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Mercedes condena a Russell en la mejor carrera de Pérez

La marca de la estrella se hace un lío con las gomas del británico y hace posible el triunfo del mexicano, el más tardío en la historia de la F1

Sergio Pérez celebra su victoria en el Gran Premio de Sakhir con la bandera mexicana.
Sergio Pérez celebra su victoria en el Gran Premio de Sakhir con la bandera mexicana.TOLGA BOZOGLU / POOL (EFE)
Oriol Puigdemont

La crueldad y la gloria de la Fórmula 1 comparecieron a la vez este domingo en el circuito de Sakhir, donde George Russell se tuvo que comer el sapo más asqueroso de su vida y donde Checo Pérez tocó el cielo. El joven británico, circunstancial sustituto de Lewis Hamilton en Mercedes como consecuencia del positivo por coronavirus del ya campeón del mundo, lideró la mayor parte del tiempo (vuelta 63 de 87), hasta que su propio equipo se hizo un descomunal lío con los neumáticos: los mecánicos le colocaron el juego equivocado, circunstancia que le obligó a volver a llevar a cabo una parada extra y le recolocó embotellado entre el pelotón.

A pesar del bochorno, el chaval, de solo 22 años, se las apañó para culebrear entre los rivales hasta reposicionarse el segundo, con un adelantamiento antológico a Bottas, su compañero; antes de que un inoportuno pinchazo lento terminara por quemar cualquier opción de podio y de victoria. El noveno puesto final que le otorgan sus primeros puntos en la F1 no es más que una broma macabra si tenemos en cuenta que el piloto de King’s Lynn lo hizo todo tan bien como mal lo hizo su escudería.

El mérito de Russell en su primera aparición con Mercedes está, sin embargo, al mismo nivel que la carrera que hizo Checo Pérez, que estrenó su casillero de triunfos en su gran premio número 190 después de protagonizar una escalada histórica, casi épica, que le llevó de cruzar la meta el último en el primer paso por meta a hacerlo el primero, 87 vueltas después. Este resultado le permite hacerse con el récord que hasta el momento poseía Mark Webber, que precisó de 130 participaciones antes de imponerse. Se trata del décimo podio para el corredor de Jalisco, que a sus 30 años y tras diez en la F1 puede afrontar su penúltima participación en el certamen.

Hacía medio siglo (1970) que un mexicano (Pedro Rodríguez) no ganaba una prueba y ni siquiera eso puede proporcionarle a Checo un volante para el curso que viene. A falta de una sola parada del calendario, la que se celebrará el fin de semana que viene en Abu Dabi, el de Racing Point no tiene coche para 2021, algo inexplicable, pero que pone en relieve uno de los males del Mundial actual. Con la mayoría de asientos ya adjudicados, el único de los apetecibles que todavía está por concretarse es el que a día de hoy pertenece a Alex Albon, que las está pasando canutas para soportar la presión a la que le someten Red Bull y Max Verstappen, su vecino.

“No tengo palabras para expresar lo que siento. Espero no estar soñando, porque en este momento lo he hecho muchas veces. Me ha costado diez años llegar hasta aquí”, resumió Pérez. “Esto me deja en paz conmigo mismo. La situación para el año que viene no está en mis manos. Si no estoy en la parrilla de 2021 lo estaré en la de 2022”, remachó el de Racing Point.

La segunda plaza de Esteban Ocon y la tercera de Lance Stroll –primer podio doble en la historia de Racing Point– son el reflejo del impredecible carrusel en que se convirtió la cita en Bahréin, donde Carlos Sainz terminó finalmente el cuarto después de rodar la mayor parte del tiempo el tercero, penalizado el madrileño por el desbarajuste en los talleres, que hizo que McLaren reclamara su presencia en el peor momento.

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