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Medidas de supervivencia en el deporte contra la crisis

El Lyon regula su plantilla, el Sion despide a los jugadores y en el Mönchengladbach se bajan el sueldo. El Ademar de León, segundo en la liga de balonmano, aplica un ERTE

Los jugadores del Ademar celebran un triunfo, en la Copa, ante el Logroño. (DAVID FERNÁNDEZ-EFE)
Los jugadores del Ademar celebran un triunfo, en la Copa, ante el Logroño. (DAVID FERNÁNDEZ-EFE)

El parón por el coronavirus es inasumible por las mermadas economías de una mayoría de clubes españoles y hace mella en algunos de élite mundial, como el Olympique Lyon, que disputa la Champions. La falta de actividad en las canchas asfixia las tesorerías. El goteo de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) presagia la cascada. El Ademar León, segundo clasificado en la Asobal de balonmano, el Mann Filter de Zaragoza de la Liga femenina de baloncesto, o el Peñas Huesca de la LEB Oro, la segunda división del baloncesto masculino, son algunos de los que ya han puesto en marcha el ERTE. Durante su vigencia, los trabajadores perciben el 70% de sus salarios a cargo de la Seguridad Social. En el fútbol español, Las Palmas ha sido el primer club en acogerse a la medida, aunque en su caso afecta solo al personal administrativo.

La “burbuja” del fútbol

Christian Seifert, presidente de la Liga Alemana de Fútbol y directivo de la federación, advirtió este lunes que la industria del fútbol había generado “una burbuja” que la crisis del coronavirus amenazaba con reventar. Seifert dijo que muchos clubes no conseguirían evitar la bancarrota si la suspensión de las competiciones no permitía completar los torneos en marcha. Bajo el impacto de la onda expansiva, el Olympique Lyon, uno de los clubes más potentes de la Ligue 1, anunció que suspendía temporalmente de empleo y sueldo a su plantilla deportiva, mientras que el Sion, octavo clasificado de la Superliga de Suiza, se convirtió en el primer club que despedía a todos sus futbolistas.

El miércoles, la sociedad del cantón de Valois envió una carta a todos sus jugadores proponiéndoles una reducción salarial drástica hasta el máximo garantizado por el seguro de desempleo en el convenio colectivo, cerca de 12.000 euros. La carta advertía a los futbolistas que deberían responder antes de las 12.00 del mediodía del jueves o de lo contrario quedarían automáticamente despedidos. Como ninguno respondió afirmativamente a la oferta, según el periódico Bricke, el Sion, que lucha por evitar el descenso a Segunda, se quedó sin plantilla. “El tiempo que nos brindaron para responder fue tan corto que resultó imposible aclarar el asunto con seriedad”, dice el agente Djourous Costa Bonato. “Nadie en el club estaba disponible para consultas. Lo hecho por el Sion es todo menos correcto”.

El Sion esgrimió fuerza mayor como causa jurídica legitimadora del despido. El club expresó en su carta que debido a la interrupción de la Superliga suiza había sido privado de sus ingresos y, por tanto, no podía permitir que los jugadores desempeñaran su trabajo. La Asociación Suiza de Jugadores de Fútbol emitió una nota de protesta este jueves amenazando con acudir a los tribunales si no se ofrecen otras alternativas: “Esperamos que estos despidos abusivos se revoquen de inmediato”.

En Alemania y en España dos clubes respondieron de igual manera ante situaciones parecidas. Tanto los jugadores del Borussia Mönchengladbach como los futbolistas de la primera plantilla de la Unión Deportiva Las Palmas tomaron la iniciativa de recortarse los salarios para compensar el impacto de la crisis. Los alemanes, para permitir que los empleados del club en otros departamentos no fueran despedidos. Los españoles, para compensar a los empleados incluidos en el Expediente de Regulación Temporal de Empleo.

Recortes en la Asobal

Si el fútbol se ve afectado, otros deportes con menos eco aún mucho más. Como ejemplo, el ERTE del Ademar León, el más importante hasta ahora en el deporte español al afectar al segundo clasificado de una Liga con tantas raíces. “Por las noticias que tenemos, habrá más próximamente en el balonmano”, asegura el presidente del club, Cayetano Franco. “Como mínimo, cuatro o cinco corto plazo. Y, al final, casi todos”, añade, salvando del vaticinio al Barcelona. El Cangas de Pontevedra, último clasificado, ya ha reconocido que estudia esa posibilidad.

“Los ingresos se han cortado por completo. Además, estábamos negociando con el Ayuntamiento y otras instituciones para renovar los convenios, y todo se ha parado”, advirtió el máximo responsable del Ademar, que tiene un presupuesto de 1,2 millones. El Ademar ejecutó su expediente de regulación temporal de empleo el lunes para el cuerpo deportivo. “Hablé con el capitán y al resto les mandamos un mail o les llamamos porque no podemos reunirnos con ellos”, explica el presidente.

De momento, la Asobal, a la que le quedan todavía por disputar 11 de las 30 citas del calendario, se ha suspendido hasta el fin de semana del 28 y 29 de marzo (tres jornadas), pero la lógica indica que, en el mejor de los casos, tardará en regresar porque el Estado de Alarma se prolongará más allá de los 15 días iniciales. Ante la posibilidad de que hubiera que jugar en junio (la competición debía terminar el 23 de mayo), en los despachos se hacen cuentas y los números no salen en un deporte agarrado a una economía de supervivencia. “A nosotros nos costaría 70.000 euros más”, calcula Cayetano Franco. La cifra variaría en función del presupuesto de cada conjunto. Por ejemplo, al Sinfín de Santander, antepenúltimo clasificado, estima que le supondría entre 30.000 y 40.000 euros. “Ninguno lo puede asumir”, alertó el presidente de la entidad cántabra, Servando Revuelta. Y otro problema: la mayoría de contratos vencen el 31 de mayo.

Agobios en el baloncesto

“Era una medida necesaria para poder asegurar la pervivencia del club”, afirma Antonio Orús, presidente del Peñas Huesca, un club histórico, que disputó la Liga ACB hasta 1996 cuando tuvo que vender la plaza, al Fuenlabrada por problemas económicos y que ahora es 14º en la Liga LEB Oro. La opinión es muy extendida: muchos creen que lo mejor es que se cancele ya la temporada. Hasta 19 de los 24 clubes de la LEB Plata así lo han solicitado a la Federación Española (FEB). La FEB decidió el miércoles ampliar la suspensión y aplazar la jornada correspondiente a los días 28 y 29 de marzo. La fase regular de la Liga femenina debía concluir el 4 de abril. Resulta difícil que la mayoría de clubes puedan volver a juntar las plantillas con las que competían. Muchas jugadoras y jugadores extranjeros se han marchado a sus países.

El voleibol echa el cierre

El voleibol ha sido el primer deporte en España, dentro de las disciplinas más relevantes, en dar por finalizadas sus principales ligas, tanto la masculina como la femenina. Mientras el resto ha optado por esperar a ver si la crisis sanitaria remite y es posible acabar las competiciones, el voley echó el cierre el pasado lunes. Quedaban dos jornadas de la fase regular y los playoffs por el título.

“Fue una decisión que se tomó en 24 horas y por unanimidad entre la Federación y los 24 clubes que componen ambas Superligas. Estoy contento por cómo se ha hecho”, se felicita su máximo dirigente federativo, Agustín Martín. A la vuelta de este próximo fin de semana se clausurarán también las segundas categorías porque 46 de los 48 equipos ya han respaldado la iniciativa. La duda es si la medida se tomará por unanimidad.

Lo que queda por decidir es qué ocurre con los ascensos, descensos, quiénes tienen derecho a disputar los torneos europeos y los equipos campeones. “Todas las posibilidades están abiertas. Puede que haya ganadores de las Superligas o no, lo veremos. Lo primero es ver qué órgano es competente para resolver eso”, explica Martín, que dice que no se han marcado plazos.

La rapidez en cerrar la competición se ha debido al deseo de los clubes de que los jugadores extranjeros puedan regresar a sus países lo antes posible ante el avance de la pandemia de coronavirus. Aunque también han influido las estrecheces económicas de las entidades, que temían una excesiva dilatación del calendario, con los costes que eso hubiera supuesto para un deporte que, ya en circunstancias normales, encuentra muchas dificultades financieras en su día a día, fuera de los grandes focos mediáticos.


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