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“En España nos falta una visión global compartida de la natación”

El técnico jefe del equipo español, responsable de los éxitos de Mireia Belmonte, examina la situación del deporte ante el Mundial de 2019 y a un año de los Juegos

Diego Torres
Fred Vergnoux en el CARD de Sierra Nevada, en 2017.
Fred Vergnoux en el CARD de Sierra Nevada, en 2017.M. ZARZA (EL PAÍS)

Este domingo comienzan las pruebas de natación en línea del Mundial de Gwangju, en Corea del Sur. En la antesala de los Juegos de Tokio el equipo español llega deprimido tras unas pruebas de selección que exhibieron más miserias que posibilidades. Inflamado de pasión en un orden de carácter acomodaticio, el entrenador jefe del equipo nacional, Fred Vergnoux (Francia, 1974), hace autocrítica con ánimo provocador. El técnico que mejores resultados ha conseguido en esta especialidad en la historia de España cree que necesita remover conciencias para cambiar una deriva secular que impide a la natación peninsular ponerse a la altura de países del mismo entorno, como Italia, Holanda, Inglaterra o Francia.

Pregunta. El Open de Sabadell de abril solo produjo tres clasificados para los Mundiales con el 100% de los criterios: Mireia Belmonte, Jimena Pérez y Marina García. ¿Esto reflejó el estado de la natación española?

Respuesta. Claro que sí. Es lo que hay. El Open es una fotografía del nivel de los nadadores y del trabajo que han hecho los entrenadores con estos nadadores. Ya sabemos lo que tenemos que hacer para estar en los Juegos. En un año no podemos hacer milagros pero lo sucedido permite hacer una reflexión profunda sin tabús. Sin cambios radicales podemos estar asustados para el año olímpico. Aquí muchas veces no se aceptan críticas objetivas pero hay que hacerlo. Cada uno tiene que hacer autocrítica y muy pocos lo han hecho. Hay que plantearse qué visión tenemos de nuestro deporte. ¿Tenemos una visión? ¿Cómo vas a planificar tu camino al Himalaya si ni siquiera sabes que el Himalaya existe? ¿Cómo vamos a hacer un plan de trabajo a diez años si aquí hay que elegir presidente de federación cada cuatro años.

P. ¿Hay recursos humanos y económicos en España para construir un gran equipo, como hicieron Inglaterra, Francia o Italia?

R. En los últimos diez años la natación española se ha metido en 64 finales en Mundiales Júnior y ha tenido 210 finales en Europeos Júnior. Tenemos nadadores, instalaciones, el CAR de Sierra Nevada, el CAR de Sant Cugat, Font Romeu a dos horas de Barcelona, acceso al mar, las Canarias... Tenemos medios, dinero para competir internacionalmente y concentrarnos. Lo que nos falta es una visión global compartida, un líder que mande y que todos sigamos, y el orgullo de competir por nuestro país.

P. ¿Sigue siendo válido el régimen de los centros de alto rendimiento que se instauró antes de Barcelona 1992?

R. En el CAR todos los deportistas tienen la camiseta de España. Los campeones olímpicos y los campeones del barrio. No sabemos tratar a los deportistas. Mireia, Ona, Joel González... en el CAR de Sant Cugat los tratan igual que a cualquiera. Tienen la misma habitación, la misma comida, el mismo fisio, la misma piscina... Cuando tú estás dentro de un sitio en el que hay dos campeones olímpicos y otros 118 en formación, probablemente la tendencia sea a la baja. En la piscina también estamos diluyendo nuestra fuerza. Hasta los Juegos de 2016 trabajábamos juntos. Después cada uno ha ido por su lado, con libertad para desarrollar su método de entrenamiento en su pequeño grupo. Competimos pocas veces por temporada y cuando acaba la competición cada uno se va a casa. Así es difícil unirnos. Y si no estamos unidos es muy difícil optimizar nuestra fuerza. Yo soy el primero que he aprovechado para ir a lo mío.

En Estados Unidos las mejores chicas se juntan muchas veces a entrenar. Aquí si pones a competir unos con otros puedes herir susceptibilidades

P. Los australianos, los japoneses o los estadounidenses, ¿se entrenan juntos o van cada uno por su lado como en España?

R. En Estados Unidos, por ejemplo, las mejores chicas, de velocidad y fondo, se juntan muchas veces a entrenar en lugares como Colorado Springs. Comparten mucho más. En Inglaterra yo tenía una bracista que era subcampeona del mundo y que iba a entrenar con otra que entrenaba en otro club. Los entrenadores nos coordinábamos para hacer todos los jueves por la tarde el mismo entrenamiento para todos. Era súper competitivo. Aquí si pones a competir unos con otros puedes herir susceptibilidades, y si dices que quieres ganar el agravio es aún mayor: te dicen que es “una falta de respeto”. No nos damos cuenta de que estamos en un mundo competitivo. La frase típica que dice “la competición es el reflejo de los entrenamientos” la conocemos todos, pero entonces tendríamos que competir mucho más cada día.

P. Usted dice que hay que mirar más los ránkings. ¿Son significativos los ránkings en abril o mayo, cuando se hacen las pruebas de clasificación para los Mundiales y los nadadores no están en su mejor momento?

R. Sí. Porque un nadador está bien dos veces por temporada. Cuando toca clasificarse, en los campeonatos nacionales, y en la competición principal. Hay estudios muy rigurosos que dicen que la gente que gana medallas en Mundiales y en Juegos, son los que han nadado más rápido en sus respectivos campeonatos nacionales. La estadística española de los Juegos de 2016 dice que de los 26 clasificados hubo dos que nadaron más rápido en la piscina de los Juegos que en la piscina donde hicimos el Open. Estos dos fueron Mireia [tres finales y dos medallas olímpicas] y Joan Lluis Pons, finalista olímpico de 400 estilos con record nacional. Los dos únicos finalistas de Río. Estos datos son elocuentes. Es falso que los nadadores españoles naden más rápido fuera de España, como han querido justificar algunos que no hicieron mínimas en Sabadell. El fondo del problema no son las mínimas sino la falta de preparación.

P. Hay nadadores y técnicos españoles que dijeron que hay una brecha muy grande entre el programa de la alta competición y el programa educativo. Dicen que temen quedarse sin estudios universitarios por la natación.

R. Eso es otra excusa. Cuando yo entrenaba en Inglaterra todos mis nadadores eran estudiantes. Lo que pasa es que cuando acaba el entreno de la mañana, las pesas, el trabajo cardiovascular o la natación, a las 10:00 de la mañana se iban a estudiar a la Universidad con su tupperware y su bebida, y volvían a las 15:00 a entrenar. A las 19:00 se iban a casa y a las 20:00 estaban durmiendo. Lo hacía una chica que ahora es abogada y gana 10.000 euros a la semana, lo hacía un chico campeón de Europa que ahora es dentista y cambia de coche todos los meses…. En España cuando acaba el entreno de las 10:00 la gente se va a dormir porque lo tienen demasiado fácil. Es falso que en España no se pueda combinar natación con estudios. En el CAR es posible hacerlo todo. Hay flexibilidad. Hay universidades cerca, y si no, hay universidades como la UCAM que te facilitan un tutor para poder estudiar a distancia. Los deportistas ponen los exámenes en función de su calendario de competición. Más fácil imposible. Judith Ignacio con 25 años ya es psicóloga, tiene su carrera, tiene un máster, y hoy está nadando, trabajando, y estudiando otros dos másters. ¿Por qué no utilizamos estos ejemplos? Es lo mismo con Jessica Vall, campeona y que tiene una carrera, Lidon Muñoz que estudia medicina y compite a alto nivel, etc, etc.

P. ¿Vislumbra una solución?

R. Tenemos que dejar hablar del fracaso. Tenemos que enfocarnos en lo que tenemos, en los jóvenes y los júniors. ¡Tenemos chicos! ¡Que la gente se ponga las pilas! Hay muchísimos americanos que fallaron en unos Juegos y al día siguiente ya estaban entrenándose pensando en que volverían cuatro años más tarde. Cuando a los chavales les hablas de un plan a un año o dos, se asustan. ¡No saben qué hacer el mes que viene! Todo esto lo tenemos que cambiar. Y la clave somos los entrenadores. Los entrenadores que están pensando en irse de vacaciones y contando sus horas deben dar el relevo a jóvenes que quieran trabajar. Estamos muy equivocados con muchas cosas. Los jóvenes de España con 16 años ya tienen todo. Hay 65.000 licencias. Hay muchísima gente que va a la piscina. Pero, ¿quién es el entrenador que ha sacado a Mireia Belmonte de entre esa multitud? Es un chaval que se merece un monumento: porque le enseñó a nadar los cuatro estilos, la flexibilidad, la técnica... Yo lo único que he hecho es poner a Mireia a trabajar y convencerla de que podía ganar todo. Si Mireia ha ganado todo, yo pienso que muchos otros podrían hacer lo mismo.

¿Por qué cuando volvimos de los Juegos de 2016 con la primera campeona olímpica de la historia española en natación no fuimos capaces de hacer un clínic para que naden con nosotros 300 niños? No somos capaces de atraer gente. No somos capaces de cambiar el deporte

P. ¿Las cuatro medallas olímpicas de Mireia han cambiado la natación en España?

R. ¿Por qué cuando volvimos de los Juegos de 2012 no hicimos nada en el CAR ni en cualquier piscina para celebrar los éxitos de Mireia y llevar a los niños a verla? ¿Por qué cuando volvimos de los Juegos de 2016 con la primera campeona olímpica de la historia española en natación no fuimos capaces de hacer un clínic en cualquier piscina para que naden con nosotros 300 niños? No somos capaces de atraer gente. No somos capaces de cambiar el deporte. En 2004, cuando volvió Laure Manaudou de los Juegos de Atenas, el primer día había 200 periodistas en la piscina de Canet con un entrenamiento abierto. Una locura. Nosotros empezamos la temporada después de Río y no había nadie. ¡Nadie! No sabemos aprovecharlo.

P. ¿El modelo de preparación de Mireia es extrapolable a otros entrenadores?

R. Me dejó frito el presidente, Fernando Carpena, cuando después de los Juegos de Río pronunció un discurso delante de todo el equipo. Y dijo: “si este modelo [los entrenamientos de Mireia] funciona, los animo a todos a intentarlo”. Pues tampoco eso fuimos capaces de hacer. A mí todo el mundo me critica. Dicen: “La gente con Fred no aguanta”. Vale. Mis nadadores han hecho los resultados que conocemos y además me tengo que justificar. Cada año que pasa la gente está menos formada y los júniors tienen menos hambre y son técnicamente peores. Estamos mal. Da igual lo que hacemos con los absolutos. Hay que mirar mucho más abajo.

P. ¿Entonces cree que el modelo con Mireia debió reproducirse en otras piscinas?

R. ¡Claro!

P. ¿Se ha relacionado con entrenadores que querían reproducir su programa?

R. Muy poco. Tengo muchas más visitas de entrenadores extranjeros que españoles. Este año no ha venido ni uno de España. En el CAR hay tres grupos de natación: el mío, el de la federación catalana, y otro de jóvenes que también es de la federación catalana. Ni una sola vez hemos hecho un entrenamiento juntos. Ni una vez el entrenador de estos grupos ha venido y me ha dicho: “Oye Fred, ¿podemos nadar contigo? ¿Te puedo coger a Mireia para hacer una demostración de mariposa a los míos? ¿Podemos hacer juntos un entrenamiento de salidas con Mireia?”. ¡Nada! Cuando entrenas con los mejores, mejoras. En Inglaterra se dice: head to head. Cabeza a cabeza. Pones juntas a las mejores cuatro mariposistas, o chicas de estilos del país, y el entrenamiento será mucho mejor que si pones a Mireia sola.

P. ¿Usted como entrenador jefe no puede obligar a que la gente se agrupe?

R. Yo podría. Quizás debería ser mucho más duro con los técnicos. Pero mi forma de pensar me induce a creer que tendría que surgir de ellos. He hecho muchas propuestas. Un ejemplo muy concreto: en braza tenemos a Jessica en el Sant Andreu, Marina en Sabadell y Evelyne en Terrasa. En un radio de 20 kilómetros de Barcelona. Ellas perfectamente podrían integrar un entreno por semana o cada dos semanas juntos. ¡No he conseguido ni que hagamos esto! Me gustaría poder probar algunas iniciativas. Pero repito: obligar la gente no funciona.

P. ¿Se puede cambiar una cultura?

R. Hace mucho un amigo me dijo: ‘Fred, tú no vas a cambiar la cultura española’. Yo le dije: ‘Yo sí’. Me he dado cuenta hace tiempo que por supuesto que no voy a cambiar nada de la cultura española. No pretendo hacerlo. No tengo capacidad intelectual para empezar un cambio cultural nacional. Pero tengo clara una cosa: yo lo he hecho con mis nadadores. Yo tenía 18 nadadores en el Sabadell y ocho han ido a los Juegos y Mireia ha vuelto con dos medallas, cuatro años después otro grupo clasificado y otras dos medallas olímpicas. El año pasado el 100% del grupo estaba clasificado para el europeo. Estoy cansado de oír a los entrenadores quejarse. El problema es que ahora yo también me quejo. ¡Y tengo que buscarme a mí mismo otra vez, porque en este mundo todo va muy rápido! Llegar donde hemos llegado ha sido difícil, ahora repetirlo es el reto más grande porque debemos cambiar esta dinámica.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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