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Sergio Higuita, el ciclista de las zapatillas rotas

El humilde colombiano, que ha revolucionado el Euskadi, persigue la senda de sus ilustres compatriotas

Carlos Arribas
Sergio Higuita, en la contrarreloj de la Vuelta a Andalucía, en febrero.
Sergio Higuita, en la contrarreloj de la Vuelta a Andalucía, en febrero. David Ramos (Getty Images)

Colombia conquista el mundo a lomos de una bicicleta con un pelotón interminable y denso de pedalistas que descendió sobre los Alpes marítimos y las inmensas llanuras francesas la pasada semana, y en la París-Niza proclamó su imperio. Sus figuras, financiadas en el Viejo Continente por millonarios caprichosos y grandes empresas emblemáticas, ya no son los humildes corredores de antes, que doblaban el espinazo, sino orgullosos campeones capaces de convertir el viento en su amigo y los abanicos en su arma, y siempre tendrán a su lado a las montañas aliadas.

Llegan fuertes y duros de Boyacá, siguiendo la senda de Nairo Quintana, pionero y líder, y de Antioquia y de Cundinamarca. Son campesinos, escaladores, hijos del campo. Son Egan Bernal, Dani Martínez, Superman López, Iván Sosa… Son esprínters, Gaviria, Hodeg, Molano… No tienen aún 25 años y son líderes, como lo empieza a ser Sergio Higuita, que llega también de Colombia y se prepara en el Euskadi para dar el gran salto. La revolución del ciclismo mundial nace del pueblo.

A Higuita los amigos de Medellín le llaman siempre René, como al Escorpión, el famoso portero de los rizos y las locuras. “Me apellido igual, sí, pero no tengo ningún parentesco”, dice el ciclista. “Aunque, además, somos del mismo barrio, de Castilla, en la Comuna Noroccidental, en la ladera…”

Desde allí, desde una de las zonas urbanas más duras de Colombia, Higuita, de 21 años, voló a Bilbao para enrolarse en el Fundación Euskadi, para vestir su famoso maillot naranja. En pocos días, en apenas tres carreras, se convirtió en el líder del equipo y en la admiración de la afición, que se emocionó como no lo hacía desde hace mucho tiempo contemplando su sprint en la etapa reina de la Vuelta a Andalucía, cuando doblegó en Granada a tipos como Adam Yates y otros de los mejores del pelotón mundial Y también es un ejemplo para Mikel Landa, el patrón de la Fundación, que antes de caerse y romperse la clavícula medía su estado de forma comparándolo al del exuberante Higuita, quien cuenta su historia con sentimiento y generosidad.

“Llegó con lo puesto, con unas zapatillas viejas y rotas, sin nada más”, dice Jesús Ezkurdia, uno de los dirigentes del Euskadi, un equipo de jóvenes que quiere sentar las bases para la recuperación de la cantera vasca. “Pero cuando nos contó las razones, nos dio un motivo para reflexionar y para dar un sentido nuevo a nuestro trabajo. Lanzó un mensaje a los que todo tienen y no han tenido que pelear por ello”.

Higuita llegó con nada a Euskadi porque todo lo había dado. “Cuando entré de niño en la escuela de ciclismo del Club Nueva Generación que llevan Fernando Saldarriaga y Amparo, yo no tenía nada. Una bicicleta comprada en una chatarrería y toda rota y poco más. En mi casa no tenía nada”, cuenta René Higuita. “Y allí todos los padres de otros niños me ayudaron, y con la ayuda de todos y la dedicación de Fernando y Amparo, salí ciclista”. Salió ciclista, y bueno, como demostró desde los 18 años, creciendo en calidad, sabiduría y bondad en el equipo profesional de Luis Fernando Saldarriaga, el Manzana Postobón, el mismo técnico que sacó a figuras como Nairo, Chaves o Jarlinson Pantano. “Y así como todos me ayudaron, en cuanto pude yo empecé a ayudar a los que nada tenían”, continúa René. Y, como contaban Fernando y Amparo en Medellín, no miente, y como prueba un chavalín que monta en bicicleta con el culotte y el maillot que le dejó Higuita. Y el niño es tan fino que todo le viene grande, y eso que Higuita no es un gigante de talla.

Higuita llegó al Euskadi de carambola. Le había fichado el Education First, uno de los mejores equipos del mundo, que pensó que no era malo poner a prueba a Higuita en Europa en un equipo pequeño. Sus jefes están con la boca abierta y deseando que Higuita se incorpore cuanto antes al equipo. “Ya hemos hablado”, dice el ciclista por teléfono desde Valencia, donde se prepara. “Creo que debutaré con ellos en mayo, en el Tour de California. Pero antes pasaré con Medellín para teñir de naranja el Club Nueva Generación. Me han dado tal cantidad de ropa del Euskadi, y es tan buena, de la marca Etxe Ondo, la mejor, que voy a llevar ropa para todos los chicos de la escuela”.

Y en cada maillot naranja, un mensaje de Sergio René Higuita para los pelaos, acompañado siempre de su sonrisa tan conmovedora: “Si yo logré salir de la calle y alcanzar mis sueños, ¿por qué no vais a poder vosotros?”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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