La serie Madrid-Barça: intrigas, posibles divorcios y un giro maestro en la trama
La serie final del playoff ACB se ha catalogado como muy buena en casi todos los foros. Ha tenido finales apretados e intensidad en ataque y defensa
La serie final del playoff ACB se ha catalogado como muy buena en casi todos los foros. Ha tenido finales apretados e intensidad en ataque y defensa; jugadores ofreciendo momentos de gran impacto. El Real Madrid, tan convincente y justo campeón, es desde hace varias temporadas "el equipo de Laso". Y dado el estilo de liderazgo de Pablo, asociado al concepto acuñado en Estados Unidos de ‘entrenador de jugadores’ (player’s coach), la leyenda podría continuar durante varias temporadas más. Enfrente, existe ya un creciente Barça de Pesic, que llegó con su traje de bombero y la manguera antiincendios a toda presión, y ha dotado al equipo de una capacidad competitiva que le ha devuelto respeto a todos los niveles.
Siguiendo un orden cronológico en los apuntes que fuimos tomando, nos llamó la atención la falta de competitividad del Barcelona durante el primer partido. Siendo claramente el aspirante (llevaba el Barça dos años sin aparecer por una final ACB), desaprovechar un asalto entero sin conectar un solo golpe, es apelar desesperadamente al guionista de Rocky para que se ponga de tu parte. Pero resultó que está vez el libretista le tenía ganas al Barça. En una rivalidad así, con tanto material sensible acumulado a lo largo del tiempo, uno ya no sabe cuándo cantará la gorda. En 35 años de Liga ACB, esta serie final se ha repetido en 15 ocasiones. Y la primera entrega impactó mucho a la audiencia, con aquel intercambio de golpes (literal) entre Mike Davis e Iturriaga, que sacó al baloncesto para siempre del horario infantil que pretendía dejarnos el fútbol.
Esta vez, sin embargo, el tono era más de suspense. El último minuto del segundo partido quedará para algunos como el de la remontada imposible del Madrid. Cómo el del colapso del Barça, para otros. O como el del triple de Carroll, sin duda. En nuestros apuntes ha quedado como otro buen día de Rudy en la oficina. La carrera de Rudy como jugador ha tenido siempre una constante, su olfato en la cancha, que no ha dependido del papel que le asignaban en el equipo. La gran figura del Joventut pasó por la dureza del papel secundario en la NBA, regresó para ser la primera referencia del Madrid de Laso, y se ha quedado en el proyecto como un curtido servidor de la causa. A lo largo de todo el trayecto, un aviso de los análisis rivales lo ha definido mejor que cualquier otro; "por favor, no dejéis suelto a Rudy, o lo pagaremos". Rudy ha firmado partidos propios, cómo no, pero también se ha apropiado de algunos ajenos que, los demás, simplemente, olvidaron proteger. A la escena de ‘Rodolfo el ladrón’ quedándose con el rebote de ataque que dio la opción al triple de Carroll, sólo le faltó la pegadiza musiquilla del mítico serial, papapapapam papam, ‘Alfred Hitchcok presenta’, y la genial introducción del director anticipándonos la sorpresa de la velada.
El último apunte relevante tuvo que ver con la bronca de Pesic a Heurtel en el cuarto partido, sobre la cual leemos nuevas entregas que hablan de un divorcio inminente. En el momento en que sucedió, y ya que estábamos en modo ficción, nos dio por descifrar la mente del base francés, con las pulsaciones altas, la frustración de un mal partido y el orgullo implícito a todo deportista de altísimo rendimiento; “han sido 15 broncas injustas, a 3 puntos por bronca como mínimo, le van a caer 45 en el primer partido que me lo encuentre enfrente”.
Y llegados a los títulos de crédito en la serie decana de nuestro baloncesto, el último espacio siempre se reserva al personaje revelación; “Laso no nos ata. Nos da felicidad”, confesó Campazzo a este periódico. Un jugador de menos de 1,80 desatado y feliz, el giro maestro de la entrega de 2019, y uno de los más inesperados en la historia de la trama.
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