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La mejor esgrimista mexicana denuncia el maltrato de los directivos y se nacionaliza uzbeka

Paola Pliego, excluida de los Juegos de Río por un error en un control antidopaje, explica que los dirigentes le han hecho la vida imposible

Barcelona -
Paola Pliego compitiendo en Kazán, en 2014.
Paola Pliego compitiendo en Kazán, en 2014.Grigory Dukor (REUTERS)

Paola, una de las mejores esgrimistas de México, ha decidido renunciar a competir bajo la bandera de su país a causa del maltrato del que es objeto por parte de los dirigentes deportivos. La paciencia de Pliego ha llegado al límite después de demostrar que el positivo en un control antidopaje que motivó su exclusión de los Juegos de Río, se debió a un “error” de los laboratorios mexicanos. No solo eso. Pliego denuncia que los directivos de su país le hacen la vida imposible: la segregan del equipo nacional en los viajes y no la inscriben en los torneos para los que se clasificó. Harta de la situación, la esgrimista mexicana ha decidido nacionalizarse por Uzbekistán.

Después de más de tres años de una constante pelea contra el sistema, la situación colocó a la deportista en un callejón sin salida: “O me iba de México para poder competir o me quedaba toda la vida frustrada viendo como los demás podían competir y yo no, imaginándome que podía haber llegado a más, pero a sabiendas de que no me dejaron”, explica la esgrimista en conversación telefónica con EL PAÍS. “Siempre con ese resentimiento y frustración. Fue en ese momento cuando dije basta. No quise rendirme y por eso tomé la decisión de competir por Uzbekistán. Comprendí que peleo más por mi país saliéndome. Siempre hay una solución más”.

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El viacrucis de Pliego comenzó un mes antes de Río 2016. Se encontraba con el equipo mexicano en una concentración en Houston. Le notificaron vía e-mail que había dado positivo por una sustancia llamada Modafinilo. “Ese día abrí mi e-mail y vi que tenía un mensaje de la Federación Internacional de Esgrima (FIE) que decía Comité Antidopaje. Abajo indicaba “urgente”en rojo. El texto señalaba: ‘Queremos informarte que estás temporalmente suspendida por haber dado positivo en un control antidopaje en el Panamericano realizado hace dos meses en la competencia por equipos’. El estudio fue realizado por el laboratorio de la CONADE (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte)”.

Tras la noticia, la llamó el presidente de la Federación Mexicana de Esgrima (FME), Jorge Castro. “Me dijo: ‘Ay mi Pao, qué mal lo que te pasó. Alguien de República Dominicana o Canadá (de los equipos que no se clasificaron) te pusieron algo en tu agua. Entonces, pues ya ni modo. Yo solo te puedo avisar de que no puedo apoyar a alguien que se dopó así que, ahí la dejamos’. Esa fue la última vez en la vida que hablé con él”, explica.

La esgrimista abandonó la concentración y contrató al abogado Ricardo de Buen para el caso. La noticia se filtró en los medios. “En el correo estaba el presidente de la CONADE –Alfredo Castillo– y el presidente de la FME –Jorge Castro–. Alguno de ellos dio la noticia y todo el mundo comenzó a decir: ‘Paola se dopó, Paola hizo esto, Paola no va a Río’. Todo ello me llegó de golpe, todo muy negativo”.

El 4 de agosto estaba citada para abrir la muestra B en el laboratorio de la CONADE. Debía ser confidencial. Pero Castillo lo publicó en su cuenta de Twitter. Mientras eso sucedía, el Comité Olímpico Mexicano (COM) y la FME borraron el nombre de la atleta del equipo para Río. “No esperaron a que salieran los resultados de la segunda muestra”. El resultado fue el mismo: positivo. Pero mes y medio después de los Juegos, cambió todo. “Me llegó un e-mail de la FIE. Ahí me explicaron lo que habían hecho con mis dos pruebas. Tomaron mis muestras A y B y las llevaron al laboratorio en Alemania, al más grande de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje).

O me iba de México para poder competir o me quedaba toda la vida frustrada. Fue en ese momento cuando dije basta

Las analizaron. Abrieron una y no encontraron nada. Abrieron la otra y lo mismo. Siempre habían estado limpias por completo. Me dijeron que me perdonaban y que podía volver a competir. Me explicaron que había sido un error del laboratorio de México”, cuenta Pliego.

“Nadie se comunicó conmigo. Nadie me dijo nada. Yo tuve que hablar con ellos y les dije: ‘Oigan, no sé si saben lo que sucedió. Su laboratorio se equivocó. Me dejaron sin mis Olímpicos. Ustedes me dejaron fuera de Río”.

Alfredo Castillo me invitó a hablar con él. Esa vez llevaron a alguien con un folder del laboratorio y me dijeron: ‘Sí, fue un error. En efecto, hicimos mal la prueba y salió una sustancia que no estaba ahí’. Ni siquiera me pidieron perdón, ni averiguaron qué pasó. Nada”, prosigue la esgrimista.

Después de que le fue otorgado el perdón por parte de la WADA, la esgrimista regresó a la competición. A pesar de que Carlos Padilla –presidente del COM– le dijera que le iba a dar todas las facilidades para Tokio 2020, Paola topó con una realidad diferente: “Me llevaron de Italia a México con mis entrenadores. Me metieron a un cuarto y uno de ellos me dijo: ‘¿Y tú crees que por lo que te pasó, mereces un camino de rosas y flores para que llegues como una princesa a los Olímpicos?’ Y les dije que claro que sí, pero no solo a mí, a todos los deportistas”.

Paola denuncia que la FME intentó mermar su rendimiento: “Jorge Castro hacía lo posible por incomodarme en la vida. Yo viajaba y no había nadie esperándome en el aeropuerto, no me decían cuál era el hotel del equipo, me dejaban ahí. Él le pedía a los de la organización que escribieran cartas argumentando que yo había rehusado a subirme al transporte y que me indicaban cuál era el hotel y que no había querido ir”. Pese a todo, Paola se llevó el oro tanto en individual como en equipos en el Campeonato Centroamericano. El presidente del COM le prometió que se había acabado el trato injusto y que sería inscrita en los Juegos de Colombia en 2018. Sin embargo, no volvió a ver su nombre en ninguna competición oficial. En esos Juegos, México se fue a cero en Esgrima.

Comenzaron los clasificatorios para Tokio y Paola solamente observaba desde la pantalla. La frustración se adueñó de ella. Meses después, le recomendaron el cambiarse de país para dejar de sufrir todo este tipo de injusticias. “Yo no me voy a ir de mi país ¿Por qué cuando gane algo no voy a escuchar mi himno nacional? ¿Por qué tengo que salir por la puerta de atrás? Yo quiero representar a mi país, yo quiero que mi familia se siente orgullosa cuando escuche su himno nacional. Siempre pienso que en México somos más los buenos que los malos”, dijo la atleta. Pero al final, cansada, frustrada y harta de la situación, decidió cambiar de pasaporte. “Fue en ese momento cuando dije basta. Me voy”. El nombre de Paola Pliego ya aparece en el equipo de Uzbekistán para el Campeonato Mundial de Esgrima de Budapest 2019. México perdió una opción real de medalla olímpica por malos manejos administrativos y elevados egos de sus dirigentes.

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