Djokovic jugador, Nole presidente
El número uno progresa con paso firme en Melbourne mientras ejerce como representante de los tenistas, salpicado ahora por la polémica: algunos compañeros le acusan de instigar un cambio en la ATP
Protestaba ayer Novak Djokovic de forma airada, como en los viejos tiempos, porque en algunos momentos le molestaban los focos de la pista central y no terminaba de entender la necesidad de haberlos encendido. “No sé por qué lo han decidido, porque había luz natural. Se generan muchos brillos y molestan mientras juegas. La organización me ha dicho que lo ha solicitado la televisión, así que poco se puede hacer…”, exponía con resignación el serbio, firme en el torneo de Melourne, ya clasificado para los octavos (6-3, 6-4, 4-6 y 6-0 a Denis Shapovalov) y habiéndose garantizado marcharse de Melbourne con el número uno bajo el brazo, pase lo que pase.
Estos días australianos, Djokovic avanza con paso firme en la pista. Él, con los seis títulos que alberga en su vitrina y su extraordinario rendimiento sobre cemento, es el máximo favorito. Hasta ahora no ha hecho concesiones. Djokovic es el gran Djokovic con la raqueta, y sin ella es el Nole representativo, el líder, el presidente, porque en Melbourne juega dos torneos: uno por el título y otro por defender los intereses de los tenistas, al frente del Consejo de Jugadores en un momento de marejada interna en el vestuario. Hay división, hay cisma y también reproches públicos.
En agosto de 2016, el de Belgrado fue elegido por sus colegas para liderar el Players Council de la ATP, del que ya formó parte de 2008 a 2010. Desde entonces encabeza al resto de profesionales, que ven en él (31 años) a un cabecilla activo y comprometido, especialmente involucrado en conseguir que los tenistas con menos recursos –los que figuran del top-100 hacia abajo– obtengan más ingresos y puedan vivir exclusivamente de su deporte. “Voy a darlo todo para contribuir a la evolución del tenis. Todos compartimos la misión de hacer a este deporte mejor”, proclamó el día de su investidura.
Muy apreciado en la caseta, Nole trata ahora de apagar un fuego que se generó en durante los primeros días del torneo y que está directamente relacionado con Chris Kermode, presidente de la ATP. A finales de año finaliza su mandato y los tenistas se reunieron antes del torneo para votar sobre su continuidad, o bien apostar por un cambio. En este contexto, al serbio y algunos adeptos (Isner, Pospisil o Querrey, entre otros) se les reprochan algunas maniobras con el objetivo de apartar a Kermode de la silla presidencial. De hecho, salió a la luz un escrito redactado por Pospisil que invitaba a “romper el sistema”.
El ‘disparo’ de Rafa Nadal
Este grupo considera que el presidente actual de la ATP es demasiado inmovilista, mientras que otros jugadores le defienden. Entre ellos, Rafael Nadal. “Yo ya no estoy en el Consejo y a mí nadie ha venido a preguntarme mi opinión”, disparó hace unos días el balear, que renunció a la vicepresidencia en 2012. “Entiendo que si va a haber una decisión tan importante, alguien del Consejo debería venir a preguntarme mi opinión. No soy yo quien debe ir a ellos. Dicho esto, no creo que sea bueno tener cambios todo el tiempo porque es difícil desarrollar un buen proyecto. No hay nadie que conozca mejor el estado del tenis masculino que Chris”, abundó.
“Ningún jugador ha sido consultado”, le secundó Stan Wawrinka, uno de los acérrimos al mandamás actual. “Personalmente, me gusta Chris. Creo que vamos en la buena dirección”, agregó el australiano Nick Kyrgios. “Rafa ha estado un poco alejado del circuito a causa de las lesiones y tal vez nadie quería molestarle. Sería bueno que nos juntáramos y habláramos. Quiero reunirme con Novak y con Rafa…”, intercedió en mitad de la polémica Roger Federer, líder durante seis años del Consejo, de 2008 a 2014.
Mientras tanto, Djokovic volvió a ejercer de portavoz ante los periodistas. “No se ha tomado ninguna decisión, estamos a tiempo. Hablaremos con Rafa y con cualquiera que esté interesado, y él siempre ha estado involucrado en esto de una u otra forma”, introdujo el pasado martes. “No se trata solo del presidente, sino del futuro de nuestro deporte. Me importa mi deporte y me preocupan los jugadores, y quiero utilizar mi estatus como presidente para tratar de conseguir cambios positivos”, prosiguió. E incidió ayer: “Se ha filtrado información del Consejo y eso me preocupa, porque no todo es verídico. Esto no es una historia de buenos y malos…”.
En Melbourne, dos Djokovics: el tenista, el presidente.
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