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Carreño sufre el ‘síndrome Nadal’

El balear, que ha ganado el 86% de sus partidos contra españoles, alcanza las semifinales de Bercy tras sortear un duro duelo con el asturiano, ya sin opciones de clasificarse para el Masters (4-6, 7-5 y 6-1)

Nadal intenta devolver la pelota durante el partido contra Carreño en Bercy.
Nadal intenta devolver la pelota durante el partido contra Carreño en Bercy.FRANCK FIFE (AFP)
Alejandro Ciriza

Peldaño a peldaño, Rafael Nadal progresa en el árido escenario de París-Bercy, testigo este viernes de un cruce a cara de perro que resolvió el número dos con autoridad, pero no sin pasar antes un mal rato frente al combativo Pablo Carreño. El asturiano le encaró con el cuchillo entre los dientes y peleó con todo, pero el mallorquín resistió y le privó de mantener sus opciones de clasificarse para el Masters de Londres. 4-6, 7-5 y 6-1, después de 2h 14m. Nadal se verá las caras este sábado en la penúltima ronda del torneo (no antes de las 16.30, #Vamos) con el alemán Alexander Zverev, que doblegó a Stan Wawrinka por 6-3 y 7-6(1).

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Spain's Rafael Nadal eyes the ball as he returns it to Australia's Jordan Thompson during their men's singles round of sixteen tennis match on day 4 at the ATP World Tour Masters 1000 - Paris Masters (Paris Bercy) - indoor tennis tournament at The AccorHotels Arena in Paris on November 5, 2020. (Photo by Anne-Christine POUJOULAT / AFP)
Nadal brilla a la ofensiva

Viene Carreño avisando desde hace tiempo, elevando el nivel y desprendiéndose de ese tenista tierno que lucía buenas formas, pero que muchas veces pecaba de blanco y al que le faltaba un puntito de mala uva. Ya no es ese querubín, sino un competidor rudo y sumamente desagradable para el que está enfrente. Nadie lo quiere al otro lado de la red. Los precedentes con Nadal señalaban un desequilibrio absoluto —seis triunfos para el mallorquín, con un solo set cedido—, así que enfiló el duelo de la mejor manera posible: desacomplejado, con un plan diáfano y un espíritu rebelde.

Anticipaba un tú a tú. Y así lo fue. Sin subidas ni bajadas, sin fluctuaciones ni dudas. Casi hasta el final. Casi. Porque en el único instante de vacilación, esa media subida a la red que Nadal interpretó como un delicioso caramelo y aprovechó para apuntarse el segundo parcial y equilibrar, se produjo el punto de giro de un estupendo partido dirimido a partir de ese paso en falso. No perdona el balear. Medio segundo de titubeo significa cavar tu propia tumba. Derechazo, passing y otro final escrito. Quedaba por delante todo el tercer set, pero el asturiano se sabía sentenciado.

Carreño había cogido las riendas y aguantó el pulso firme durante casi dos horas. Tiene agallas el de Gijón, pero Nadal es mucho Nadal. Demasiado para él, demasiado para todos. Hasta ese momento, el campeón de 20 grandes se tuvo que emplear a fondo. Carreño mordía, penalizaba toda bola corta y castigaba en los segundos servicios. Con el primer set en el bolsillo, el asturiano dispuso de tres bolas de break, pero no acertó y el número dos fue avivándose, cada vez más entonado al resto y dirigiendo el partido hacia el terreno que le interesaba.

Después de sortear un primer juego trabado, rompió rápido en la manga definitiva y Carreño se nubló. Sigue, pues, la escabechina española que ejecuta Nadal desde que ingresó en la élite del circuito. El síndrome Nadal. De los 155 duelos contra rivales nacionales, el de Manacor (34 años) ha decantado a su favor 134 y tan solo ha perdido 21; es decir, se adjudica un 86,45%. No cae frente a un compatriota desde que le batiera Fernando Verdasco en el Open de Australia de 2016. No hay país más azotado por su demoledora zurda que España, con Francia (94-13) y Argentina (85-17) inmediatamente por detrás.

Satisfecho, abrazó su cuarta semifinal en Bercy y quedó a dos pasos de engarzar un trofeo que tanto se le resiste. “Pablo está jugando a un nivel alto, poniendo en problemas a los mejores del mundo. Ha jugado muy agresivo y le doy todo el mérito”, elogió a su adversario. “Pensando en mí, he hecho cosas buenas, pero hoy no he restado lo suficientemente bien. A mediados del segundo set he empezado a hacerlo mejor, y eso ha hecho que él empezase a sentir la presión. Ha sido vital salvar el 0-40 del segundo set y el break para el 7-5; a partir de ahí todo ha ido a mejor”, recapituló Nadal, en meridiana línea ascendente.

Federer se deja ver sobre la pista

Federer

Por el otro lado del cuadro, Dannil Medvedev se impuso por 6-3 y 6-1 a Diego Schwartzman, pero la derrota de Carreño clasificó automáticamente al argentino para la Copa de Maestros que arranca el día 15 en el O2 de Londres.

 

De esta forma, el ruso se jugará el pase a la final con Milos Raonic, superior a Ugo Humbert (6-3, 3-6 y 7-6).

 

Mientras, desde las redes llegaban las buenas noticias de Roger Federer. El suizo, operado dos veces de la rodilla este año (en febrero y junio), publicó una imagen en la que se le veía pelotear de nuevo sobre una pista de entrenamiento.

 

“Vuelta al trabajo”, deslizó el ganador de 20 Grand Slams. “Las cosas van muy bien”, corroboró su técnico, Ivan Ljubicic.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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