juego más combinativo y posicional; también Simeone, en esta última temporada, ha probado suerte con un fútbol más organizado y asociativo, preocupándose más del balón que del espacio. Hasta ha probado con éxito a jugar con una defensa de tres centrales y dos laterales de largo recorrido, que era el arte táctico que mejor dominaba Luis en sus primeros tiempos como técnico.

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Mucho en común entre uno y otro. No es simplemente una cuestión de partidos, de victorias, de títulos… Que también. Es mucho más. Es sentimiento. Tradición. Influencia. Carisma. Liderazgo. Cuando Luis se dirigía a sus jugadores, la sangre rojiblanca corría por las venas de los presentes. Todos asentían con la cabeza y se sentían partícipes de la arenga. Hablaba Zapatones. En la selección también compraron su idea. Llegaba con su mensaje donde tenía que llegar, aunque Ballack no se llamara Wallace y algunos alucinaran con sus fórmulas de motivación.

Ahora, cuando Simeone comienza su discurso, sus futbolistas se convierten en cholitos dispuestos a llevar a la práctica hasta el último mandamiento, aunque algunos, en un momento determinado, piensen para sus adentros que la táctica ideal cuando se gana 1-0 no sea siempre dar un paso atrás, sino al frente. Da igual. No se discute. Así, el equipo ha ganado dos Ligas, dos Europa League, una Copa, dos Supercopas de Europa y una de España.

Así, a lo Simeone, Llorente no vale para el Real Madrid, pero sí para el Atlético; Luis Suárez se reivindica a lágrima viva -21 goles- de su despido en el Barcelona; Oblak se convierte en el mejor portero de Europa; Correa supera sus problemas de corazón y de agitador pasa a ser el titularísimo que abre de puntera las puertas del título. Koke sobrevive nueve temporadas en la élite…

Así, a lo Simeone, el Atlético, pandemia al margen, se ha convertido en un club económicamente medio-saneado, que todos los años cumple con su objetivo de disputar la Champions y que cada cierto tiempo es capaz de romper la hegemonía doméstica del Real Madrid y el Barcelona. Él y solo él manda en el vestuario y, además, tiene voz y voto en la gestión del club. Poco se le discute cuando opina, entre otras razones porque es el escudo de todos. De los de arriba y de los de abajo.

Esta última temporada, décima en el banquillo, le ha servido para pulverizar algunos de los récords del pasado. De victorias: de las 308 de Luis a las 327 suyas; de títulos, de los siete de Aragonés a los ocho que ya suma. Aún queda vigente a favor del primero la marca de partidos como entrenador rojiblanco (612 por 527), pero observando la trascendencia alcanzada por el Cholo todo parece cuestión de tiempo. Luis y Cholo ya cabalgan juntos.

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