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Arrieta: “El Tourmalet con calor será terrible”

Llega el territorio de Landa y Nairo, obligados a atacar tras la crono

Carlos Arribas
Nairo Quintana, durante la 12ª etapa del Tour.
Nairo Quintana, durante la 12ª etapa del Tour.Christophe Ena (AP)

El Tour entra en el territorio de la alta montaña con el tremendo final en alto del Tourmalet, tan dramático siempre, y un signo de interrogación, o muchos.

Si los Ineos no están donde solían estar mucho menos lo están los Deceuninck, con Alaphilippe increíble de líder (y 1m 26s de ventaja sobre el ganador saliente, Geraint Thomas), y con Enric Mas de cuarto clasificado y con 8s de ventaja sobre el segundo de los Ineos, Egan Bernal. Incrustado entre ellos resiste Steven Kruijswijk, el holandés que salvó el día a los tecnólogos del Jumbo, el día en el que su estrella designada para Pau, el ciclocrossista Wout van Aert, apuró mucho en una curva y sufrió un enganchón en una pierna con un clavo que sujetaba una pancarta que le sajó el glúteo hasta el hueso en medio de un festín de sangre.

El Tour más abierto, como se decía por la ausencia de Froome, se ha convertido después de una primera semana de desgaste y una contrarreloj inesperada en el Tour del líder imprevisto, con una gran fuerza individual y una gran debilidad de equipo para Pirineos y Alpes, y en el Tour habitual del Movistar, el equipo con más capacidad para desequilibrar en la montaña. Nairo, su líder tras la etapa de los abanicos que mandó al suelo a Mikel Landa, marcha noveno, a 3m 55s de Alaphilippe y a los consabidos 2m 29s de Thomas; el alavés, es 18º, a 6m clavados del líder. Su Tour pasa por moverse y hacer mover la carrera, y no hay mejor sitio para ello que el Tourmalet, la cima en la que termina la cortísima etapa de hoy (117,5 kilómetros desde Tarbes, pasando antes por el Soulor), la montaña que hace que Landa se duerma con una sonrisa en los labios.

“Y un Tourmalet con el calor que está previsto será terrible, una subida lo suficientemente dura como para no necesitar moverse antes”, avisa José Luis Arrieta, el director del Movistar que planea las operaciones.

Su plan pasa por lo que piensa que harán los otros equipos. “El Ineos”, dice el técnico navarro, “solo tiene un patrón de funcionamiento, ponerse delante y marcar el ritmo para quitarles a todos las ganas de atacar. Y ahí es donde tenemos que movernos. Y Landa atacará en el momento preciso. Atacar en el Soulor, a menos que veamos síntomas de debilidad en algún rival, no creo que sea necesario”.

Tal táctica del equipo inglés convendría en teoría al equipo belga de Alaphilippe y Mas, que no tiene a más escaladores que a ellos, el debutante mallorquín que demostró su talento escalador en la Vuelta, y el francés atacante, que nunca ha trabajado para defender nada. “Qué bien que Landa haya hecho tan buena contrarreloj”, dijo Alaphilippe. “Es una situación perfecta para el equipo estar los dos ahí arriba”. Y Mas continúa. “Nuestro objetivo es defender el maillot amarillo y mi maillot blanco. Y lo haremos siguiendo la rueda de los que quieran atacar. Y allí estaremos”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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