La metamorfosis de Hugo González
El español abandona los 200 espalda para centrarse en los 200 estilos en Tokio
Campeón de Europa en la prueba de natación de 200 metros estilos, Hugo González de Oliveira se dispone a nadar los 100 mariposa este fin de semana en Budapest. A sus 22 años, el mejor nadador de España define su programa de los Juegos de Tokio alterando los esquemas que marcaron el inicio de su carrera. Que el viernes se borrara de los 200 espalda para concentrarse en el 100 mariposa —prueba que apenas tocó de juvenil— supone una señal de metamorfosis. Contra su formación en el mediofondo de los 400 estilos y los 200 espalda, quiere adecuar su calendario olímpico para priorizar pruebas que exigen más potencia y velocidad sostenida: los 100 espalda, los 100 mariposa, y los 200 estilos.
Los casi tres años de experiencia en Estados Unidos han cambiado la visión que Hugo González tenía de sí mismo y de la natación competitiva. Cuando tras pasar por Auburn se integró al equipo de la Universidad de California en Berkeley, en 2019, lo hizo en calidad de espaldista con predilección por las pruebas de 200 metros. Así lo habían rotulado los técnicos de la federación española desde el ciclo de los Juegos de Rio. Así había competido en el Mundial Júnior de Indianápolis de 2017, en donde se convirtió en el nadador español más laureado de la historia en esta categoría con dos oros en 100 y 200 espalda y uno en 400 estilos.
Matriculado en licenciaturas de informática y lingüística, su ingreso en Berkeley coincidió con un momento de máxima presión en el equipo de natación que dirige David Durden. Acostumbrado a los esquemas de hierro de la natación federativa nacional, pensó que allí le pedirían que hiciera lo mismo que venía haciendo en los últimos años: centrarse en la espalda, nadar 10 kilómetros por día o más en largas sesiones dirigidas a reforzar la resistencia, y profundizar en su especialización. Se quedó perplejo cuando antes de una prueba de la Conferencia Universitaria del Pacífico los técnicos le dijeron que, puesto que en el equipo había buenos espaldistas y faltaban bracistas, lo mejor sería que él nadara la braza. Si hay un estilo en las antípodas de la espalda y el crol, ese es la braza. El estilo que peor se le daba a Hugo González.
Enfrascado en el clima colectivista que reina en la natación universitaria americana, el muchacho aceptó el reto. Con gran éxito, para su sorpresa. No solo estableció el récord del mitin de la Conferencia de las 12 Universidades del Pacífico en la prueba de estilos de 400 yardas. Nadó la carrera de braza de 200 yardas —la unidad de medida tradicional en las competiciones de las universidades de Estados Unidos— en 1 minuto 51,63 segundos y estableció el cuarto mejor tiempo del país.
Campeón de la NCAA
Gracias a su versatilidad y a su ambición, Hugo González se convirtió en una pieza clave en el equipo que ayudó a elevar hasta lo más alto. Después de cinco años de dominio de los Longhorns de Texas en las finales de la NCAA (culminación de la temporada universitaria americana) el equipo de natación en línea de California se impuso en 2020 y 2021.
La flexibilidad que ganó en Berkeley le permitió afinar su sentido competitivo en los Europeos que se celebran en Budapest. La administración del esfuerzo, la recuperación entre pruebas, el sentido táctico para resolver las llegadas con maniobras que le favorecen, o la solvencia con que nada la braza, son expresiones de su evolución. Los 33,86 segundos de su parcial de 50 metros de braza en la final de 200 estilos fueron el punto de apoyo de su oro. Si se contempla que Michael Phelps ganó el campeonato olímpico en Río con un parcial de braza de 33,51s, la consistencia del español resulta evidente.
Durante años, en el ambiente de entrenadores de la esfera federativa de España, se extendió la noción de que las universidades de Estados Unidos eran una trituradora de talentos europeos. Se decía que las pruebas en piscinas de 25 yardas no tenían nada que ver con las competiciones de categoría olímpica en piscinas de 50 metros y que las necesidades específicas de los torneos universitarios conspiraban con la preparación olímpica. Hubo técnicos que intentaron persuadir a Hugo González de que no se entrenara en Estados Unidos. Él siguió su propio camino. Y está encantado.
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