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El Mundial del despertar feminista de la brasileña Marta Vieira

La estrella de la selección se esfuerza por dejar su marca en la lucha por la igualdad de género y cierra su participación con un llamamiento a las próximas generaciones

Marta durante el partido contra Francia este domingo en Le Havre.
Marta durante el partido contra Francia este domingo en Le Havre.Francisco Seco (AP)

Nada más concluir el partido de octavos del Mundial en el que Brasil cayó frente a Francia, Marta Vieira, de 33 años, seis veces elegida como la mejor jugadora del planeta, se comprometió como nunca para dejar un legado a las mujeres en el fútbol que extrapole sus récords y conquistas individuales. Sonó como una convocatoria inspiradora para que las jóvenes futbolistas cuiden la semilla que ella ayudó a plantar: “No vais a tener una Marta para siempre, una Cristiane, una Formiga... Y el fútbol femenino depende de vosotras para sobrevivir “, imploró a sus compañeras más jóvenes, a sus compatriotas, en sus primeras declaraciones nada más abandonar el césped este domingo. “Lloré al principio para sonreír al final”, añadió. No era la primera vez que en este campeonato la crack brasileña llamaba la atención del mundo hacia una causa que abrazó como suya. Para celebrar el gol de penalti contra Australia, en el segundo partido de la selección, Marta apuntó a las botas personalizadas con un símbolo por la igualdad de género en el deporte. “No me gusta hablar, me gusta mostrar”, dijo el 10 de Brasil tras aquel gesto ante las australianas.

Pero días después sí habló con la vista puesta en la futura ausencia de las tres grandes estrellas de la Canarinha. Formiga ha jugado su séptimo Mundial a los 41 años y Cristiane tiene 34.

Marta jamás se había presentado como feminista ni adherido de forma tan contundente a las reivindicaciones del movimiento. Pero no era difícil en vista de que su propia trayectoria refleja las desigualdades que afrontadas por la mujer, incluso en el deporte. Fue criada sólo por su madre, tras el abandono de su padre, y la familia casi todos intentaron impedir que jugara. Su primer salario en Europa rondó los 700 euros y hoy, incluso consagrada, todavía está muy lejos de recibir las millonarias cifras embolsadas por los grandes cracks del masculino.

Llegó al Mundial de Francia, el más visto de la historia, sin ningún contrato fijo de patrocinio, después de rechazar propuestas que le ofrecían menos de la mitad de lo que ya ganó en otras temporadas.

Brasil ha perdido nivel en el futbol femenino. Antes del Mundial, la selección perdió nueve partidos consecutivos. Por ello, la actuación en la Copa de Francia fue positiva, con mucho esfuerzo y dedicación de las jugadoras. Pero el equipo se mostró frágil y tácticamente desorganizado, con las mejores sin la forma física ideal. El trabajo del entrenador Oswaldo Fumeiro Álvarez Vadão y la preparación para este Mundial son muy cuestionables. Pero por primera vez los partidos han sido televisados por Globo, con audiencias mayores que las habituales en esas franjas.

El cambio de postura de Marta, que antes se concentraba más en el desempeño deportivo en detrimento de los discursos, coincide con el nombramiento de la atacante como embajadora de la ONU Mujeres, el año pasado. Otra de las inspiraciones de Marta, que juega en el Orlando Pride de Estados Unidos, donde está desde 2017, es el movimiento de jugadoras de la selección norteamericana, que demandó a su federación por discriminación de género institucionalizada. A pesar de generar mayores ingresos de taquilla que la selección masculina, ellas alegan disparidad de remuneración y premios en relación a los hombres, que reciben cerca de cinco veces más para defender al país. Marta aprovechó la ola de protestas para reclamar igualdad a sus patrocinadores.

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