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Chini Pizarro: “En la Real encontré una familia: me siento donostiarra”

La centrocampista, primer fichaje no vasco del club, empezó a jugar con botellas en el colegio y soñaba con disputar partidos en estadios llenos como hacían Casillas y Raúl

Eleonora Giovio
Chini Pizarro, la semana pasada en Zubieta, ciudad deportiva de la Real Sociedad.
Chini Pizarro, la semana pasada en Zubieta, ciudad deportiva de la Real Sociedad. JAVIER HERNÁNDEZ

Cristina Chini Pizarro (Madrid, 29 años) centrocampista de la Real Sociedad, aparece por la ciudad deportiva una hora antes de que empiece el entrenamiento para atender EL PAÍS. Sale sonriente y con el mono de trabajo del vestuario. Los campos de Zubieta (a unos 15 minutos en coche de Donosti) están iluminados por el solazo de finales de abril. Todo es verde y paz, sólo se escuchan los pajaritos. Este sábado juega contra el Atlético (20.30, Telecinco y ETB1) la final de la Copa de la Reina.

Pregunta. ¿Por qué la llaman Chini?

Respuesta. Por mis ojos. Cuando empecé a jugar había dos Cristinas en el equipo y como yo tengo los ojos muy achinados, pues Chini. Y así se ha quedado.

P. ¿Qué es la Real para usted y qué encontró?

R. Yo empecé en el Atlético, seguí en el Rayo, fui un año al San Gabriel y llegué a la Real. Aquí encontré tanto mi casa como lo de fuera en un mismo sitio. En el Atlético crecí y me formé como jugadora, en el Rayo me asenté y maduré, en el San Gabriel viví la experiencia de estar fuera de casa y de aprender sin los míos. Aquí junté todo: maduré, seguí creciendo, estuve lejos de los míos y a la vez encontré a mucha gente que es como mi familia. Llevo cinco años aquí y estoy encantada, la ciudad es súper acogedora, la gente es simpática, sin conocerme apenas me han ayudado en todo momento. Ahora mismo me siento donostiarra. De hecho, en mi DNI pone que vivo en Donosti y soy de Donosti. Si por mí fuese, me quedaba aquí hasta retirarme.

P. ¿Ha aprendido euskera?

R. Del todo, del todo no… he dado pasos. Fui a una academia, tengo libros para intentar seguir avanzando por mi cuenta. El oído hace mucho, ayuda estar con compañeras que hablan euskera.

P. ¿El hecho de ser la primera futbolista no vasca de la Real es una presión añadida?

R. La responsabilidad te puede pesar el primer año que llegas porque es la novedad. Pero hoy ya no. No me siento de fuera, me siento como si fuera de casa. Estoy muy agradecida a lo que han hecho aquí por mí, me rompí el cruzado a los tres meses de llegar… me montaron una fiesta sorpresa a los pocos días. Como no podía conducir me llamaban para llevarme a todos sitios...

P. Empezó jugando con las botellas en el patio del colegio...

R. Sí, es que como sólo había un campo de fútbol y muchas clases, pues nos tocaba un día a la semana. Sólo había una pelota y le tocaba al que tenía el campo, el resto de clases no podían llevar balones para que no nos coláramos. Así que cuando no nos tocaba el campo, hacíamos lo que podíamos: botellas, tetrabrik de los zumos y si era papel albal, pues papel albal. ¡Lo que queríamos era jugar! Lo hicimos incluso con los tapones de las botellas. Lo que tuviésemos a mano con tal de jugar.

P. Ganó dos Ligas con el Rayo, equipo que ahora tiene uno de los presupuestos más bajos. ¿Qué recuerda de sus años allí?

R. En Vallecas viví lo que cualquier jugadora quiere vivir: poner títulos en tu carrera profesional y poder competir en Champions. Sigo al Rayo cada fin de semana todavía hoy, valoro mucho lo que hacen, es uno de los presupuestos más bajos, pero cuando las ves en el campo eso no se nota. Son una familia, se identifican con el pueblo humilde y trabajador de Vallecas. Pueden estar donde estén, pero el campo siempre se llena y su afición nunca se rinde. El apoyo es incondicional, recuerdo que las dos Ligas que ganamos fueron en Barcelona contra el Espanyol, vinieron en autobús. También nos seguían en Europa, nunca fallan. Vallecas y el Rayo eran conocidos por el equipo femenino: cuando se ganaron las dos Ligas, el masculino estaba en Segunda. El que daba nombre a la sección del Rayo Vallecano en el fútbol era el femenino. Ganaba Ligas, viajaba por Europa…

P. ¿Cuánto de largo se le ha hecho el camino para llegar hasta aquí?

R. Siempre me he sentido una afortunada de estar donde he estado y ahora a las que son más jóvenes les digo que ellas sí lo son de verdad. Yo he vivido lo que me ha gustado y lo que he querido, gracias también a mi familia que siempre me ha ayudado. Si no tenía coche, me llevaban a entrenar, me apoyaban en todos los partidos… En estos 15 años que llevo jugando han cambiado mucho las cosas. Ojalá que todavía vaya a mejor.

P. ¿Con qué soñaba de niña?

R. Con jugar en estadios… veía en la tele a Raúl y Casillas levantando copas, con los estadios llenos y quería lo mismo. Lo he vivido, he ganado dos Ligas, he jugado Champions, tengo la espinita de la Copa de la Reina y espero que llegue el 11 de mayo.

P. ¿Qué supone esa final?

R. Sería la hostia, nunca la Real ha disputado una final. Sería poner el broche de oro a una temporada muy buena después de como la empezamos. Sabemos que somos un equipo muy joven, que va madurando poco a poco. Tenemos buenas jugadoras, a veces las cosas no se dan, pero la constancia de este grupo que ha ido trabajando, trabajando y trabajando a pesar de que no salieran los resultados ha tenido su premio con esta final. Ahora lo que tenemos que hacer es disfrutar. Sin disfrutar no vamos a ser lo que es la Real Sociedad.

P. ¿Cuándo se alcanza la madurez futbolística?

R. Tienes que vivir bastantes situaciones. Yo creo que aquí en la Real también maduré porque me lesioné por primera vez de gravedad. No quiero decir que te tengas que lesionar para vivir todo, pero a mí estando fuera de casa, tener una lesión así me hizo madurar mucho y dar valor a otras cosas a las que antes no se lo daba. Ahora me tomo mucho más en serio el ir al gimnasio, la alimentación, el cuidarte más en el día a día, el descansar bien. Cuanto más te cuides, mejor vas a llegar a las edades treintañeras. Es importante también metérselo en la cabeza las jóvenes porque parece que no les dan importancia a eso. Lo viví con la lesión, la cabeza es fundamental, es la primera que tiene que decirte: sí puedes, sí puedes. Y así cada día: una lesión de cruzado son muchos, muchos días, muchos meses y si tu cabeza te dice que no, estás jodida.

P. ¿Cuál es la responsabilidad más grande para una centrocampista?

R. Es el timón del equipo, tanto en ataque como en defensa, tanto como si tiene que ir a presionar, como si tiene que sacar balón jugado o hacer una falta para que no te pillen a la contra. Es la futbolista fundamental para que el equipo tenga un orden y un criterio y al final sepa a que juega el equipo.

P. ¿A qué juega la Real?

R. Somos un equipo muy vertical. Tenemos jugadoras arriba muy rápidas y potentes y sacamos lo máximo de ello.

P. ¿Qué le da más satisfacción en un partido?

R. Ganar y además disfrutar. Ganar sabiendo que le estás dando un baño al rival… es que seguiría jugando todo el día.

P. ¿Qué no se perdona?

R. Ser más egoísta a veces. Pienso siempre en el equipo y a veces creo que tendría que pensar más en mí y tirar más de mí porque sé que puedo.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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