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Glorioso Baskonia

La telaraña defensiva del equipo de Ivanovic saca de la final a Mirotic, se sobrepone al Barça (67-69) y Vildoza remata el cuarto título de Liga en la historia del equipo vitoriano

Shengelia, frente a sus compañeros, levanta el trofeo que acredita campeón de Liga al Baskonia.
Shengelia, frente a sus compañeros, levanta el trofeo que acredita campeón de Liga al Baskonia.Manuel Bruque (EFE)
Robert Álvarez

Una canasta de Vildoza a tres segundos y cuatro décimas para el final y un postrero triple al hierro de Higgins dinamitaron la final de la Liga más excepcional. Fue tan especial por su formato como por su desarrollo, con el Real Madrid apeado de las semifinales, como por su desenlace, con el Barça de Mirotic postrado ante el persistente, certero y glorioso Baskonia. Dusko Ivanovic es una joya, un estratega fundamental para este equipo de Vitoria. Y eso lo sabe de sobra el presidente del club, Josean Querejeta, al que, en diciembre, no le tembló el pulso a la hora de llamarle por tercera vez en su carrera, cuando el equipo se hundía en todos los frentes.

Dusko Ivanovic celebra una canasta durante la final. En vídeo, las declaraciones del entrenador del Baskonia tras conquistar la Liga Endesa.Foto: ATLAS | Vídeo: ACB

El entrenador montenegrino, que ya había ganado dos campeonatos con el equipo vitoriano, en 2002 y 2010, suplió a Velimir Perasovic el 24 de diciembre. El día de Navidad ya los tenía a todos entrenándose. Pero lo suyo es mucho más que eso. Recuperó el ánimo y la confianza de sus jugadores, ajustó las piezas y, en definitiva, llegó a la final y, con una estrategia que igualó la teórica superioridad del Barça, su equipo desactivó a Mirotic y, en el vaivén de última hora, hizo valer la canasta de Vildoza. La suerte del campeón, pero también la del que persevera hasta decir basta en busca del trabajo bien hecho.

Barça-Baskonia.

Vildoza, sus 17 puntos, su explosión en la final, fotografía la fe de todo el equipo a lo largo de una temporada que empezó de la peor manera. El base argentino, después de una larga lesión, se recuperó para la fase final. El equipo, hundido en la Euroliga y en la Liga —era octavo cuando se suspendió—, nunca perdió la fe en su calidad y en su capacidad para discutir con los más grandes.

A la velocidad de la luz que requería la inédita y excepcional fase final de la Liga, predeterminada por la pandemia, el Baskonia le dio la vuelta a la historia de lo ocurrido nueve días antes en el partido de la fase de grupos. Esta vez, corrigió y salió ganador del duelo ante los de Pesic. Diez años después, el cuadro baskonista vuelve a ser el rey.

El Barça se encontró con un sendero expedito hacia el aro en los primeros compases de la final. Fue un inicio engañoso, una escena de lo que no iba a ocurrir durante el resto del partido. Ivanovic prefirió que sus jugadores cambiaran de asignación en su trasiego defensivo. Mirotic se apostó hasta tres veces bajo el aro defendido por rivales con menos centímetros. El entrenador montenegrino relevó a un Shengelia desubicado después de ese primer asalto netamente perdido ante Mirotic en el anunciado duelo estelar. El momento del ala-pívot georgiano estaba por llegar.

El peor Nikola

La entrada del pívot italiano Polonara reafirmó el plan defensivo del Baskonia, que empezó a rendir dividendos a medida que pasaban los minutos. El marcador palpitó al ritmo de las pérdidas provocadas por las punzantes manos defensivas que interponían ambos equipos —18 del Barça y 13 del Baskonia al final— y la inspiración de sus hombres exteriores. Vildoza y Shields ampliaban la cuenta del Baskonia (9-15), en uno de los típicos pero esta vez no tan acentuados bajones del Barça. La irrupción de Heurtel y Kuric dieron rienda suelta al ataque de los suyos.

El apagón del Baskonia duró casi cuatro minutos, con un parcial de 15-2 como castigo y un marcador amplio (26-17). La pelea física empezaba a causar estragos. La carga del Baskonia en el rebote ofensivo fue descomunal y le aferró al partido. Tomic, Davies y Oriola se las veían y se las deseaban para atrapar alguno de los balones que volaban cerca de su aro. Gracias a ese ímpetu reboteador del Baskonia el marcador llegó parejo al descanso (39-33). La eficacia del Barça en los tiros era muy superior, con cinco triples y mejores porcentajes, en contraste con un solitario triple en 10 lanzamientos del Baskonia. El balance de los artilleros fue inmediatamente corregido por Vildoza y Dragic en el tercer cuarto (43-47). No fue la peor noticia para el Barça. Equilibró el marcador, pero no encontró un buen ritmo ofensivo. Hizo de tripas corazón, con las alas cortadas por la eficiente defensa del Baskonia. El Barça se quedó en 12 puntos en ese tramo del juego, si cabe, todavía más trabado en el que Diop mandaba en el rebote y aportaba puntos.

Janning y Shengelia, ya decididamente en su mejor línea, le dieron aire al Baskonia. Mirotic se cargó pronto con la cuarta falta. Pesic, en contra de lo que se presumía, no le relevó. Y el Barça acabó perdiendo a su estrella cuando faltaban cinco minutos. Un lujo por más que estuviera jugando el que probablemente fue su peor partido con el Barça, con un 0 de 5 en triples, un 4 de 8 en tiros de dos para un total de 8 puntos, un rebote, dos pérdidas en los 25 minutos que estuvo en la cancha y un -1 de valoración. Con Shengelia recuperado —acabó con 14 puntos y cuatro rebotes—, a pesar de estar visiblemente exhausto, con Vildoza, con Diop, con un esfuerzo cada vez más reforzado por los estragos que causaba, los de Ivanovic remataron al Barça, que sigue añorando el título desde 2014. El Baskonia fue un campeón excepcional.



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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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