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Esteban Chaves prueba en la Volta a Catalunya que sigue vivo

Triunfo del colombiano el segundo día de montaña de una carrera que domina exageradamente el Ineos de Adam Yates

Carlos Arribas
Volta a Catalunya
Chaves abre hueco en la subida a Port Ainé.Toni Albir (EFE)

Una mezcla de sensaciones coloca a quien ataca en la montaña final de una etapa dura y a su ataque responde el grupo con indiferencia, a su ritmo y tranquilo, como responden los Ineos todopoderosos a Esteban Chaves, el colombiano de Chía, la Luna de Bogotá, que salta con toda a seis kilómetros de la estación de Port Ainé, una cuña de la Lleida pirenaica camino de la occitana Val d’Aran, al oeste de Andorra, y desde Andorra, donde reside, se acerca a la cuneta el campeón del mundo Alaphilippe, y Chaves, que también vive en Andorra, siente alivio, pese al viento de cara, porque ni una onda de susto ha provocado en el pelotoncito de los favoritos y rápidamente se ve lejos, y, al mismo tiempo, un inicio de depresión, ya no pinta nada en la lucha por la general (se entregó en la contrarreloj del martes), a nadie le preocupa su aventura, que culmina en victoria y en alegría.

Con sus brazos alzados en la cuarta de la Volta, su primer triunfo desde hace dos años, en los Dolomitas del Giro entonces, Chavito sonriente, que ya tiene 31 años, como Nairo, cumple con su contrato con los australianos del Bike Exchange y recuerda al mundo que sigue vivo, su existencia, su pervivencia, su carrera, iniciada a los 21 años con un triunfo en el Tour del Porvenir, detenida dos años por una pavorosa caída que se queda a nada de costarle un brazo, resucitada y en crecimiento hasta los 26, cuando en el Giro solo puede con él el mejor Nibali, en la Vuelta solo cede ante el Nairo de Formigal y Froome, y se festeja ganando el Giro de Lombardía para terminar. Una nueva serie de lesiones acaba convirtiéndole en un especialista, en el escalador que casi todos los años gana a lo grande una gran etapa de montaña.

Por detrás, el Ineos de las estrellas hace exhibición de trabajo en equipo y compañerismo, y fe en un líder, Adam Yates, el último llegado al equipo, para el que trabajan sin pestañear un campeón del mundo contrarreloj, como Rohan Dennis, un ganador de Giro, como Richard Carapaz, quien controla el movimiento de Kruijswijk y la timidez de Enric Mas, que salta sin especial motivación a 3,5 kilómetros de la meta, y tira del grupo para doblegar, una vez más a Almeida, hasta que se le rompe la cadena, y un ganador de Tour, como Geraint Thomas, que hace los últimos metros, y a Richie Porte, el de Tasmania, siempre promesa, que va a rueda delante, no le da tiempo ni a dar un relevo.

El superIneos (los tres primeros de la general, Yates, Porte, Thomas, son del equipo inglés) extradomina una Volta que para el ciclismo español se traduce en Valverdependencia. El murciano es cuarto, y a la sombra de sus 40 años parece detenido el tiempo, y el crecimiento de herederos.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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