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Francia aprueba su reválida en Cardiff

El renovado XV del Gallo, liderado por un sobresaliente Ntamack, vence 23-27 a Gales, ya sin apenas opciones de defender título, y lidera el Seis Naciones

Dupont despeja el balón ante Gales.
Dupont despeja el balón ante Gales.Rui Vieira (AP)

La década ominosa del rugby francés toca a su fin. La renovada selección de Fabien Galthié, con las camadas campeonas de los dos últimos Mundiales júnior, llegó este sábado a Cardiff como novedad y salió como gran candidata al Seis Naciones tras su primer triunfo desde 2010, el año de su último título. No solo confirmó sus buenas sensaciones ante Inglaterra e Italia, sino que destronó a Gales, la selección que ganó el Grand Slam y les apeó en cuartos de final del Mundial de forma dramática. Solo Irlanda, que visita este domingo a Inglaterra (16:00 horas) puede igualar a Les Bleus en lo alto de la tabla. En el otro encuentro de la jornada, Escocia ganó en un partido sombrío a Italia (0-19), que suma cinco años (25 partidos) perdiendo en el torneo.

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Pese a la liturgia de su templo, Gales tropezó de inicio en el juego aéreo, su especialidad en los 12 años de Warren Gatland como seleccionador. Una suerte que tenían tan estudiada que sus rivales etiquetaron el estilo como Warrenball para tildarlo de aburrido. Pateó al cielo Romain Ntamack, el apertura de 20 años que empieza a asombrar al mundo, y se le escurrió el oval a Leigh Halfpenny. Lo cazó raudo el otro zaguero, Anthony Bouthier, para volar hacia la zona de marca.

Francia, la selección que priorizaba obligar al rival a desgastarse en el placaje, veía siempre la forma de continuar la jugada. Así llegó el mejor ensayo del torneo que no subió al marcador. Ntamack aprovechó una serie de continuaciones inverosímiles y pateó con precisión al otro costado para que posara Gael Fickou. La jugada fue invalidada por un pase adelantado previo y muchos franceses pitaron la decisión. No importó. Segundos después, Fickou volvió a la carga con una patada que complicó a Hadleigh Parkes. El galés solo pudo salirse con el balón por la banda y Francia canjeó la ocasión tras el saque de touch. Paul Willemse se escabulló entre la plataforma y el preciso Ntamack embocaba la transformación.

Gales subió las revoluciones y Francia pedía un respiro. Matthew Carley fue explícito con el capitán francés, Charles Ollivon: “Demasiadas faltas. Si esto no cambia, alguien tendrá que irse”. Al minuto, cumplió su palabra y Gregory Alldritt vio la amarilla –diez minutos en el banquillo– con el tiempo cumplido. Gales aprovechó que faltaba una pieza en la melé para canjear así el golpe de castigo. Fickou hizo lo que pudo por suplir al flanker y la trasera palió la inferioridad arriesgando en los placajes. Así, 5 minutos y 43 segundos después del minuto 40, se les escurrió el oval a los galeses. Francia había salvado su peor momento. Al descanso, 9-17.

Mantuvo la presión el XV del Dragón al regreso de vestuarios y Francia acusó un mal repliegue. Bouthier evitó en primera instancia el ensayo cubriendo una patada envenenada, pero Dillon Lewis culminaría después una secuencia de la delantera y aceraría a su equipo a un punto. Otro test para Francia que salvó con nota Ntamack leyendo como un libro abierto un pase de Nick Tompkins para interceptarlo y correr a placer hacia la guarida rival. Transformó su ensayo y devolvió el colchón de ocho puntos.

El traspié dejó tocada a Gales ante la defensa gala, orquestada por Shaun Edwards, la gran mente defensiva de la era Gatland. Volvieron las faltas francesas en una secuencia de melés en línea de cinco metros gala y le costó la amarilla a Mohamed Haouas: 68 minutos es demasiado tiempo para un pilier. Poco importó, salió su relevo, Demba Bamba se adueñó de la siguiente melé y sus compañeros celebraron extasiados.

No se rendiría Gales, como exige su genoma, y Dan Biggar aprovechó la superioridad numérica para ensayar y acercar a los locales a cuatro con seis minutos por jugar. Resistió el XV del Gallo, que falló una patada a palos, pero gastó el reloj tras un golpe de castigo inocente. Tomkins protagonizó la última ruptura galesa, pero aguantó demasiado el oval y cometió retenido. Francia ha vuelto.

Escocia evita la cuchara de madera tras vencer en Roma (0-17)

Escocia e Italia demostraron en Roma por qué luchaban por evitar la cuchara de madera. Cayó de nuevo Italia pese a una buena media hora inicial. Pagó su mal repliegue tras una de sus incursiones a campo rival y Suart Hogg, cuestionado tras sus pifias decisivas en las dos jornadas previas, rompió la defensa con un amago antes de activar los propulsores. A ensayar, aprendió del error de Dublín y puso las dos manos. Fue la única anotación de un primer tiempo en el que se fallaron todas las patadas a palos y el primer ensayo escocés tras casi 200 minutos.

El XV del Cardo amplió la ventaja tras una agotadora acción de su delantera que culminó el centro Chris Harris. Italia, voluntariosa pero sin mordiente, no le perdió la cara al encuentro hasta la amarilla a Federico Zani por una carga con el hombro que les dejó en inferioridad los diez últimos minutos. Ante un rival agotado, Adam Hastings anotó el tercer ensayo. Italia, que no gana en el torneo desde que lo hiciera en Edimburgo en 2015, ilustra su retroceso y Escocia, con la guerra abierta entre su seleccionador, Gregor Townsend, y su apertura Finn Russell, su estancamiento.

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