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Zion Williamson, la estrella de 19 años que aprende a correr diferente

El fenómeno emergente de Nueva Orleans, multimillonario pero todavía inédito en la NBA, introduce cambios en su explosivo físico para prevenir las lesiones

Robert Álvarez
Zion Williamson, poco antes del Pelicans-Rockets, el 29 de diciembre.
Zion Williamson, poco antes del Pelicans-Rockets, el 29 de diciembre.Derick E. Hingle (USA TODAY)

Zion Williamson lleva tres meses centrado en acabar con el dolor y volver a correr y, además, a correr diferente. A sus 19 años, ya es una estrella y ya tiene asegurados unos ingresos de más de 125 millones de euros en los próximos años a pesar de que ni siquiera ha podido debutar aun en la NBA. Williamson (Salisbury, Carolina del Sur), elegido el número uno del último draft por Nueva Orleans Pelicans era observado como el nuevo prodigio, el jugador más esperado desde la irrupción de LeBron James en 2003. Estaba llamado a ser la gran sensación de la temporada, un papel del que, por ahora, se ha apropiado Luka Doncic. Los encuentros de precampaña ratificaron las expectativas que había despertado durante su etapa universitaria con Duke. 23,3 puntos, 6,5 rebotes y 27 minutos, con un porcentaje del 71,4% en el tiro. Y todo ello, llevado a cabo por un jugador con un físico fuera de lo común, de 1,98 metros y 129 kilos, pero rápido, ágil, listo, certero y, por supuesto, contundente.

Preseleccionado para participar en el Mundial, en septiembre, con la selección de Estados Unidos fue finalmente descartado tras sufrir un golpe en una rodilla. Pero lo peor fue que el 21 de octubre, solo un día antes del día señalado para su estreno en un partido oficial de la NBA, tuvo que ser operado de un esguince de menisco de la rodilla derecha. El diagnóstico inicial preveía un periodo de entre seis y ocho semanas de baja. Han transcurrido ya más de diez y Zion sigue inmerso en el proceso de rehabilitación.

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Los aficionados y los periodistas observan ahora con atención las evoluciones del fornido ala-pívot zurdo. Ha empezado a participar en sesiones previas a los partidos, a la vista de quienes acuden con tiempo suficiente al pabellón. El día de Navidad, poco antes del encuentro ante Denver, Zion le comentó a Jorge Sedano, de la ESPN, que si por él fuera ya estaría jugando, pero añadió que ha confiado la toma de decisiones a su equipo. Y añadió que el proceso de rehabilitación ha incluido algo más que la recuperación de la cirugía.

Explicó que los Pelicans también tratan de modificar pequeños aspectos sobre cómo camina y corre. Para ello trabajan y le hacen trabajar en la cadena cinética de su cuerpo: en una mayor calidad de movimiento en cuanto a coordinación, destreza y correlación. Ha empezado a practicar el tiro individual y en grupo, aunque todavía no ha intervenido en los ejercicios de cinco contra cinco, o tres contra tres, es decir, en las sesiones más exigentes y que incluyen contacto. También, supervisado por sus entrenadores, ha trabajado hasta 90 minutos de manera individual caminando y corriendo por la cancha.

Al tratarse de un deportista de una especial explosividad y que ejerce mucha presión sobre las articulaciones y los ligamentos, los especialistas han incidido más de lo habitual en su dieta. El objetivo es que sea un poco más ligero sin perder músculo ni explosividad. El rocambolesco episodio que protagonizó la pasada temporada con Duke refleja el efecto que puede producir la potencia física con la que se emplea. En febrero, en un partido ante Carolina del Norte, se lesionó cuando solo habían transcurrido 36 segundos. Su zapatilla, unas Nike PG 2.5, saltó hecha pedazos aplastada por su pierna izquierda, que se deslizó sobre el parquet en una postura inadecuada.

Los Pelicans son cautelosos sobre la fecha en que Zion Williamson puede debutar en la NBA. Es inminente, según las últimas previsiones. Pero ante todo desean que su jugador franquicia pueda competir con las máximas garantías desde el punto de vista físico. “Estamos entusiasmados. Ha progresado bien”, afirmó el 18 de diciembre David Griffin, el vicepresidente ejecutivo de Nueva Orleans. Mientras, el equipo que dirige Alvin Gentry y en el que destacan jugadores como Jrue Holiday, Brandon Ingram, JJ Redick, Derrick Favors o Lonzo Ball, es el penúltimo clasificado en la Conferencia Oeste, lejos de las ocho primeras plazas que clasifican para los playoffs. Aunque sus últimas cuatro victorias consecutivas le han permitido recortar algo la distancia sobre el octavo clasificado.

Los problemas físicos de estrellas universitarias como Williamson se han repetido durante los últimos años. Markelle Fultz, número 1 de 2017, solo pudo jugar 14 partidos en su primera temporada y 19 en la segunda, en principio, por una lesión en el hombro. En diciembre de 2018 se le diagnosticó un síndrome de origen torácico, un problema nervioso que perjudica algunos de sus movimientos, especialmente los del hombro. Ahora, tras su traspaso de los Sixers a Orlando, está empezando a jugar con regularidad en su tercera temporada ya en la NBA. Ben Simmons, número 1 del draft en 2016, no pudo jugar en su primera campaña con los Sixers a causa de una fractura en el quinto metatarsiano del pie. Joel Embiid, número 3 en 2014, se perdió la primera temporada y más de la mitad de la segunda por una fractura y recaída del hueso navicular del pie derecho.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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