Getafe y Eibar se neutralizan en un choque granítico
Ambos equipos siguen sin ganar tras el parón y firman un empate que no sirve a los azulones para acercarse a la Champions ni a los armeros para alejarse del descenso
Ni Getafe ni Eibar sabían lo que era ganar tras el reinicio de la competición, y sobre el césped del Alfonso Pérez se demostró el porqué de esta situación. En un partido escaso de ritmo y sin apenas ocasiones, cargado de pelea e imprecisiones, ambos equipos se anularon mutuamente y acabaron firmando unas tablas justas por sus escasos merecimientos pero que no sirve a ninguno para acercarse a sus objetivos. Con el punto, los azulones, que no se parecen en nada al conjunto arrollador que avasallaba rivales antes de parón, ven como el sueño de la Champions se aleja tras la victoria del Atlético, mientras que los armeros no terminan de dejar atrás los puestos de descenso que marca el Mallorca, al que ahora superan por tres puntos.
De principio a fin, Bordalás y Mendilibar plantearon un choque granítico, en el que el roce y la fricción pesó mucho más que el fútbol, relegado a una sucesión de pelotazos y disputas de segundas jugadas. Volaba y volaba la pelota, que durante todo el duelo transitó más tiempo por el aire que por el césped, hasta que en una de esas, cerca de la media hora de juego, llegó el gol. En el primer acercamiento del Getafe, un remate errático de Ángel tras un centro bombeado y sin aparente peligro de Cucurella se convirtió en una improvisada asistencia para que Etebo superara a Dimitrovic y adelantara a los azulones.
Casi sin quererlo, el Getafe se vio por delante en el marcador, y no supo asimilarlo. Al filo del descanso, el Eibar, que todavía no había pisado área contraria, igualó el marcador. Como no podía ser de otra forma, un nuevo balón colgado a la olla tras varios rechaces acabó en la cabeza de Enrich, que solo y en el área pequeña optó por ceder a Charles para que este remachara a placer después de un nuevo despiste de los azulones a balón parado.
A la vuelta de vestuarios, el Getafe trató de dar, con más corazón que cabeza, un paso adelante en busca de una victoria que se antojaba obligatoria para seguir en la pelea por la Champions. La tuvo Arambarri, que tras una dejada de Mata mandó el balón a las nubes con todo a favor, en lo que fue un oasis en el desierto antes de que el cansancio empezara a hacer mella.
El carrusel de cambios y el parón adormiló al equipo de Bordalás, que incluso acabó pidiendo la hora y con el susto en el cuerpo después de que el VAR anulara por centímetros un gol de Bigas en un nuevo desajuste defensivo. El Eibar, que durante todo el choque pareció conformarse con el empate, olió la sangre y en los últimos minutos acosó sin premio a un Getafe desdibujado.
“La sensación no es buena. No estamos bien ni tenemos fluidez. Era importante ponerse por delante y nuevamente en una falta frontal perdimos las marcas en la segunda jugada y encajamos un gol. Lo hemos intentado, pero nos falta calma. Estuvimos imprecisos y precipitados, es la tónica general en este reinicio”, reconoció al final del choque un contrariado Bordalás, que sigue sin dar con la tecla para revertir la dubitativa reentrada de su equipo en la competición.
