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De capitán al paro

Albentosa, excentral del Eibar y el Dépor, renuncia a su contrato en el CSKA Sofía porque el club búlgaro no podía pagarle

Raúl Albentosa, en su etapa en el CSKA de Sofía.
Raúl Albentosa, en su etapa en el CSKA de Sofía.
Ladislao J. Moñino

“¡Ostias!”, escribe con sorpresa por WhatsApp Raúl Albentosa (Alzira, Valencia; 31 años) cuando se entera de que la FIFA contempla la excepción de inscribir a jugadores en paro, aunque el mercado esté cerrado, por consecuencia de la covid-19. “No lo sabía, aunque será difícil por cómo está todo”, dice al otro lado del teléfono tras terminar de desempaquetar los aparatos para mantener la forma física que acaba de recibir en su domicilio de Salamanca. Unas semanas antes, este central de pasado en el Eibar, Derby County y Deportivo, decidió rescindir de manera amistosa su relación con el CSKA de Sofía, del que era capitán, tras una conversación con el empresario Gricha Ganchev, dueño del histórico club búlgaro refundando en 2016.

“El propietario del club me llamó y me explicó que el CSKA se financia ahora con el dinero de sus empresas y que estas iban a registrar una bajada de un 70% de sus ingresos por la crisis del coronavirus. Me dijo que debía rescindir el contrato de algunos extranjeros porque no podía pagarles. Le entendí, el club podía diluirse, y le dije que conmigo no iba a tener problemas. Renuncié a un año de contrato y a los meses que me quedaban de esta temporada pese a mi representante, que me aconsejaba que al menos cobrara el tramo de temporada que falta”, relata. “Estaba feliz en el CSKA”, prosigue, “se portaron muy bien cuando apostaron por mí pese a que llevaba seis meses en el paro tras salir del Deportivo. Tuve ofertas mejores de Polonia y Chipre, pero el CSKA era un club histórico y podía pelear por la liga búlgara y disputar la Liga Europa”.

Albentosa asegura que le hizo mucho daño el descenso a Segunda del Deportivo en la temporada 17-18. En esa fatídica campaña fue señalado como uno de los culpables. Él lo achaca a que llegó de la mano de Gaizka Garitano, a las preferencias de algunos sectores de la prensa por Sidnei y a que casi siempre era de los que hablaba ante los medios. “Gaizka tuvo que pedir al club que no me expusieran tanto. Me fui dolido por el descenso, no con el club, pero sí con algunas personas”, relata.

Volver gracias a Emery

“Necesitaba jugar y recuperar el nivel porque lo pasé mal en A Coruña. En Sofía lo logré, conseguí despejar mi cabeza. A las tres semanas me hicieron capitán por delante de jugadores búlgaros que llevaban dos y tres años en el club. Querían alguien comprometido, un líder que le diera carácter al equipo para ir a por todas. Era feliz y estaba integrado e implicado en el crecimiento del club, que ya tenía proyectadas mejoras en la ciudad deportiva y aprobada la construcción de un estadio nuevo. Incluso estábamos trabajando para llevar más jugadores españoles allí”.

Los problemas para encontrar un vuelo desde Sofía retrasaron su llegada a España hasta el lunes. “El presidente del CSKA me ofreció un vuelo privado, pero la compañía se negaba a volar. Entonces le pedí que me dieran el dinero y me puse yo a buscarlo. Todo se iba de precio. Fue un comandante con el que contactamos a través de Unai Emery el que nos trajo al aeropuerto de Salamanca en un vuelo privado”.

Montado el gimnasio en casa, Albentosa se entrena a la espera de un club. “Las plantillas están cerradas para esta temporada. Mi intención es jugar en Primera y en España, aunque en el CSKA me dejaron las puertas abiertas si algún día se arregla todo, pero eso significaría que no he logrado lo que pretendo ahora”, concluye.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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