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PISTA LIBRE
Columna
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Marcus Rashford golea a Boris Johnson

El delantero del Manchester United ha recaudado 20 millones de libras en favor de las personas más necesitadas de Inglaterra, y forzó el clamoroso giro del primer ministro

Rashford, durante un Tottenham-Manchester United en Londres, con un lema contra el racismo a la espalda.
Rashford, durante un Tottenham-Manchester United en Londres, con un lema contra el racismo a la espalda.Glyn KIRK (AP)
Santiago Segurola

Boris Johnson, agreste cachorro del Partido Conservador en aquellos días y actual primer ministro británico, escribió en 1995 un artículo en The Spectator donde atacaba a las jóvenes madres solteras por producir una generación de “niños enfermizos, ignorantes, ilegítimos y agresivos”. Dos años después de ese comentario, nació Marcus Rashford en el barrio de Whytenshave, uno de los más duros y precarios de Manchester. Melanie, su joven madre, ganaba el salario mínimo y apenas disponía de dinero para alimentar a su hijo. Era el prototipo de niño despreciado por Boris Johnson. 22 años después, el crío de arrabal le ha dado una lección política y moral al primer ministro del tal calibre que nunca la olvidará.

Marcus Rashford es ahora rico y famoso. Delantero centro del Manchester United, jugó su primer partido con la selección inglesa con 18 años. Es el producto de la célebre cantera del club, que le acogió con 11 años. Todos los esfuerzos de su madre no le aseguraban el alimento cotidiano. Pensó que en el Manchester United crecería sano y bien cuidado. La ruptura fue extremadamente dolorosa, pero Rashford nunca olvidó los orígenes, las privaciones y el sacrificio de su madre.

Desde hace tiempo es una de las voces del fútbol más comprometidas contra la lacra de la desigualdad y el racismo. Durante la pandemia se unió a la organización FareShare para recaudar dinero y alimentar a las personas más necesitadas, especialmente a los escolares sin recursos, con familias destrozadas económicamente por la pandemia. A sus primeras 100.000 libras añadió un trabajo incesante en redes sociales. En tres meses, FareShare ha recaudado 20 millones de libras.

Rashford cuenta con 2,9 millones de seguidores en Twitter, escenario donde empezó a librar el 10 de junio una batalla memorable que solo tardó seis días en ganar. Primero fue un tuit, luego una marea de apoyos y finalmente la carta abierta que envió el día 16 a los parlamentarios británicos. La misiva llevaba un título concluyente: “Protejan a los vulnerables”. Su objetivo era convencer al Gobierno y al Parlamento de la tragedia que se avecinaría si se clausuraba en verano el programa de ayuda alimenticia a los 300.000 niños británicos en condiciones cercanas a la hambruna, afectados también por una precariedad que les había impedido atender la enseñanza online durante el confinamiento.

La carta de Rashford fue elocuente, sincera y emotiva, un dardo imposible de contener. Contaba su durísima experiencia infantil, sólo aliviada por el amor y el esfuerzo ingente de su madre, y acudía a los parlamentarios para retratar la terrible situación que atraviesa un amplísimo sector de la población infantil británica: 1,3 millones de niños están registrados por necesidad en el sistema de comidas gratis. “El hambre en Inglaterra es una pandemia que puede extenderse durante generaciones si no se toman las decisiones correctas”, y añadía: “Esto no es política, es humanidad”.

El primer impulso de Boris Johnson fue desestimar la petición. El primer ministro declaró que no conocía la campaña iniciada por el jugador del Manchester United. Su intención era suspender el programa de ayudas. A la mañana siguiente, Inglaterra era un clamor. Los laboristas y buena parte de los parlamentarios conservadores estaban dispuestos a votar contra Johnson. El primer ministro giró radicalmente. Presentó, y se aprobó, un presupuesto de 120 millones de libras para vales de comida canjeables en supermercados durante el periodo extraescolar.

La acción de Rashford causó sensación, un brillantísimo blitzkrieg político, sin el menor rasgo de postureo, una goleada en toda regla al primer ministro y un recordatorio de que los mismos prejuicios que Boris Johnson atribuía a los hijos de jóvenes solteras también se generalizan con los futbolistas. Para vacunarse de este cliché, también sirve Marcus Rashford.

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