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LaLiga Santander jornada 8
Sevilla
Sevilla
Sarabia 39'Ben Yedder 61'
2 1
Finalizado
Celta
Celta
Sofiane Boufal 84'

El Sevilla se lo cree y es líder

Los de Machín enlazan su cuarta victoria consecutiva ante un Celta que se condenó con la expulsión de Araújo

Rafael Pineda
Los jugadores del Sevilla celebran su segundo gol.
Los jugadores del Sevilla celebran su segundo gol.JULIO MUÑOZ (EFE)

El Sevilla se ha convertido en una máquina de ganar partidos. Es un equipo con una pegada imponente y no necesitó de su mejor versión, como la que mostró cuando arrolló al Madrid, para derrotar de forma solvente a un Celta ordenado, pero bastante ingenuo. El resultado no es otro que alcanzar la cima de LaLiga después de enlazar su cuarta victoria consecutiva. Una lluvia de goles acompaña como música celestial a este equipo, que ha encontrado la fórmula con Banega de mediocentro, Navas, incansable por la banda, Vázquez en plan torero y dos delanteros, Ben Yedder y André Silva, en un espléndido momento de forma. Ante el Celta, el Sevilla solo se vio superado en el tramo final del choque, cuando en superioridad numérica Boufal hizo un magnífico gol en una destacable acción individual. Pero el choque había quedado prácticamente cerrado con el tanto de Sarabia en la primera mitad y la ingenua expulsión de Araújo a los 59 minutos.

El Celta, que apenas hizo faltas y disputó cada balón con mucha deportividad, se vio con una menos en dos acciones absolutamente evitables de su defensa. Primero se metió en una pelea sin venir a cuento. Un minuto después, le entró a destiempo y enfadado a André Silva después de que el portugués le robara el balón en falta. Así fraguó su triunfo este buen Sevilla, que desperdició la ocasión de cerrar el choque de forma definitiva antes de que Boufal metiera miedo. Con anterioridad, Ben Yedder hizo el segundo gol después de que el VAR revisara la jugada. El delantero se rehizo después de fallar dos ocasiones clamorosas. El Sevilla, por lo tanto, alcanza la cima de LaLiga en vísperas del parón de selecciones y de un apasionante Barcelona-Sevilla a su fin.

Pase de Navas

Pasan los años y la jugada se repite una y otra vez. Una constante en la década tan estupenda que vive el Sevilla. Cuando las cosas se tuercen o un rival da más guerra de la cuenta, siempre suele surgir Jesús Navas para solucionarle los problemas al conjunto andaluz. Realmente, el gran pase con rosca del ahora carrilero, encajado a la perfección en el sistema de Machín, encontró un socio perfecto en el remate de cabeza de Sarabia. Un futbolista que sirve para todo y que conserva el alma de delantero, posición en la que jugó en sus inicios en la cantera del Madrid. La jugada, que nació de una carrera de Vázquez que superó las líneas del Celta, fue, en definitiva, la única acción en la que el Sevilla superó el buen planteamiento visitante en una primera mitad igualada y sosa.

El Celta, con una defensa de tres centrales, se desplegó con mucho orden en el Sánchez Pizjuán. Y el Sevilla, que jugó su 17º partido del curso, notó algunos síntomas de falta de frescura. Algo lógico cuando hay que atacar un sistema defensivo tan pujante como el del Celta. Quizás a costa de perder algo de llegada en ataque, los de Mohamed mantuvieron el control del partido e incluso tuvieron una gran ocasión a los 13 minutos, cuando Vaclik salvó un disparo desde dentro del área de Sisto. El portero es otro de los valores seguros del Sevilla, que, sin hacer nada del otro mundo, había logrado un gol que suponía toda una fortuna.

Vaclik volvió a ser importante en un disparo de Aspas. El Sevilla ganaba, pero mostraba algunos síntomas de cansancio. Entonces Araújo cometió dos errores imperdonables en un profesional. Vio la tarjeta roja y le abrió el camino del triunfo a un Sevilla que solo sufrió al final. El Celta jamás se rindió, pero le falta un punto de grandeza para aspirar a los puestos más altos de la clasificación. Es solidario y tiene gol. Le falta astucia para darle a cada encuentro lo que se merece. Es ese punto que marca la diferencia entre los equipos que suelen estar arriba y los que se quedan en el camino. Sin hacer nada del otro mundo, con una gran pegada y mucho oficio, el Sevilla se instaló en lo más alto. Hay permiso para soñar con una gran temporada.

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